Pedimos soluciones, exigimos que nos den soluciones a nuestros problemas. Pero eso de ir al fondo del problema, como que no nos mola mucho.
Nadie sabe lo que le ocurre, pero todo el mundo quiere una solución.
Pero una solución, ¿A QUÉ?
Queremos una solución porque vemos que los demás han conseguido eso que queríamos, eso que llaman felicidad, éxito o una pareja. Queremos la misma solución para nosotros, porque vemos que ha dado resultado al vecino.
Y mientras tanto nuestro problema sigue sin resolverse.
Nos da miedo mirarnos a nosotros mismos. Queremos una solución ya, y “tapar” el problema, pensando que ya se pasará.
Queremos la solución de emprender, a nuestro problema del desempleo. Queremos la solución de la felicidad, cuando no nos hemos perdonado anteriormente, queremos la solución del éxito, cuando pensamos que el miedo que nos producirá si lo conseguimos….
¿No sería mejor antes “vernos” delante del problema para después aplicar una solución, acorde al mismo?
Lo que pasa es que nos han enseñado, que hay correr siempre, huir de los problemas, que lo malo “no gusta”. Pero antes de correr, tenemos que aprender a andar.
Una solución que estará acorde con lo que nos pasa, y que nos dará mayores resultados, de los que nos podría haber dado la “solución del vecino”.
Pensamos que los libros, las conferencias, nos van a dar la fórmula secreta, y que es la misma para todos. LA GRAN FORMULA DEL ÉXITO, LA INCREIBLE FORMULA DE LA FELICIDAD… La buscamos con ansias, desespero y “sin cabeza”.
Pero es que la solución que te de esa persona, no producirá los mismos resultados en cada uno de los asistentes o lectores del libro. ¿Por qué?
Porque cada uno tiene un problema diferente, y para solucionarlo, primero, TÚ TIENES QUE ACEPTAR, CONOCER, EL PROBLEMA QUE TIENES.
Y SI, eso de “verte” las caras, con tu propio problema, es muy duro.
Te das cuenta que has perdido mucho tiempo en tu vida, que has gastado tiempo en relaciones, que has creído cosas de ti que no tenían nada que ver con quien eres de verdad o lo que querías…. ¿Jode, verdad? ¡¡Mucho, te entiendo!!
A lo largo del año, queremos conseguir muchas cosas… ¿Pero cuantas acabamos consiguiendo? ¿Muy pocas o ninguna, verdad? ¿Por qué?
Porque hemos obviado el problema que nos impide conseguir lo que nos propongamos en la vida. Por no decir, que esos propósitos que nos habíamos puesto, eran “condición” de los demás o por estar “a la moda”.
Queremos progresar en la vida, pero EL NO PONER NOMBRE A NUESTROS PROBLEMAS, NOS LO IMPIDE.
Las Redes sociales están muy bien, pero han provocado que mucho daño, que no hablemos de corazón.
Vemos muchos mensajes de motivación, de aliento, que nos sacan una sonrisa y un “Vamos”, pero en el fondo, no tenemos ni idea por dónde empezar.
Por mucho que digamos que nos va todo bien, vivimos en un puro caos, en una continua encrucijada que nos provoca una relación problemática con nosotros mismos y ya no te digo con los demás.
En este momento, aún más, necesitamos expresar lo que sentimos, HABLARLO CON PALABRAS y que nos sintamos escuchados de verdad.
Esto es el principio del comienzo, de tus sueños, de tu transformación, de tu felicidad.
Pero lo que pasa es que nos da miedo, vergüenza y demás “excusas”, no expresar lo que sentimos y eso de “escuchar” a alguien contándonos sus “problemas”, como sentimos que es una “comida” de cabeza y pérdida de tiempo.
¿Y qué decir de las “locuras” de los “grandes gurús” que promulgan soluciones “cool” y no hablan de la realidad que hay entre sus manos? ¿Qué pasa de toda esa gente despedida, porque la solución era recortar y no viendo a esos trabajadores como creativos y no cómo números? ¿Cuánta gente no hubiera sido despedida tomando otras soluciones acordes al problema real?
¡¡ASI NOS VA!!
¿Pero qué pasa cuando hablamos y nos sentimos escuchados?
.- Pues que empezamos a “soltar toda la mierda” que nos estaba bloqueando.
.- Empezamos a sentirnos liberados, una sensación que deseábamos sentir.
.- Salimos de la rueda de pensamientos negativos en la que nos encontrábamos.
.- Y sobre todo, empezamos a ver soluciones al problema en cuestión, que las creencias negativas nos estaban impidiendo ver.
Si, no me mires así. Muchas de las soluciones que “exiges” que los demás te den para “calmar” tu malestar, las tienes dentro de ti.
Ni los demás son unos “brujos” que saben la pócima secreta a todos los males, ni tú tampoco eres una persona que nunca sabrá nada.
Lo que pasa, que al no escuchar tu corazón, al no dejarle que hablara, estaba poniéndole frenos también a la solución.
¿O es que cuando le pedías a alguien te escuchara, explotabas y le decías lo que sentías, acababas en muchas ocasiones diciendo algo como :” Ya sé que lo que tengo que hacer.. Gracias por escucharme, si tenía la solución delante de mí y no la veía”?
Seguro que te habrá ocurrido en muchas ocasiones.
En alguna ocasión, me decía la gente que eso del Coaching, no le había funcionado, que era una moda, que a ellos no les había hecho efecto, que buscaban una solución que no les habían dado.
¿Por qué no le había funcionado? Porque el Coaching, se orienta hacia la soluciones, pero si antes no sabes qué te pasa, mal podrás obtener una solución al caos que tú tienes.
Como nos da miedo la autonomía, buscamos que los demás nos solucionen la vida. Y si no lo hacen, le echamos la culpa. La culpa la tiene otro, que no ha sabido ayudarnos.
¿Y no sería mejor que desataras el problema que tienes dentro de ti y así la solución sería la más adecuada?
¿Y qué nos hace esa persona que nos escucha?
.- Al sentirnos escuchados, AUMENTA NUESTRA CONFIANZA. Sentimos que somos importantes para alguien y más en momentos de crisis o duelo.
.- NOS AYUDA A SER NOSOTROS MISMOS, POR FIN… A quitarnos la máscara que nos “oprimía”, nos mostramos como somos, nos damos cuenta que nos habíamos enfrascado en un problema que SI tiene solución o lo ves “menos negro” tu futuro.
Y si cuando has dado donde se encuentra eso que te “incomoda”, quieres soluciones, y no sabes cómo, SI, pide ayuda a un coach, o alguna de las terapias, pero siempre acude a ellas, habían descrito muy bien el problema que tienes.
No busques las soluciones que crees que te pueden ayudar sin antes haber “hablado” con tu problema. Y cuando hables con él, la solución adecuada para ti, la obtendrás. Mientras tanto, solo obtendrás más caos, con soluciones no acordes a tu situación.
¿Tienes un problema?
.- Pide a alguien te escuche sin prejuicios, miedos ni etiquetas.
.- Y si alguien te pide que le escuches, hazlo. Le estarás ayudando más de lo que tú te crees.
¿Y tú qué estas buscando en estos momentos, SOLUCIONES o DÓNDE SE ENCUENTRA TU PROBLEMA?
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