- Su modelo educativo considera que las materias que los alumnos deben aprenderse en un curso están sobrecargadas
De la experiencia del nuevo modelo pedagógico que la Fundación Jesuïtes Educació está poniendo en marcha gradualmente en sus centros, se extraen varias conclusiones destacables: que el currículo escolar, las materias que los alumnos deben aprenderse en un curso, están sobrecargadas (sobra un 20% del currículo) y que los espacios físicos del aula condicionan más de lo que parece el rendimiento escolar.
Estas dos ideas se recogen en los cuatro nuevos tomos de la colección Transformando la educación que fueron presentados ayer por Xavier Aragay, director de Jesuïtes Educació, en la librería Laie, y que se suman a los cuatro libros publicados en 2015, en el marco del Horitzó 2020. De momento, el nuevo método se ha introducido en ocho escuelas en P3 y P4, y para un ciclo nuevo que va de 5.º de primaria a 2.º de ESO. El próximo año se iniciará en infantil de Sant Ignasi (Sarrià), en el centro de Joan XXIII, y se preparará a los profesores de formación profesional.
“Si ponemos en el centro del aprendizaje al alumno –explicó Aragay–, resulta esencial replantearse qué estudia el alumno y si es necesario un temario que tiene un afán memorialístico”, sostuvo. A su juicio, es mejor consolidar conocimientos básicos y facilitar la comprensión global y transversal de las materias. Así propone: reorientar áreas dándoles un carácter más competencial, evitar repeticiones, eliminar algunos contenidos que carecen de interés y pensar en lo que se enseña en las necesidades del futuro. Eso supone eliminar un 20% los contenidos de los currículos.
También los espacios físicos de las aulas determinan el aprendizaje. El director de Jesuïtes avaló el resultado de un estudio de la Universidad de Salford (Reino Unido) que indica que el diseño de un aula repercute hasta en el 25% del rendimiento escolar de los alumnos . “Esto significa que, con el espacio físico adecuado, cuatro cursos de secundaria podrían realizarse en tres”, indicó. Aulas grandes, con grandes ventanales y luz natural, decoradas con color, con paredes de cristal y muy polivalentes. Para Josep Menéndez, director adjunto, “las aulas actuales están diseñadas para que el profesor sea el protagonista: la tarima, la pizarra, la disposición de las mesas...”. Por el contrario, en Jesuïtes tiran tabiques para disponer de aulas de 60 estudiantes con tres profesores que organizan tarea y tiempos y que hacen y deshacen grupos de diferentes dimensiones.
“En las encuestas que pasamos a los estudiantes de toda la organización dicen que se aburren, asumen que deben ir al colegio, pero el proceso de aprendizaje les parece una militarización”, indica Aragay. “En los nuevos centros, nuestros alumnos son nuestros mejores aliados para el cambio. No vienen a ver lo que les echan. Vienen a trabajar”.
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