miércoles, 14 de diciembre de 2016

“Sigue tu sueño: no perderás nada, ¡sólo lo ganarás todo!”

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20161213/412579590742/sigue-tu-sueno-no-perderas-nada-solo-lo-ganaras-todo.html 
Familia Zapp,, matrimonio con cuatro hijos: viajan por el mundo en un coche de época
Somos Candelaria y Herman Zapp. Tenemos cuatro hijos: Pampa (14), Tehué (11), Paloma (9) y Wallaby (7), 
nacidos en Estados Unidos, Argentina, Canadá y Australia, mientras viajamos. El mundo tiene cada día más 
soñadores. El jefe de arriba es el mejor socio para tus sueños
“Sigue tu sueño: no perderás nada, ¡sólo lo ganarás todo!”

‘Atrapa tu sueño’

Más de setenta países, 300.000 kilómetros... La familia Zapp llega a España, pasará estas fiestas en Barcelona. Se detienen en cada país lo que les pide el cuerpo. Han aparcado su singular automóvil en el jardín de la casa de un vecino del barrio de Horta: “Hay por todo el mundo voluntarios que nos alojan encantados”, me explican Candelaria y Herman Zapp, confabulados con los sueños. Y me explican sus variopintas aventuras por el ancho mundo. Exudan alegría (padres e hijos) y me hacen sentir que la vida es sencilla y luminosa. La venta de su libro Atrapa tu sueño (www.argentinaalaska.com), en la librería Altaïr, los ayuda a seguir en su sueño (Facebook: Familia Zapp).
Qué coche tan bonito, Herman!

Un Graham-Paige fabricado en Detroit en 1928. Dormía en la granja de un señor en Argentina. Lo vi... y me enamoré.
¿Qué le gustó?
Sus curvas. Su sencillez. Y lo compré para nuestro sueño.
¿Qué sueño?
Con mi esposa, Candelaria, soñábamos con cruzar América, de Argentina a Alaska, un viaje de seis meses. Pero lo posponíamos...
Todos posponemos.
¡Qué gran error! Ahora sé que si realizas tu sueño no perderás nada... ¡y lo ganas todo!
¿Todo?
Sí, todo, porque toda tu vida cobra sentido.
¿Fueron a por su sueño?
Aquellos seis meses de viaje se han convertido... ¡en 16 años! Por el camino han nacido nuestros cuatro hijos, aquí y allá... Y somos muy felices sin planificar, viajando juntos.
¿Qué les empujó a lanzarse a su sueño?
Nos habíamos casado y nos construíamos una casa. La terminamos, preciosa, y familiares y amigos esperaban que nos instalásemos en una vida rutinaria..., y ella y yo nos miramos a los ojos: “¿Queremos esto?”.
Y se respondieron...
“No, ¡vamos a por nuestro sueño!”.
Y partieron en su coche de época.
¡Chalados!, nos llamaron. A los cuatro meses nos quedamos sin un céntimo, y ahí empezó el viaje verdadero: Candelaria se puso a pintar acuarelas y venderlas, yo hacía trabajitos... Y se nos abrió el mundo.
¿Qué quiere decir?
Que el mundo es amigable, está lleno de 7.000 millones de personas increíbles. ¡Todos nos ayudan! Les da igual si somos ricos o pobres, de aquí o allá: ¡nos ayudan!
¿En qué?
Si el coche se rompe, nos ayudan a repararlo gratis, y también nos invitan a comer, a dormir, a jugar con sus hijos, a visitarlos, a compartirlo todo. ¡Y no necesitamos nada más!
¿Y el dinero?
Nos basta el que ganamos vendiendo acuarelas o nuestro libro. No nos compramos nada, ¡desapego!: por cada objeto nuevo que entra en el coche, sale otro que regalamos.
¿Por dónde han rodado hasta ahora?
Por las tres Américas: en Estados Unidos nació un hijo, otro en Canadá, otro en Argentina, otro en Australia. Fuimos a Oceanía, el Sudeste Asiático y África, y ahora Europa...
¿Y cómo se va en coche hasta Australia?
Los milagros existen... En una playa uruguaya vendíamos acuarelas y artesanías, y un bañista nos dijo: “Si un día quisierais embarcaros, me lo decís”. Y dos años más tarde le buscamos. ¡Resultó ser el presidente de una gran naviera! Y nos embarcó gratis. Sólo a cambio de un ejemplar de nuestro libro.
Qué fácil.
¡Todo es fácil para un soñador! Si un soñador te pide algo, se lo das. ¿Sabes por qué?
¿Por qué?
Porque el mundo está lleno de soñadores. No todos realizan su sueño, pero si pides ayuda a un soñador para tu sueño..., ¡se vuelca! ¡Ser parte del sueño de otro proporciona una enorme satisfacción!
¿Y nunca se ha arrepentido del viaje?
Sólo el primer día: ¡estaba pálido de miedo! Pero al segundo día..., ¡ah, qué placer! Sentir que estás donde quieres en tu vida... Candelaria tenía 29 años, yo 31; hoy tenemos 46 y 48, ¡y nada deseamos que no tengamos ya!
Pero ser padres a salto de mata de cuatro niños ¿no es arriesgado?
¡No! Siempre la gente nos ha ayudado en los partos. Y nuestros hijos estudian siguiendo un programa escolar argentino a distancia.
¿No se quejan los chavales de nada?
Bajan por el Amazonas con el coche en una balsa, corretean por la muralla china, juegan con niños de todo el mundo, prueban comidas insólitas, conocen todas las ideas y ­creencias, presencian cómo tratamos con pobres y diplomáticos, duermen en chozas y mansiones... ¡Nadie nunca podrá engañarlos! ¿Hay acaso una educación mejor?
Qué envidia.
Y a ti, ¿qué te impide atrapar tu sueño? ¡Hazlo! Te llegará todo. “No realizo mi sueño por criar a mis hijos, ¡me sacrifico!”, nos dicen muchos. Y llegan cada noche a casa infelices. ¿Eso les das a tus hijos, un padre infeliz? ¡Sacrificio..., bah! Dales unos padres que realicen sus sueños, felices: ¡eso es amarlos! ¡No te escudes en tus hijos, qué mala excusa!
No dudan ustedes, veo.
Si sigues tu corazón con confianza, ¡todo estará siempre bien! Pase lo que pase.
Muy inspirador.
Hace unos meses, para venirnos a Europa, buscamos de nuevo al presidente de la gran naviera... ¡y ya no estaba en su puesto, lo había dejado todo!
¡Anda! ¿Y eso?
Logramos contactar con él... y así supimos que se dedicaba a la pesca fluvial con mosca. “Leí vuestro libro... ¡y decidí ir a por mi sueño!” –nos dijo–. “Ahora puedo ayudaros si necesitáis algo sobre la pesca con mosca”.
¿Y cómo han venido ahora a Europa?
Apareció otra persona y nos dio a elegir entre tres navieras, gratis. ¿Lo ves? Todos ayudan. Y en Italia otra persona nos dijo: ¿queréis conocer al Papa? Y nos ha recibido.

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