Las neurociencias estudian las emociones y la conducta de los seres humanos. Y el arte, por caminos disímiles, también problematiza estas mismas cuestiones. Se puede tender un puente que grafique esta relación a partir de una cita cualquiera extraída de alguna de las grandes obras de la literatura. En el tercer acto de “Antonio y Cleopatra” de Shakespeare, Enobarbo dice que “estar furioso es no tener miedo a fuerza de tenerlo”. Cuando las neurociencias hoy intentan arribar al conocimiento de los factores biológicos que predisponen a la conducta agresiva, descubren que la propensión a esta conducta cuando es impulsiva parece estar asociada con una falta de autocontrol sobre ciertas respuestas emocionales negativas y una incapacidad para comprender las consecuencias de este comportamiento. Pero lo que puede sorprendernos aún más es que hoy se sabe que los circuitos neurales implicados en la regulación de la agresión están relacionados con las áreas cerebrales involucradas en el control del miedo. ¿No era justamente esto lo que “intuía” Shakespeare en su obra?
http://facundomanes.com/2014/08/03/shakespeare-el-precursor-de-los-neurocientificos/#more-1905
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