Santiago Satrústegui ha dedicado su vida profesional al asesoramiento financiero. Después de unos años en el banco Manufactures Hanover, la búsqueda de una plataforma independiente le llevó a AB Asesores en el año 1993, de donde fue socio y Director General de las Gestoras de Fondos de Inversión y de Pensiones. Dos años después de la adquisición por Mongan Stanley donde fue Managing Director, fundó junto a tres socios Abante. Hoy lo entrevistamos porque acaba de publicar un magnífico libro, “La Creatividad Económica”, junto a uno de los filósofos y pensadores más importantes de la historia contemporánea española, José Antonio Marina.
La Creatividad Económica es un libro fascinante, lleno de citas históricas, de meditaciones, de reflexiones que combinan la actualidad con la historia. Un libro que conecta la lógica económica y financiera con la filosófica y la ética. Para los no-economistas, es el libro adecuado para profundizar en conceptos cotidianos (sistema financiero, dinero, talento, creatividad, inversores….) pero tratados de una forma muy amena y profundizando en sus implicaciones sociales de todos estos conceptos. Para los economistas, también es un libro muy recomendable. Estamos demasiado focalizados en los modelos matemáticos, en las teorías que sustentan nuestros puntos de vista y en los datos. Pero no nos podemos olvidar de la historia ni de la filosofía.
:: Un economista escribiendo con un filósofo. Esto hace unos siglos era algo normal, me refiero a la conexión entre filosofía y economía, pero, este es un enfoque novedoso en nuestros días. ¿Se han divorciado la filosofía y las finanzas o la economía?
Es posible que la especialización nos haya llevado a una pérdida de perspectiva. En el libro defendemos la idea de pensar la economía como un campo, el “campo económico” donde todo está relacionado. Todo afecta a la economía y la economía afecta a todo. Cuando hablamos de una crisis de valores o de la globalización nos estamos refiriendo a esto.
:: ¿Cómo definís el concepto de “creatividad económica”?
Es la inteligencia aplicada a la resolución de los problemas económicos. La inteligencia es el gran recurso del hombre y la protagonista de todo el proceso de humanización. Uno de sus usos especiales es el económico, cuando se aplica a resolver el problema de la asignación de recursos.
Una de las tesis fundamentales del libro es que para arreglar la economía primero tendríamos que cambiar las ideas que tenemos sobre ella. La economía es una creación humana susceptible de mejorar.
:: Citas a Robert Shiller para defender el papel de tener más y mejor sistema financiero para hacer progresar nuestras economías, ¿Podrías profundizar un poco más en esta reflexión?
Las primeras reacciones a la crisis hace cinco años fueron en dirección a demonizar el sistema financiero con la idea de que había que sustituirlo o eliminarlo.
Ha sido muy difícil entender, y todavía lo es, que se haya podido llegar a causar un problema tan grande.
Las declaraciones de Alan Greenspan diciendo “no sé qué ha podido pasar” causan perplejidad y una gran inseguridad, pero sin un sistema financiero adecuado no se podrían sostener los niveles de prosperidad actuales en todo el mundo. La propuesta de Shiller, que ahora ya es Nobel, es no “menos” sistema financiero sino “mejor” sistema financiero y creemos que es sensata.
:: Esta crisis financiera y económica, ¿tiene raíces también morales y éticas?
Volvamos a la idea de campo. Por supuesto que sí pero no son las únicas. En la crisis han influido muchas cosas a distintos niveles. Decir que si todos hubiéramos sido éticos no habría habido estos problemas es como decir que la solución a un conflicto bélico es que los combatientes se quieran.
Como no vamos a ser siempre éticos ni vamos a votar siempre pensando en el bien común, los mercados y la democracia, que son las formas más efectivas de asegurar recursos y de elegir a los gobernantes, necesitan mecanismos de frenado y estos también han fallado y habrá que repararlos.
:: Me gusta mucho uno de los lemas que tenéis en Abante, “Eres tú, no tu dinero”. ¿Una sociedad de asesoramiento financiero que piensa más en las personas que en el dinero? Explíquenos, por favor.
Me alegro mucho de esta pregunta y tiene mucho que ver con la creatividad económica de cada persona que analizamos en el libro.
