- Un estudio de la Universidad de British Columbia asegura que un ascenso en el trabajo puede no ser tan buena noticia como nos han hecho creer
La felicidad de cada uno
Mil veces debatido, aún no tenemos respuesta clara de si es el dinero uno de los detonantes de la felicidad. La cultura popular parece concluir que no es así y, ahora, un estudio de la Universidad de British Columbia lo ratifica,al menos cuando viene asociado con amplias jornadas laborales. Pero, ¿en qué consiste el tan ansiado estado?
Según la Real Academia Española, la felicidad es un estado de grata satisfacción espiritual o física o la ausencia de inconvenientes o tropiezos. Pongamos entonces un ejemplo, un actor emergente que consigue vivir de su talento. Sus jornadas pueden llegar a ser agotadoras, pero son el resultado de haber alcanzado un sueño.
“La felicidad está mediada por las preferencias de cada uno. Hay personas a las que llena por completo su trabajo y dedicarle más tiempo no supone una lacra”, comenta la psicóloga Silvia Álava Sordo. Y en este punto encaja una de las revelaciones de la investigación que muestra que aquellos que valoran su tiempo experimentan un mayor bienestar subjetivo.
Un aumento en la jerarquía solo reforzará sentimientos como la ansiedad o el estrés
Aunque el sentimiento más extendido suele ser que una semana laboral ampliada resulte un suplicio. Entonces, un aumento en la jerarquía solo reforzará sentimientos como la ansiedad o el estrés, aunque sea por un salario extendido. La autoexploración puede desvelar estas incógnitas.
Revisar si cambia el estado de ánimo o aumenta la tensión a medida que avanza el domingo puede dar la clave de cómo se sitúa el trabajo en la escala de valores. “Para la persona que vive esta experiencia, en lugar de incrementar la felicidad por ascender, pueden aumentar otras emociones como la ansiedad. Todo depende de sus aspiraciones y la ilusión en crecer profesionalmente, de su personalidad, de su habilidad en la gestión, en la toma de decisiones y resolución de problemas”, indica la psicóloga clínicaLecina Fernández.
¿Cómo alcanzar el bienestar?
Volvemos entonces a la cuestión principal: saber qué nos reporta felicidad en cada momento. “Con la felicidad, al igual que con la ilusión, no vale todo. Es necesario pensar qué nos hace felices, estar predispuesto y finalmente pasar a la acción”, comenta la psicóloga clínica. Como la experta apunta, es esencial buscar una actividad en la que podamos desarrollar las fortalezas personales, que son la vía para el bienestar.
Según el estudio nacional ¿Qué es la ilusión? Qué piensan los españoles que es la ilusión y cuán ilusionados están, realizado por Fernández, entre los aspectos que más valoran las personas que están más ilusionadas y, por tanto, felices se encuentran: el valor de lo cotidiano, la esperanza y el proyecto de vida. “Hay investigaciones que afirman que la felicidad está en las buenas relaciones con las personas y en disfrutar con lo que hacemos”, aclara Fernández . Asimismo, presentan un nivel medio de ilusión superior a la media global los que estudian y la población activa con trabajo.
Depende del momento
La ecuación tiempo-felicidad-dinero es variable. Depende de cómo se desarrollen los acontecimientos ganará más peso un factor sobre otro. “Puede que alguien que valore mucho su tiempo y haya optado por un salario más modesto se enfrente a una situación en la que necesite dinero, entonces cambiará el estado de la balanza”, señala Silvia Álava. Pero también puede ocurrir al contrario. “Vemos en muchas ocasiones, que las familias, tras tener un hijo, prefieran restarle horas al trabajo y pasar más tiempo con el pequeño”, continúa la psicóloga.
Los autores del mencionado trabajo publicado por la Universidad de British Columbia han centrado parte de su investigación en los efectos que a corto plazo tiene priorizar el tiempo sobre el dinero. Y han descubierto que las decisiones del día a día afectan a la felicidad en el largo plazo. Por ejemplo, hacer ejercicio o participar en actividades sociales puede desencadenar una actitud positiva en el futuro. “Algunas personas prefieren pagar a alguien para que les haga las tareas domésticas y dedicar ese tiempo a las relaciones sociales”, cuenta Silvia.
Por otra parte, el análisis demuestra que cuando avanza la edad, más importancia cobra el tiempo. “A medida que las personas crecen va cambiando el valor que dan a las cosas. Los estudios relacionados con felicidad y dinero muestran que más allá del nivel económico necesario para satisfacer las necesidades básicas, el dinero no se relaciona con la felicidad”, argumenta Lecina.
Pero, ¿si no es posible el cambio?
Sobre el papel puede parecer una buena idea rechazar un aumento o cambiar de rumbo laboral para ganar en tiempo. Pero la hipoteca, las letras del coche o las obligaciones familiares son una razón de peso para mantenerlo.
Por suerte, existen técnicas para intentar reducir esas horas extras que acortan el espacio personal. “Una de ellas es apuntar cada hora de la jornada lo que han hecho para después analizarlo e intentar organizarse de una forma más productiva. En otros casos, puede que sea mejor trabajar sin el móvil personal, si este acapara demasiado nuestra atención y, por último, es esencial pensar en objetivos en lugar de en jornadas”, comenta Silvia.
Otro de los fundamentos para integrar la felicidad en la vida diaria es el tiempo de recuperación. “Hay que evitar rumiar todo el día lo que haya podido ocurrir en la oficina. Hay que intentar desconectar”, aconseja Silvia. “Si no hay tiempo para ir al gimnasio, podemos ir caminando a casa o bajar unas paradas antes del metro. También es bueno, si no hay tiempo de quedar con amigos, llegar a casa, poner la canción favorita y bailarla”, continúa.
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