Un nuevo día. Estás en la puerta de tu casa. Has cogido el pomo para abrirla. Oyes el aire que hace en la calle. No quieres abrir la puerta.
Ya estás cansado. No quieres nadar más contracorriente. Aguantar los golpes que la vida te da últimamente. Ya no puedes más. Ya no quieres más.
Te viene a la mente cuando eras pequeño. No pensabas en los avatares que la vida te podría tener preparados para ti. Vivías en el día a día, en el presente, no pensabas en el futuro. Solo era divertirte y estar con tus amigos. Eso de un futuro era un tema para mayores. Te decían tus padres que te tocaría salir a enfrentarte con la vida algún día. Y ya llegó ese día, aunque te parecía tan lejano.
Y de momento para ti la vida ha sido como un combate de boxeo. Te está dejando noqueado ysin capacidad de reacción. Te has cansado de recibir golpes, no quieres reaccionar, que no quiere decir que no tengas esa capacidad para hacerlo.
Estás con el pomo en la mano y están contándote la cuenta atrás. Ya van por el 7 y sabes que si llegan a 10, habrás perdido toda oportunidad de cambio, de superarte, de conseguir ese sueño. ¿Por qué? Porque habrás perdido la partida.
Mientras dudas, están a punto de contarte 8. Te quedando 2 segundos. ¿Qué decides?
Lo quieres, sabes lo que vales. Desde pequeño te enseñaron que el verdadero fracaso era no intentarlo, que podrías conseguir todo lo que te propusieras, que no había limites, que solo estaban en tu mente. Habías conseguido retos insospechados, te habías superado a ti mismo en situaciones críticas.
Las cosas te iban bien.
Pero empezaron a llegarte los golpes. Pero no uno solo, si no uno tras otro. Nos habíamos hecho duros, porque otros golpes no habían podido con nosotros. ¿Y ahora?
Tenemos miedo por lo que nos esta pasando. Nos hemos bloqueado. Pensamos que no podremos levantarnos de la lona y seguir luchando. Tienes las piernas agarrotadas.
Hemos perdido flexibilidad ante los avatares de la vida.
Te habías exigido mucho, nunca habías caído y ahora estabas a punto de tirar la toalla, cosa que nunca habías hecho.
Quizá lo que habías deseado, te había alejado entre lo que querías y tu vida. No querías ser una persona pesimista que vive en esa filosofía para que la realidad no te defraudara. No eras una persona sin intereses. Pero esta vez no había salido como tú querías.
Había que aprender algo rápido, porque pronto cantarían 9 y la partida estaría a punto de acabar. Con esfuerzo y coraje te agarras a las cuerdas del ring. Hay que mantener el equilibrio, entre el fracaso y el éxito, porque si no sabes que te hundirás más. Ante cualquier situación hay que saber que te puede ocurrir cualquier cosa.
¿No lo he conseguido esta vez? Habrá que ser más flexible con uno mismo.
El plan de acción que tenía para tumbar al rival, me había limitado. Coges aire agarrado a las cuerdas en una esquina del cuadrilátero. Te fijas que tiene un punto débil de tu contrincante, que antes no te habías fijado.
La vida es algo real, y no un ensayo general como decía Oscar Wilde.
El estar tranquilo, te había hecho pensar mejor, con más claridad, descubrir ese punto por donde atacar a tu reto. Había que soltar aquello que no era útil para ti y enfocarte en lo que si.
Te has reinventado. Ya no van a contar 10. La partida todavía sigue.
Había otras alternativas para ganar el combate.
Gracias a ello, has descubierto nuevas y valiosas cualidades que no sabías que tenías. Has recuperado la estabilidad y el aliento, ves los ojos de la situación. Ya tienes fuerzas para volver a luchar contra ella.
Giras el pomo de la puerta.
Recuerdas los golpes que el aire te ha dado, pero esta vez no te van a tumbar. Vas a ser flexible y esquivar los golpes.
Ya no vas a temer ser conquistado porque sabes que perderías, como has estado a punto. Ahora el combate lo vas a ganar tú.
Sales a la calle. Notas el aire contra ti. Pero le haces frente.
¿Por qué? Porque sabes que el aire en contra te hace más fuerte.
¿Eres flexible ante la vida? ¿ O tienes unas normas rigidas por las que te guías? ¿Qué has aprendido teniendo una visión más flexible de la vida?
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