“Nunca encontrarás un arco iris si solo miras al suelo”. Charles Chaplin
A lo largo de este año he visto, muchas parejas romper, también organizaciones romper con sus miembros, es decir causando ya fuera por despidos, por la propia persona de no aguantar más la situación y querer romper de forma voluntaria la relación con la organización.
Esto es como la vida misma, es la responsabilidad entre dos o más personas, como si se tratara de amor, la responsabilidad que tienen dos personas entre ellas cuando tienen amor, al principio como bien se lo decía a un buen amigo/a, a todos ellos les decía lo mismo, como si fuéramos un consultor de amor, si una de las partes ya no se siente cómodo, o ya no tiene amor, va a la deriva, porqué al principio se entra con muchas ganas e ilusiones, luego, empiezan las responsabilidades, las tareas a compartir, a solventar problemas, mirar soluciones, adquirir responsabilidades conjuntamente etc..
Al igual que en el amor de pareja, también ha de haber el “amor” entre la organización y el miembro del equipo, es decir ha de ser recíproco, nosotros damos, nosotros recibimos, estar dando siempre sin recibir nada a cambio, al final lleva a una terminación.
El amor no se basa con la cultura del miedo, el miedo a perder, el miedo a romper, el miedo a no saber que va a pasar en un futuro. Los equipos que hemos vivido y hemos visto los tiempos difíciles, podemos tener la misma resistencia y persistencia para superar las dificultades todas juntas, ya se trate de una pareja o de una organización. El deseo de contribuir de todos con nuestras ideas. El deseo de ser reconocidos por ambas partes, mostrar la actitud y aptitud frente a las responsabilidades.
Cuando se nos pierden los plazos, cuando hay o tenemos una lucha entre los miembros del equipo, cuando hay tareas importantes que se nos están cayendo a través de las grietas creadas por nuestros errores, o cuando sabemos que no estamos trabajando de manera eficiente o eficaz como podríamos hacerlo en la realidad, ¿qué podemos hacer?
Una de las soluciones más comunes que escuchamos a este tipo de problemas podría ser esta: “tenemos que aclarar nuestros roles y nuestras responsabilidades” o escuchamos la siguiente y común frase ” esto no va conmigo, esto no va con nosotros, para esto no nos pagan, para esto no nos contrataron, que lo haga el otro” y un sin fin de frases, que sólo nos llevarían al “arte del escaqueo” o de “pasar el marrón a la otra persona”. Porqué las maneras y las formas en nuestro trabajo importan.
Desafortunadamente eso lo podemos solucionar, de forma temporal estos problemas, pero rara vez, o nunca, una solución nos será a largo plazo. La creencia implícita es que si nuestros roles y nuestras responsabilidades las tenemos claras, es decir, todo el mundo sabe lo que se supone que debemos hacer, las cosas o tareas cuando las hacemos, nos funcionan sin problemas.
Decimos que la creencia es un mito. Al igual que la similitud de los roles de la pareja dentro del ámbito del amor, lo mismo pero dentro de una organización donde dos personas o más han de interactuar para tener responsabilidades a la hora de trabajar en su y nuestro conjunto.
Los roles y las responsabilidades son una especie de límite que separa el papel de una persona con la otra. Son útiles cuando tratamos de delegar tareas y gestionar nuestro trabajo, pero son en sí mismas, insuficientes para apoyar y alentar el trabajo dentro de nuestro equipo.
Si todo lo que hacemos es definir los límites entre las personas (en otras palabras, nuestro papel o nuestro trabajo frente al de la otra parte), será sólo cuestión de tiempo antes que algo más caiga, por su propio peso, entre las grietas que nos encontramos dentro de los propios límites, que nos encontremos intentando redefinir roles y responsabilidades nuevamente en un tiempo futuro.
¿Además, en los organigramas realmente se parecen los equipos que queremos tener? Sin embargo, el organigrama (también conocido como jerarquía) es exactamente el contexto que estamos reforzando cuando nos centramos exclusivamente en la definición de roles y responsabilidades. Hablamos de ello en la muerte de las jerarquías dentro de las organizaciones.
Nuestra responsabilidad es mutua. Si queremos apoyar y alentar el trabajo en los equipos, nos enfocamos en aclarar las inter-conexiones entre las personas que aseguran que las relaciones funcionen y el trabajo se haga. Al definir nuestro papel, aclaramos lo que hacemos. Añadamos a eso que define nuestras promesas el uno al otro, así creamos la base para las relaciones responsables. (Un símil como el amor entre pareja).
¿Queremos evitar que las cosas caigan por su propio peso?, ¿Queremos que se formen grietas? ¿Queremos empoderar a los miembros del equipo que asuman la responsabilidad personal de hacer lo que necesitamos hacer para producir el resultado deseado, así dejar de preocuparnos qué trabajo es el que tenemos que hacer?
Aclaramos las conexiones entre todos los miembros del equipo, los acuerdos que nos han de ser entre los unos con los otros para asegurar el éxito, si comenzamos a construir un puente entre el modelo de organización que hemos heredado, que nos hemos encontrado y las acciones que necesitamos actualmente, ahora para trabajar juntos, de forma eficaz en el entorno dinámico de hoy en día, en el cual cada día se va volatilizando de forma muy rápida.
Si consideramos las preguntas tales como: ¿Qué promesas nos hacemos cada miembro del equipo al resto del equipo a la hora de contribuir hacía el resultado que estamos comprometidos a producir juntos? ¿Qué promesas hacemos específicamente entre nosotros y qué necesitamos unos de otros para cumplir esas promesas? (Es lo mismo que en el amor, ¿qué vamos a dar cambio?, ¿Qué promesas nos hacemos entre los dos, entre ambas partes?).
Cuando los miembros del equipo nos hacemos promesas entre nosotros, fortalecemos nuestras relaciones de trabajo, de organización, de relación por las dos partes.
Hace casi ya dos años, nos hicimos una promesa, hacer un artículo por semana, durante el año 2015, la cosa se nos fue de las manos y ha seguido todo el 2016, va siendo hora que esta parte y yo, es decir los dos, vayamos rompiendo, que este hogar, descanse, pero la verdad, es que no sabemos aún cuando ocurrirá o nos sucederá.
Y si comenzamos a pensar y actuar como un equipo. Si bien no es una pareja, ¿no se parece mucho más a un equipo?
¡Esa extraña pareja!
“Nadie cambia si no siente la necesidad de hacerlo”. Henry Ford
Gracias por leerme, por disfrutar, por compartir.
Seguimos aportando.
Ricard Lloria by @Rlloria
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