No hay soluciones generales sino particulares y si el objetivo a la hora de invertir es la satisfacción del inversor, debemos empezar por entender cuáles son sus necesidades. Lo que más debe interesar es el enfermo y no la técnica que usaremos para sanarle porque hay muchas.
La relación con el dinero va mucho más allá de invertirlo y el alto grado de insatisfacción que observamos en muchos inversores tiene mucho más que ver con no tener claros los objetivos que con la rentabilidad.
:: ¿Qué falla en España para tener un verdadero ecosistema de empresas dinámicas e innovadoras y de inversores que aporten el abono suficiente a ese ecosistema?
Hace poco me dijeron que “los españoles somos mucho más de hazaña que de empresa” y es posible que ese sea uno de nuestros problemas, la continuidad.
El sistema fiscal y la legislación laboral no incentivan que los proyectos exitosos se hagan grandes y, a pesar de ello, tenemos empresarios como Ortega que hacen cosas increíbles.
La sociedad española es implacable con la empresa que crece y triunfa. Habría que cambiar muchas cosas y es el momento, pero yo creo que habría que empezar por rehabilitar la figura del empresario.
:: ¿Por dónde pasará el futuro del capitalismo financiero?
El capitalismo ya se está reinventando y ésta es la gran cualidad de este sistema. Ahora habrá que encontrar la adecuada proporción entre mercado y estado.
Nuestra propuesta incorpora la ética de la que hablábamos antes. Jose Antonio ha dicho muchas veces que la ética es la gran creación de la inteligencia humana y yo estoy totalmente de acuerdo.
Al final del libro proponemos la participación de las empresas en la mejora del entorno en el que tienen que desarrollarse y creemos que en el largo plazo las más inteligentes habrán superado la idea de que su objetivo es “solo” ganar dinero.
:: ¿Tienen las SICAV una fiscalidad justa?
La fiscalidad de las SICAV es prácticamente igual que la de los fondos de inversión. La diferencia entre un producto y otro es que al ser sociedades pueden tener dueño mientras que en los fondos que no tienen personalidad jurídica, los partícipes son copropietarios de una cartera y no pueden influir en la gestión.
Creo que en España está muy mal entendido qué es una SICAV y cómo se puede utilizar como vehículo de inversión, probablemente por esa tendencia que comentaba antes de sospechar de todo a quién que le haya ido bien.
:: Sin crédito no hay PYMEs. Sin PYMEs no hay empleo. Sin empleo no hay crecimiento. Necesitamos ver crédito para ver crecimiento. Las tasas de morosidad de la PYME no van a caer de un día para otro, por mucho que queramos, pero ¿qué otras medidas podemos ver para reactivar el crédito? ¿Tiene esperanzas en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF)? ¿Qué hay del olvidado Mercado Alternativo Bursátil (MAB)?
Una de las asignaturas pendientes en todo el mundo tras la crisis es reorganizar los mercados de capitales para que las inversiones adecuadas tomen los riesgos adecuados. Los bancos ya han demostrado ser un mal gestor de riesgos, con el problema adicional de que si sale mal tenemos que rescatarlos. Hay dinero de inversores dispuestos a tomar esa posición y necesitamos crear los vehículos y los mercados adecuados. Para mí, más importante que pensar en el MAB o en el MARF es pensar primero en quiénes van a ser los inversores en esos mercados, desde que vehículos y con qué ventajas fiscales.
:: Una de las diferencias de las empresas españolas respecto a otras de su entorno es la alta dependencia de la financiación bancaria, frente a otras fórmulas como el capital, por ejemplo. ¿Cómo se podría incentivar de forma efectiva que el ahorro privado se canalice hacia las empresas, haciendo un bypass al sistema bancario?
Yo creo que el sistema financiero, en cuanto mejoren un poco más las expectativas, va a volver a prestar, siempre y cuando, encuentren los riesgos adecuados. Es muy difícil que los bancos pierdan ese negocio.
Otra cosa es que sería muy saludable para el sistema que hubiera otras formas de acceso a la financiación y sobre todo cuando los riesgos sean especiales y los riesgos complejos.
Necesitamos un mercado de capitales mucho más eficiente, pero eso exige sobre todo inversores a los que dar ventajas y protagonismo y no por una necesidad coyuntural sino por una convicción de que es necesario que los recursos se asignen adecuadamente y los riesgos los asuma quien los entienda y los pueda soportar.
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