jueves, 27 de octubre de 2011

La capacidad empática como clave del éxito

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1319633687131-feminine_leadership3.jpgPor Dr. Néstor Braidot

Estrategia Magazine

Durante los últimos años, y ante el avance extraordinario de las neurociencias, se multiplicaron las investigaciones para estudiar el cerebro femenino, esto es, para indagar cuál es la plataforma neurológica sobre la que se asientan la inteligencia y el estilo particular de desempeño de la mujer. En función de los resultados obtenidos, hay grandes expectativas sobre la generación de técnicas que le permitan desarrollar y aprovechar todo su potencial.

Haciendo historia

Mucho antes de que el Congreso de los Estados Unidos declarara a la década de los noventa como la “década del cerebro”, la mujer había comenzado a exhibir y demostrar sus capacidades diferenciales, convirtiéndose en una protagonista destacada, tanto por sus emprendimientos -que en numerosos casos la convirtieron en una empresaria exitosa-, como por su indiscutible capacidad de liderazgo en el mundo de los negocios y en diversos ámbitos sociales y políticos.

Actualmente, las neurociencias están demostrando que el cerebro femenino está especialmente dotado para el desarrollo de habilidades para el liderazgo, fundamentalmente a partir de los avances que se han ido generando en el estudio del potencial cerebral relacionado con la empatía.

¿Qué es la empatía?

La empatía es definida como la capacidad de identificar los sentimientos de otras personas. Existen dos tipos de empatía: la cognitiva y la emocional. La empatía cognitiva involucra la capacidad de conocer lo que otra persona está pensando o sintiendo (se estudia bajo el concepto de “teoría de la mente”). La empatía emocional se refiere a la capacidad de sentir o experimentar lo mismo o algo similar a lo que le está sucediendo a otra persona.

Recientemente, se realizaron investigaciones con el fin de encontrar los neurocircuitos subyacentes a la capacidad empática en hombres y mujeres (esta capacidad está relacionada anatómicamente con el lóbulo frontal medial y el hemisferio derecho del cerebro).

En líneas generales, los resultado2 revelan que el cerebro femenino presenta una mayor respuesta empática emocional en comparación con el masculino (se observó una mayor activación del hemisferio derecho en las mujeres, lo cual también sugiere que las bases neurales de la empatía son distintas según el género).

Otra investigación analizó la diferencia en la respuesta emocional y su correlato neuroanatómico en ambos géneros3. Los resultados sugieren que el cerebro femenino involucra las áreas que contienen el sistema de neuronas espejo para el procesamiento de la interacción cara a cara. Ello podría explicar el efecto de contagio emocional que se observa en las mujeres y, además, permite inferir que presentan una mejor habilidad empática y una mayor capacidad para comprender sus propios estados emocionales y los de los demás en comparación con los hombres.

En líneas generales, las investigaciones concluyen en que hombres y mujeres activan diferentes neurocircuitos para describir las propias emociones y actuar frente a las de los demás: los hombres utilizan los relacionados con la empatía cognitiva, mientras que las mujeres activan los neurocircuitos responsables de la empatía emocional.

Estos descubrimientos son sumamente importantes, ya que la empatía es una cualidad clave del liderazgo exitoso.

¿Qué son las neuronas espejo?

Las neuronas espejo son células especializadas que se activan tanto cuando un individuo observa una acción que otro está llevando a cabo como cuando es él mismo quien la ejecuta. Durante varias investigaciones realizadas con neuroimágenes se detectó que, cuando una persona observa a otra realizar una tarea específica, en su cerebro se encienden los mismos circuitos neurales que se activarían si decidiera concretar ella misma esa acción, aunque con una intensidad algo menor.

Allí residiría, por ejemplo, una de las capacidades con las que nos sorprende el liderazgo femenino, ya que estas células desempeñan un importante rol en el desarrollo de habilidades consideradas intuitivas, como así también en el establecimiento de relaciones interpersonales exitosas, tanto con los miembros de los equipos de trabajo como en los diferentes ámbitos en los que participa la mujer.

Las neuronas espejo nos permiten ponernos en el lugar del otro mediante un proceso que se denomina empatía (por ejemplo, se activan tanto al sonreír como al observar a otra persona sonreír) e intervienen en la forma de aprendizaje por imitación más rápida y eficaz que posee el cerebro.

Cerebros diferentes: hacia un nuevo paradigma en neuroliderazgo

Las diferencias neurofisiológicas entre el cerebro masculino y el femenino comenzaron a hacerse observables a partir del desarrollo de aparatos que permiten estudiar el funcionamiento cerebral, fundamentalmente, los que obtienen neuroimágenes.

Si bien no es posible afirmar que de estas diferencias depende la eficacia en el liderazgo, lo cierto es que hay determinadas características neurobiológicas que predisponen tanto al hombre como a la mujer para procesar la información de una forma determinada y ello influye tanto en su sensibilidad como en su estilo de conducción.

El cerebro femenino está predominantemente estructurado para la empatía. El cerebro masculino está predominantemente estructurado para entender y construir sistemas.

Simón Baron-CohenProfesor en la Universidad de Cambridge en las áreas de psicología y psiquiatría.

Por ejemplo, así como la mayoría coincide en que el cerebro de la mujer está mejor estructurado que el del hombre para la empatía, también hay coincidencia en que los varones son más eficientes en lo relacionado con las habilidades visuoespaciales y el pensamiento lineal y sistémico. Evidentemente, hay características neurobiológicas que les otorgan ventaja a uno u otro sexo para determinadas actividades, aunque, cabe destacar, también influyen los factores ambientales y culturales.

En el mundo occidental, por ejemplo, los varones se familiarizan con el conflicto desde pequeños, cuando comienzan a jugar con tanques, espadas y armas de juguete. Cada vez que un niño participa en estos juegos y utiliza su imaginación para “vencer al enemigo”, su cerebro asigna más neuronas al tema de la guerra o la pelea y va generando los neurocircuitos asociados.

Como todos sabemos, los juegos de las niñas son muy diferentes y puede decirse también que, debido al fenómeno de neuroplasticidad, las sociedades humanas van esculpiendo el cerebro de hombres y mujeres desde muy temprana edad, según el tipo de ideología y cosmovisión de cada segmento de adultos y formadores.

Sin embargo, y esto es muy interesante, las neurociencias revelan que hay preferencias que son innatas y no producto de la socialización, como se ha sostenido durante mucho tiempo.

Lo relevante para el tema que nos ocupa es, sin duda, la importancia de este tipo de conocimientos para las organizaciones, ya que las diferencias cerebrales entre géneros determinan diferentes estilos de liderazgo y, más aún, proporcionan una base muy interesante para desarrollar nuevas metodologías en materia de elección, motivación y ubicación de las personas en los puestos que mejor se adapten a sus deseos y a su potencial de desarrollo.

Por Dr. Néstor Braidot

Autor: Néstor Braidot, conferencista y consultor, Prof. de la Universidad de Salamanca, autor de Neuromarketing, Ed. Gestión 2000 (2009), Neuromanagement, Ed. Granica (2008), Neuroventas, Ed. Puerto Norte-Sur (2007), Neuromarketing, neuroeconomía y negocios, Ed. Puerto Norte-Sur (2006).

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