Y para terminar, con esto de la confrontación entre Humberto Maturana y Rafael Echeverría, y la oportunidad de reflexionar sobre conceptos centrales de sus pensamientos, quiero traer aquí el tema de la conversación.
El lenguaje lo aprendemos en las conversaciones. Si una persona no es expuesta a conversaciones, no aprende el lenguaje, y aún más, no accede a lo humano, dice Echeverría.
El mundo ha cambiado y hemos pasado del trabajador manual al trabajador del conocimiento. Y lo que no ha cambiado completamente es el modelo de gestión que aplicamos. Seguimos con las estructuras piramidales, donde de lo que se trata es que el trabajador haga lo que el jefe quiere. Para ello aplica fuerza, miedo, mando y control.
Lo que plantea Echeverría es que lo que hace falta con el trabajador del conocimiento, no es gestión del conocimiento, sino que competencias conversacionales. Aplicadas a los equipos de trabajo y en los procesos, que es donde más la conversación ocurre, o donde se concentra.
A lo que esto apunta es a optimizar las coordinaciones entre las personas. Para lograr los resultados que se desean.
Por eso que se requiere pasar del gerente capataz, al gerente coach, señala Echeverría. Este se ha de preocupar por crear climas de confianza, mayor participación, donde levante el máximo del potencial de cada uno de los miembros del equipo.
Al final de cuentas, las intervenciones más potentes en los equipos y procesos, en las empresas de la era del conocimiento, son aquellas en que se desarrollan las competencias conversacionales.
Este es todo un capítulo, pero solo indicar que lo más importante del conversar, es el escuchar.
Hay tipos de conversación, y hay formas de escuchar. De ahí al arte de conversar.
Referencias:
Ontología del lenguaje vs Biología del Amor, de Rafael Echeverría
El lenguaje lo aprendemos en las conversaciones. Si una persona no es expuesta a conversaciones, no aprende el lenguaje, y aún más, no accede a lo humano, dice Echeverría.
El mundo ha cambiado y hemos pasado del trabajador manual al trabajador del conocimiento. Y lo que no ha cambiado completamente es el modelo de gestión que aplicamos. Seguimos con las estructuras piramidales, donde de lo que se trata es que el trabajador haga lo que el jefe quiere. Para ello aplica fuerza, miedo, mando y control.
Lo que plantea Echeverría es que lo que hace falta con el trabajador del conocimiento, no es gestión del conocimiento, sino que competencias conversacionales. Aplicadas a los equipos de trabajo y en los procesos, que es donde más la conversación ocurre, o donde se concentra.
A lo que esto apunta es a optimizar las coordinaciones entre las personas. Para lograr los resultados que se desean.
Por eso que se requiere pasar del gerente capataz, al gerente coach, señala Echeverría. Este se ha de preocupar por crear climas de confianza, mayor participación, donde levante el máximo del potencial de cada uno de los miembros del equipo.
Al final de cuentas, las intervenciones más potentes en los equipos y procesos, en las empresas de la era del conocimiento, son aquellas en que se desarrollan las competencias conversacionales.
Este es todo un capítulo, pero solo indicar que lo más importante del conversar, es el escuchar.
Hay tipos de conversación, y hay formas de escuchar. De ahí al arte de conversar.
Referencias:
Ontología del lenguaje vs Biología del Amor, de Rafael Echeverría
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