¡Hola! Bienvenido al blog. ¿Cómo estás? Lo pregunto en serio, y la respuesta es para ti. Tomate unos segundos de quietud externa e interna para chequear cómo estás (física, mental, emocionalmente) y para decidir si estás bien dispuesto para leer el blog.
Este es un blog sobre Técnica Alexander en su relación con el cambio de reacciones habituales (físicas, mentales, emocionales).
El propósito de este blog es que experimentes con diferentes ideas sobre cómo hacer las cosas de otra manera, o cómo no hacerlas directamente.
Quien escribe es Victoria Stanham, profesora de Técnica Alexander. Me dedico a investigar y experimentar con esto en mi vida diaria.
Mi objetivo para hoy es que te puedas llevar una experiencia nueva del manejo de tu atención. También quiero brindarte al menos un concepto de organización mental que sea directamente aplicable al cambio de hábitos y que te resuelva una pregunta actual que tengas sobre este tema.
Si te interesa, tomate un minuto para preparar tu pregunta. Que sea concisa y clara.
A medida que sigas leyendo, andá notando los efectos de lo que leés en tu grado de tensión física, mental o emocional. Tratá de notar si lo que leés te pone nervioso, te enoja, te tranquiliza, te confunde, lo que sea.
Notá también si tu atención se va, y leés en modo automático, sin procesar la información. Si te pasa esto, pará, respirá y traé tu atención devuelta al presente. Si tu atención insiste en volarse a otro tema, revaluá si vale la pena seguir leyendo o si tendrías que estar haciendo otra cosa.
La habilidad de monitorear nuestra atención y nuestra reacción corporal a los estímulos del ambiente, es la base del éxito en cualquier cambio de hábitos que queramos lograr.
Una reacción habitual sigue esta secuencia:
1. Percibo estímulo (consciente o inconscientemente)
2. Respondo con una acción automática que no requiere pensar.
A veces esto es bueno y útil. Por suerte no tenemos que razonar cada acción que tomamos. ¡Sería agotador!
Pero a veces, nos damos cuenta que nuestra forma de reaccionar nos está causando problemas, y la queremos cambiar. Esto no es fácil porque el hábito es fuerte y cómodo (aunque nos haga mal).
Para tener éxito, tenemos que aprender a parar antes de reaccionar, y darnos tiempo para decidir la respuesta que queremos dar.
El problema es que los estímulos a veces nos pasan desapercibidos, y nos damos cuenta que estamos reaccionando de la forma habitual cuando ya está todo el pescado vendido.
La solución a este problema es aprender a percibir las señales que nos indican que ya estamos preparando una respuesta.
Nuestras respuestas arrancan mucho antes de lo que nos damos cuenta. Nuestros cerebros anticipan constantemente, construyendo nuestras respuestas en base a experiencias pasadas.
La anticipación se da como un estado simultáneamente físico, mental y emocional. Dónde quizás sea más fácil de notarla es en el cuerpo (cambio en el ritmo cardíaco o respiratorio, tensión muscular, cosquilleo, etc.).
A medida que aprendemos a ser conscientes de nuestras reacciones anticipatorias, empezamos a tener la posibilidad de cambiarlas.
Y para ser conscientes de nuestras reacciones anticipatorias,necesitamos volvernos conscientes de nuestro cuerpo.
¿Qué tenemos que sentir del cuerpo?
Es aquí donde la ayuda de un guía se vuelve valiosísima. Si me acompañás, me encantaría mostrarte los caminos que yo ya recorrí.
En resumen, la nueva reacción que queremos establecer seguiría esta secuencia:
1. Percibo estímulo (consciente o inconscientemente)
2. Percibo reacción anticipatoria… y la suelto.
3. Recuerdo mi propósito.
4. Reevalúo mis opciones de respuesta.
5. Decido una respuesta.
6. Ejecuto mi elección manteniendo consciente mi propósito y monitoreando mi respuesta.
Llegaste al final del blog. Es tu momento de evaluar.
¿Se respondió tu pregunta?
Hasta la próxima.
Victoria
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