La irrupción de las grandes innovaciones tecnológicas ha conllevado tradicionalmente la creación de nuevos tipos de trabajo, la destrucción de otros y la transformación de la actividad que realiza la mayoría. Inventos como la máquina de vapor o la energía eléctrica supusieron un tsunami en el mundo laboral con importantes consecuencias en el mercado de trabajo que causaron movimientos sociales importantes como el movimiento ludita en el siglo XIX o los movimientos sindicales en los siglos XIX y XX. Internet y de una forma más amplia todo el proceso de digitalización de la economía, se encuentran también entre los grandes movimientos tecnológicos, esos que cambian las reglas de juego del mercado laboral.
Si bien es bueno recordar que las anteriores revoluciones tecnológicas han sido creadoras netas de trabajo, es lógico que provoquen cierta incertidumbre en el mercado laboral, sobre todo en los segmentos de empleados más expuestos a los cambios.
Si en las anteriores revoluciones industriales, se produjo una devaluación de la importancia de la fuerza física, que fue sustituida rápidamente por motores y máquinas y de ciertas actividad de tareas con bajo contenido cognitivo que se pudieron automatizar, en esta nueva revolución las más afectadas son las actividades que poseen un determinado nivel cognitivo (ver la Figura 1). En una primera fase que denominamos revolución digital afectarán a aquellas con un elevado nivel de procedimentalización como son el marketing online o la atención al cliente básica, y posteriormente, el desarrollo de la inteligencia artificial afectará a actividades menos procedimentalizadas como la toma de decisiones. También actividades con bajo nivel cognitivo y procedimentalización como la limpieza del hogar, que hasta ahora se han mantenido al margen de la mecanización, empiezan a sentir la amenaza de ser sustituidas con el desarrollo de la robótica avanzada.
Figura 1. – Evolución de la incorporación de tecnologías para la realización de trabajos
Fuente: Fundación Telefónica.
Una situación que afecta a demasiados tipos de actividades y a demasiados puestos de trabajo, lo que ha captado la atención de importantes estudios académicos. Así, un estudio realizado por la Universidad de Oxford ha analizado la probabilidad de automatización por sistemas informáticos de 702 actividades profesionales en los Estados Unidos en 2020 y el impacto que esta automatización puede tener en el mercado laboral. La figura 2 muestra las profesiones más y menos amenazadas por este cambio y como hay un robot para cada trabajo.
Figura 2. – Profesiones con mayor y menor probabilidad de ser automatizadas
Fuente: Frey C., Osborne M. (2013): The Future of Employment, How Susceptible are jobs to computerization?
A pesar de la apariencia alarmante de estos datos, es interesante volver a recordar que en todas las revoluciones tecnológicas, un análisis sereno, una vez que han pasado ciertos años y se puede valorar los fenómenos con una cierta objetividad, muestra como el saldo final en el empleo es positivo.
En el caso de la revolución digital hemos de tener en cuenta la cantidad de puestos de trabajo asociados a las TIC y otras carreras tecnológicas y científicas que se estima que no se podrán cubrir en el futuro por falta de personal cualificado. Por ejemplo en los Estados Unidos se estima que en 2018 habrá una diferencia entre las vacantes laborales relacionadas con big data y los profesionales disponibles con las competencias analíticas necesarias de entre140.000 y 190.000 puestos.
Un estudio realizado para la Comisión Europea , estima que en 2020 en Europa puede haber una demanda de profesionales TIC sin cubrir, que oscilaría entre 730.000 en un escenario de crecimiento económico bajo hasta 1.346.000 en un escenario disruptivo.
Además aparecerán nuevas profesiones, radicalmente distintas a las actuales. Alguna de ellas podrían ser: pilotos de drones, coordinadores de la relación hombre-máquina en el ámbito laboral, científicos de datos, auditores de bienes compartibles en la economía colaborativa, diseñadores de moda, comida… con impresión 3D, arquitectos de realidad aumentada, diseñadores de gamificación, tele-cirujano, coach virtual, asesor en dinero digital, gestor personal de presencia on-line, experto en simplificación, restaurador de entornos salvajes, entrenador de robots, o analistas de conocimiento…
Se trata por tanto una situación de transformación más que de evolución, en la que se plantean nuevos interrogantes como ¿Cuál será nuestra relación con los robots y las máquinas inteligentes en nuestro entorno de trabajo? y en la que cada vez que tratamos de resolver una pregunta nos surgen otras tantas más. A pesar de esta situación de incertidumbre hay algunas cosas que podemos contar como seguras, tal y como muestra el Think Tank celebrado por Fundación Telefónica con respecto a este tema. La más importante es que por ahora la creatividad es una capacidad humana que todavía no es posible de ser replicada y quizás nunca lo sea. La otra gran certeza es que la formación y la educación será nuestra arma fundamental para afrontar los nuevos desafíos en el mundo del trabajo. No hay duda de que tanto empresas, como administraciones y personas debemos tener en mente estos dos principios para abordar con éxito los desafíos del trabajo en un mundo de máquinas inteligentes.
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