sábado, 30 de noviembre de 2013

los alcances de la ciencia de la mente.

http://enbuscadeantares.com/2013/11/28/garchen-rinpoche-los-alcances-de-la-ciencia-de-la-mente/ 

h-e-garchen-rinpoche-for-the-benefit-of-all-beingsImagina por un momento que tu país es invadido por una fuerza extranjera. Durante la invasión, eres testigo de toda clase de atropellos y abusos contra tus connacionales; día a día observas como tu cultura y tradiciones son destruidas, eliminadas, aniquiladas; ves morir a cientos, a miles, de familiares, de amigos y de conocidos.
Entonces decides presentar batalla en defensa de tu gente y en defensa de tu nación. Pero, las fuerzas son completamente desiguales y al poco tiempo eres derrotado y tomado prisionero; solo tienes 22 años de edad pero estás por conocer el infierno.
Ya en la cárcel eres torturado física y mentalmente; continuamente escuchas como tus celadores juegan con tu vida como si se tratará de pedir lado en un volado; apenas y recibes agua; apenas y recibes alimento.
Eventualmente pierdes la fuerza; te arrastras para moverte y haces tus necesidades en donde se puedas. A diario piensas que tu muerte está cerca y hasta por momentos la deseas; no hay esperanza, no hay ilusión y no hay ganas de vivir.
20 años después de vivir esta pesadilla cotidianamente, eres liberado… ¿En qué clase de persona te convertirías si algo como esto te sucediera a ti?
El martes por la noche tuve la oportunidad de ver el documental que narra la vida de Su Eminencia Garchen Rinpoche; un monje tibetano que vivió las condiciones anteriormente descritas, y mientras él platicaba a la cámara esta dramática parte de su historia, yo no podía dejar de observar su rostro y sus expresiones faciales al hacerlo: vi enojo, vi miedo y vi un dolor inmenso.
Entonces y de la nada, recuerdé que cuando asistí a mi primer seminario de budismo tibetano, este se me presentó como una hipótesis a ser puesta a prueba, y vaya que las dificultades que vivió su Eminencia lo han hecho al máximo; humillación, maltratos, tortura, agravios y confinamiento por 7,300 días; 175,200 horas; 10,512,000 minutos; 630,720,000 segundos.
¿Lo imaginas?
¿En qué clase de persona me convertiría yo si algo como esto me sucediera?
No lo sé y espero nunca saberlo; no creo que mi mente sea capaz y tenga la templanza, la fuerza, la ecuanimidad y la sabiduría para soportar un infierno así.
Sigue el documental y ahora Garchen Rinpoche habla de su vida después de la cárcel; ¿su misión? Intentar restaurar algo de lo que el gobierno chino ha perseguido y destruido desde mediados del siglo XX, viajar por el mundo impartiendo enseñanzas y dedicar su existencia al beneficio de todos los seres.
En Suecia, Chile, Nepal, La India, Alemania, Israel, Estados Unidos, Canadá y Taiwan, entre muchos otros países, el rostro de Rinpoche al convivir con la gente me sorprende y evoca un solo pensamiento en mí: felicidad auténtica. Veo un rostro amable, gentil y simpático; por momentos imagino a un niño que se toma la vida a juego. Es cierto, las líneas de expresión que reflejan dolor, miedo e ira, acompañaran la cara de Su Eminencia por el resto de su vida, pero en su mente, en su actitud, parecen ya no existir.   
¿Cómo ha logrado dejarlo atrás? No lo sé; no me lo puedo explicar; soy demasiado ignorante para comprenderlo, pero Garchen Rinpoche habla de su experiencia en la cárcel como algo positivo; como una vivencia enriquecedora y llena de aprendizaje para su mente.  
El budismo tibetano es una hipótesis a ser puesta a prueba y aunque ciertamente hay que experimentarla en primera persona para comprobar sus resultados,para mí, la vida de su Eminencia es una prueba fidedigna de los alcances que esta milenaria ciencia de la mente puede alcanzar.

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