jueves, 5 de mayo de 2016

“La vida puede robártelo todo menos una cosa: ¡la actitud!”

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20160506/401593062301/la-vida-puede-robartelo-todo-menos-una-cosa-la-actitud.html   .
Andrés Aljure, instructor de felicidad laboral
Tengo 45 años. Nací en Neiva (Colombia) y vivo en Bogotá. Soy soltero, sin hijos. Soy ingeniero especialista en comunicación corporativa. Soy apolítico. Soy católico. Me gusta bailar salsa, lo hago bien. Celebra cada fracaso, regálate placeres, valora lo que tienes..., ¡y baila! 
“La vida puede robártelo todo menos una cosa: ¡la actitud!”

Que hoy sea guay

Andrés Aljure ha viajado a Barcelona para departir sobre la felicidad laboral y empresarial, invitado por la facultad de Turismo y Dirección Hotelera Sant Ignasi (URL), y de eso comenzamos hablando, para acabar recorriendo las consignas de la gimnasia más importante: la que nos muscula el sentido de la felicidad. Con Andrés Aljure confirmo la sospecha de que la felicidad no es un regalo caído del cielo, sino una conquista del aprendizaje, como aprender chino o esculpir abdominales. Es verdad que hay quien nace con facilidad para aprender idiomas o estar fibroso, y esto de la felicidad debe de ser similar..., pero quien no se ponga (a que hoy sea guay) es porque no quiere.
Hay empresas felices y empresas infelices?
En unas las relaciones interpersonales comportan bienestar a sus empleados, y en otras malestar.
La felicidad sopla donde quiere...
No, es un compromiso entre tu capacidad innata y tu práctica adquirida.
¿Quién lo dice?
Muchos estudios... y mi cúmulo de experiencias empíricas individuales y grupales, en empresas diversas.
¿Estudia la felicidad empresarial?
Sí: a mayor bienestar individual de los empleados, más eficaz es la empresa o corporación, más productiva y más próspera. Y me dedico a mejorar la felicidad laboral.
Curioso trabajo.
Soy ingeniero, pero me atrajeron los aspectos de comunicación interna de mi empresa y poco a poco...
A mí me contrataron para producir, no para ser feliz.
Y el lucro es el objetivo, sí, pero se alcanza mucho mejor si hay empleados felices y jefes con buen estilo comunicativo.
¿Qué es un buen estilo comunicativo?
Saber decirle a tu empleado que ha hecho algo muy bien, reconocerle... O amonestarle, pero sin faltarle al respeto, ni en público... O escucharle con atención... O saber delegar... O impartir órdenes precisas, no equívocas...
¿Y qué es un empleado feliz?
Lo que más valora un empleado talentoso no es su sueldo.
¿No? ¿Qué es?
La flexibilidad, el buen ambiente, el reto y las expectativas de crecer con el proyecto... Dáselo y contribuirás a que sea feliz.
¿Quién es el trabajador más feliz que ha conocido?
Mi amigo Pedro, le operaron de pulmón, sufría dolores..., ¡pero encaraba cada mañana con entusiasmo y jovialidad! Gozaba de todo lo que hacía y tenía, y te hacía gozar.
¿Cuál es el secreto?
Saber esto: tu felicidad depende en un 10% de lo que te sucede, y en un 90% de cómo vives lo que te sucede.
La actitud.
Sí, porque la vida puede robártelo todo, todo... menos una cosa: ¡tu actitud! La felicidad es un traje a medida: te lo entallas y coses a tu gusto, amigo. ¡Aprende a hacerlo! Se trata de adquirir buenos hábitos...
Enséñeme algunos buenos hábitos.
Qué manía insensata creer que lo que tienes viene dado y estará siempre ahí... No... Aprende a apreciar lo que tienes, ¡y serás feliz ahora! No cuando llegue eso que deseas...
Pero desear algo es muy estimulante.
Sólo si deseas algo factible, plausible, inminente, eso te reportará placer: la antesala de una inminente felicidad es ya felicidad.
Como el placer de preparar un viaje.
Cierto, saber que viajaba a Barcelona en mayo me hizo feliz ya en noviembre.
¿Es usted feliz, Andrés?
Aprendí. En poco tiempo murió mi amada madre, luego mi sobrino, mi hermana enfermó de esquizofrenia paranoide... Casi me hundí. Pero pensé: “¡Tienes otros sobrinos, cuídate por y para ellos!”.
Buena lección... ¿Alguna otra?
Sí, mira, estamos aquí sentados confortablemente en el sofá de este hotel, no hay peligros a la vista, te sirven un zumo... ¡Qué valioso es todo esto! ¿No lo ves? ¡Sé consciente!
Tiene razón...
Tercera lección: practica la adaptación hedonista. O sea, cada día regálate algún que otro placer a plena conciencia... y paladéalo sin sombra de culpabilidad.
Formación católica, me cuesta...
Cuarta: ¡muévete! Camina rápido. O, mejor: ¡baila! El mejor movimiento es el baile, pues incluye creatividad. El movimiento corporal es más potente que el fármaco más potente: hay evidencia científica.
Más.
Perdónate cada fracaso, aún más: ¡celébralo! Las adversidades y emociones tristes son tan vida como las alegres. Ya verás qué subidón lo de celebrar que estás triste...
Eso lo sé por un refrán de los tebeos: “No hay mal que por bien no venga”.
Otro buen aprendizaje es priorizar: identifica lo verdaderamente importante en tu vida, y centra ahí más energías que en el resto.
Suelo dispersarme en urgencias, sí...
Y practica la resiliencia: aprovecha cualquier contrariedad para hacer músculo, utilízala como ocasión para salir fortalecido.
Muy positivo, usted.
Son aspectos estudiados en Harvard, en la llamada ciencia de la felicidad, o psicología positiva, por el profesor Tal Ben-Shahar en sus clases de Psicología del Liderazgo.
¿Imparte algún otro consejo?
Sí, que aprendas a meditar. Es un hábito de pacificación interior que contribuye a mantener la serenidad ante contrariedades externas o cualquier bache existencial.
¡Quien no sea feliz es porque no quiere!
Enseña a tus hijos y sobrinos a agradecer cada noche lo que ese día han aprendido y tienen, y cada mañana a preguntarse: “¿Qué puedo hacer para que hoy sea un día guay?”. Así aprenderán de modo natural que su vida tiene sentido. Y si sientes eso, ¡todo encaja!

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