Miguel Ayuso
AA
Mabel Katz era una exitosa empresaria, oriunda de Argentina, y residente en Los Ángeles, donde trabajaba como asesora, contable y representante gubernamental en asuntos fiscales. Pero, pese a disfrutar del éxito en los negocios, un día se dio cuenta de que su vida no era como la había imaginado. Tenía un buen coche, una casa grande y una abultada cuenta corriente, pero no era feliz. Asistió a muchos seminarios sobre felicidad y bienestar, cursos muy habituales en EE.UU., pero no fue hasta que conoció al maestro hawaiano Ihaleakalá Hew Len, cuando realmente encontró lo que estaba buscando, el Ho’oponopono, “una técnica humana muy antigua de resolución de problemas”, tal como la define la propia Katz, unas enseñanzas que actualmente trata de impartir por todo el mundo.
‘Ho’oponopono’ significa ‘cómo corregir un error’
Esta semana Katz ha estado en Madrid impartiendo uno de sus seminarios y ha atendido a El Confidencial para explicar en qué consiste el Ho’oponopono, que asegura se trata del camino más sencillo para alcanzar la felicidad: “Básicamente, nos dice que cualquier problema que tengamos está dentro de nosotros. Y lo podemos borrar. ‘Ho’oponopono’ significa ‘cómo corregir un error’. Todo en nuestra vida son memorias, programas que nos bajamos y se van repitiendo y sobre los que basamos nuestra vida. Nosotros usamos muchas herramientas para borrar todo esto. Es como si la vida fuera un monitor de ordenador. Lo puedes tocar y sentir, pero son los programas los que aparecen en el monitor. Hay dos opciones para acabar con los problemas, quejarse ante el monitor, que no sirve de nada, o apretar la tecla y borrar los problemas. Pero somos nosotros los que tenemos que apretarla”.
El objetivo del Ho’oponopono, como el de la mayoría de filosofías de vida, es hacer que las personas sean libres, vivan en paz y sean felices. Son los programas de los que habla metafóricamente Katz –nuestras memorias y recuerdos que nos hacen actuar de forma automática– los que nos impiden vivir el presente y resolver los problemas: “Si se paran los programas puedes liberarte, vivir el presente y preocuparte por cosas diferentes. Empiezas a ver los problemas como oportunidades”
“La verdad es una sola, pero hay muchos caminos”
Lo cierto es que las enseñanzas del Ho’ponopono se parecen mucho a la de otras teorías y filosofías del bienestar que, en resumidas cuentas, invitan a vivir el presente, solucionar los problemas por nosotros mismos y evitar echar la culpa a los demás. Katz reconoce que, en el fondo, todos los caminos hacia la felicidad se parecen, pero asegura que esto es algo positivo: “La verdad es una sola, pero hay muchos caminos.Estas enseñanzas están en la Biblia y en El Corán. Todos hablamos de lo mismo, aunque no nos demos cuenta”.
Hay algo en nuestro interior que es verdaderamente sabio, y no es el intelecto¿Se puede usar las enseñanzas del Ho’ponopono siguiendo un credo concreto o, inlcuso, siendo ateo? “Esto no va contra la religión”, asegura Katz. “Funciona para todas las religiones, para los que creen y para los que no creen. Yo no era creyente, pero me volví creyente al practicar el Ho’ponopono. Me di cuenta de que tenemos dentro algo que nos puede guiar, con lo que estamos conectados. Yo lo llamo Dios, pero hay quien lo llama distinto. Peromás que creer en Dios, lo que tenemos que hacer es creer en nosotros. Hay algo en nuestro interior que es verdaderamente sabio, y no es el intelecto”.
En cualquier caso, Katz insiste en que religión y espiritualidad son cosas muy distintas: “Esto es espiritual, no religioso. Yo veo una diferencia importante. Entiendo que la espiritualidad es lo que une a todos. La religión divide”.
Aprender Ho’ponopono para triunfar en los negocios
Una de las principales características de los seminarios que imparte Katz –sesiones de un día al precio de 185 euros–, es que enfoca sus enseñanzas a la práctica empresarial. En su opinión, la única forma de que un negocio triunfe es que aquel que lo dirija sea feliz y esté contento en su trabajo: “En lo espiritual está la respuesta a todos los problemas, no solo personales, también profesionales. A mí me ayudó mucho en los negocios. Era una persona muy escéptica, muy materialista. Y me siguen gustando las cosas materiales, pero ahora sé que no las necesito. Si no necesitas el dinero, aparece fácilmente”.
Aunque Katz insiste en que la espiritualidad es necesaria en los negocios, sabe que son conceptos difíciles de asimilar por el público occidental, algo que no ocurre en el resto del mundo: “Cuando fui a Japón me preguntaban porque no decía abiertamente que basaba mis negocios en conocimientos espirituales. En EE.UU. esto echaba atrás a mucha gente, nunca me habrían contratado si hubieran sabido que basaba mi estrategia empresarial en el Ho’ponopono. En Japón ocurría lo contrario, no te contrataban a menos que tu negocio tuviera una base espiritual”.
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