Las cosas en las que no eres bueno no interesan a la gente
Todos somos buenos en algo, regulares en otras cosas y malos en unas cuantas más. Por tanto, tendremos más posibilidades de triunfar si concentramos nuestras energías en aquello que sabemos hacer mejor. Esto parece obvio, pero luego la experiencia dice que mucha gente no actúa así.
Semanas atrás escribíamos el post El rasgo principal que diferencia a la gente de éxito, donde decíamos que todas las personas de éxito –ya sea como deportistas, escritores, conferenciantes, coaches…– coinciden en un punto, y es que son expertas en algo, saben hacer muy bien lo que hacen.
Richard Branson, uno de los personajes incluidos en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 9ª edición) afirmaba: «Las cosas en las que no eres bueno no interesan a la gente y tampoco deberían interesarte a ti. Sin importar lo que hayas conseguido en la vida, las cosas en las que eres malo siempre serán mucho más que las cosas en las que eres bueno. No dejes que tus límites bloqueen tu autoestima. Pon esos límites a un lado y da lo máximo por sacar lo mejor de aquello en lo que eres bueno».
La conclusión está clara: apaláncate en tus fortalezas y no dediques ni un minuto a tus debilidades, compénsalas. Toda persona es excelente en algo. Ahí es donde hay que centrarse al cien por cien. Acepta quién eres –con tus virtudes y carencias– y saca partido a tu singularidad. ¿Qué sentido tiene en invertir tiempo y energía en aquello que eres regular o malo? ¿No es mucho más difícil rentabilizar algo mediocre que algo que sea muy bueno? ¿No estará la gente más dispuesto a pagar por algo interesante que por algo sólo normal?
El tiempo es una variable finita –24 horas para todos– y cada minuto que dedicas a aquello en lo que no eres bueno se lo restas a aquello que sabes hacer mejor, con lo que no estás aprovechando todo tu potencial. Centrarse en las debilidades tiene un coste de oportunidad elevado. No dejes que tu orgullo sea más grande que tu humildad, acepta tus debilidades y dedícate a sacarle brillo a tus fortalezas.
Robin Sharma, también incluido en el libro, dice: «La mayor traición es la genialidad desperdiciada. Expresa la tuya. Demasiadas personas se pasan más tiempo concentradas en sus debilidades que desarrollando sus puntos fuertes. Al concentrarse en lo que no tienen, olvidan los talentos que sí tienen».
¿Te imaginas a Iker Casillas de delantero centro? ¿O a Cristiano Ronaldo parando balones? Talento es poner en acción tus fortalezas. Ahí es donde merece la pena echar el resto, porque si lo haces y pones en valor ese talento haciéndote visible, siempre habrá una demanda dispuesta a pagar por tus productos y servicios, y por tanto, ganarás dinero.
En eso consiste la marca personal, en ser un referente en algo, porque:
Cuando eres un referente en algo, menos vendes y más te compran
Recuerda las palabras de Bob Dunham, de Generative Leadership, recogidas en Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edición): «Si te conoces, sabes qué es lo que más te importa; si lo sabes, puedes sentir a qué estás dispuesto y a qué te quieres comprometer. Desde tus propios compromisos, puedes relacionarte con los demás y entonces, y solo entonces, tus acciones estarán en coherencia contigo mismo».
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