Cuenta una historia que el sabio Confucio animó a uno de sus discípulos a caminar por un bosque.
Mientras el maestro paseaba distraídamente, silbando y observando los árboles y los pájaros con los que se iba cruzándose por el camino, su acompañante parecía nervioso e inquieto.
No tenía ni idea a dónde se dirigían.
Harto de esperar, finalmente el discípulo rompió su silencio y le preguntó: ¿ A dónde vamos ?…. Y Confucio, con amable sonrisa en su rostro, le contestó: "ya estamos".
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Jaume Guinot
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