Hablábamos hace unos días de cómo la era de la información, de las redes sociales, estaba cambiado el ámbito de las relaciones socio-afectivas de nuestros jóvenes. Destacábamos en aquel caso que la pornografía en internet podría estar jugando un papel preocupante para las chicas, debatiendo acerca de los cambios en general en los ámbitos del amor y de la pareja.
La reflexión de un profesor en The Atlantic me hacía pensar esta mañana en otro cambio, esta vez en positivo en este terreno. Comentaba él que si bien es cierto que Facebook, Twitter y demás podrían haber cambiado, informalizado las convenciones en la escritura de nuestros jóvenes, el hecho de que se trate de medios escritos desde la soledad “conectada” estaba favoreciendo la auto-reflexión, la introspección y la honestidad emocional, sobre todo en el caso de los jóvenes de género masculino.
En este sentido resulta útil recordar cómo en el mundo pre-redes se penalizaba socialmente para los chicos la revelación de debilidades e inseguridades. El modelo era el del chico atlético, agresivo, seguro de sí mismo. El niño acosado debía mostrarse frío, estoico, ocultando cualquier tipo de malestar si quería seguir formando parte, de una forma o de otra, del grupo.
En época de redes la situación ha cambiado. Es habitual leer expresiones de queja, de malestar en los muros de chicas pero también de chicos, junto a mensajes de ánimo y apoyo por parte de sus pares, chicos y chicas, que parecen, a través de likes y comentarios, apoyar públicamente la vulnerabilidad de estos. Raperos enamorados que escriben canciones con mil matices sentimentales son ejemplo de las múltiples expresiones de honestidad, de reconocimiento emocional que nacen en internet y contrastan con las realidades machistas del mundo offline de muchos jóvenes.
El tema resulta ser una buena semilla para el trabajo en el aula, ayudando a que los alumnos se sientan más cómodos cuando se trata de hablar sobre cuestiones personales o especialmente sensibles (violencia, pobreza, desigualdad social, etc.). En estos casos la libertad de expresión que favorecen las redes, la transparencia y honestidad que afloran en ellas, se trasladan a este tipo de cuestiones.
Si como siempre comento, los temas que implican valores, civismo, ética, inteligencia emocional, etc. son los principales para la formación de los/as jóvenes mujeres y hombres destinados a ser los superhéroes (o supervillanos) del siglo XXI, la importancia del tema resulta innegable.
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