"Las personas no son perezosas, simplemente tienen objetivos impotentes... es decir... metas que no inspiran" —Tony Robbins
A menudo cambiar es muy difícil. Desterrar de nuestra vida hábitos que nos han acompañado durante mucho tiempo, y que tienen profundas raíces en nosotros, puede llegar a ser una labor colosal.
Si el deseo bastara para cambiar, todos tendríamos una buena postura, cinturas estrechas, seríamos tan productivos como Superman (que es periodista y en los ratos libres salva el mundo) y devoraríamos libros como pipas.
Pero no es así.
Y aunque, sí, cambiar en ocasiones resulta complicado, otras veces no lo es, ocurre de forma natural y sin dramas.
Durante mucho tiempo fui un gran aficionado al cine y al fútbol. Cada semana veía una cantidad descomunal de películas, partidos y programas que hablaban sobre los partidos que acababa de ver.
Hoy, por fortuna, ya no es así. Aunque todavía me gusta el fútbol y me veo un (¡solo un!) partido cada semana; hace mucho tiempo que no me veo una película (salvo aquellas infantiles que acompaño a ver a mi hija).
Reducir el tiempo que dedicaba a estas actividades, qué tan arraigadas estaban en mi vida, ocurrió de manera natural y sin esfuerzo.
Las Notas del Aprendiz es un proyecto que me emociona, en él convergen dos de mis grandes intereses: mi pasión por aprender y mi deseo de contribuir, de poner al servicio de quien esté interesado aquello que voy aprendiendo.
Este gran entusiasmo simplemente no es compatible con pasarme horas y horas frente al televisor. Si quiero producir contenido valioso, no puedo alimentar mi mente con las últimas novedades de Hollywood.
Así que mi deseo por hacer de este blog algo valioso, me alejó sin drama ni esfuerzo de cosas que antaño me gustaban mucho.
Cuando uno tiene un gran ‘Porque’ todo ocurre más fácil. Muchas veces, cuando deseamos mejorar, iniciamos nuestro viaje desde una perspectiva puramente racional. Identificamos cuales son los comportamientos que queremos adoptar, y nos lanzamos a cambiar como un ejercicio de pura fuerza de voluntad.
No obstante, lo seres humanos somos criaturas, por encima de todo, emocionales. La parte de nuestro cerebro donde se produce el pensamiento racional es bastante más nueva y pequeña que la emocional e instintiva.
De esta manera, cuando el objetivo que esperamos alcanzar satisface y entusiasma a nuestra mente, esta facilita el proceso de cambio con agrado y sin esfuerzo. En otras palabras, lo que tenemos que hacer es venderle a nuestro cerebro el futuro próspero y feliz al cual nos va a conducir el cambio que queremos realizar.
La parte instintiva del cerebro (más grande y más antigua) no entiende de calorías, hidratos de carbono, productividad, habilidades, desempeño… entiende de emociones: ‘me gusta’, ‘no me gusta’. Si le gusta compra, si no le gusta se aleja.
Si el objetivo que aspiramos conseguir con nuestro cambio es de su agrado, se involucra y lo facilita. Si no lo entiende, si le resulta demasiado abstracto, lo rechaza.
Debido a ello, cuando deseamos adoptar un nuevo hábito o nos involucramos en un gran proyecto que demanda mucho de nosotros, debemos crear, visualizar en nuestra mente una imagen nítida y atractiva de lo que esperamos conseguir, de esta manera convertiremos a nuestro cerebro en un aliado.
Todo intento por mejorar no tiene porque ser una agonía, a veces también puede ser fácil y divertido.
Si el deseo bastara para cambiar, todos tendríamos una buena postura, cinturas estrechas, seríamos tan productivos como Superman (que es periodista y en los ratos libres salva el mundo) y devoraríamos libros como pipas.
Pero no es así.
Y aunque, sí, cambiar en ocasiones resulta complicado, otras veces no lo es, ocurre de forma natural y sin dramas.
Durante mucho tiempo fui un gran aficionado al cine y al fútbol. Cada semana veía una cantidad descomunal de películas, partidos y programas que hablaban sobre los partidos que acababa de ver.
Hoy, por fortuna, ya no es así. Aunque todavía me gusta el fútbol y me veo un (¡solo un!) partido cada semana; hace mucho tiempo que no me veo una película (salvo aquellas infantiles que acompaño a ver a mi hija).
Reducir el tiempo que dedicaba a estas actividades, qué tan arraigadas estaban en mi vida, ocurrió de manera natural y sin esfuerzo.
Las Notas del Aprendiz es un proyecto que me emociona, en él convergen dos de mis grandes intereses: mi pasión por aprender y mi deseo de contribuir, de poner al servicio de quien esté interesado aquello que voy aprendiendo.
Este gran entusiasmo simplemente no es compatible con pasarme horas y horas frente al televisor. Si quiero producir contenido valioso, no puedo alimentar mi mente con las últimas novedades de Hollywood.
Así que mi deseo por hacer de este blog algo valioso, me alejó sin drama ni esfuerzo de cosas que antaño me gustaban mucho.
Cuando uno tiene un gran ‘Porque’ todo ocurre más fácil. Muchas veces, cuando deseamos mejorar, iniciamos nuestro viaje desde una perspectiva puramente racional. Identificamos cuales son los comportamientos que queremos adoptar, y nos lanzamos a cambiar como un ejercicio de pura fuerza de voluntad.
No obstante, lo seres humanos somos criaturas, por encima de todo, emocionales. La parte de nuestro cerebro donde se produce el pensamiento racional es bastante más nueva y pequeña que la emocional e instintiva.
De esta manera, cuando el objetivo que esperamos alcanzar satisface y entusiasma a nuestra mente, esta facilita el proceso de cambio con agrado y sin esfuerzo. En otras palabras, lo que tenemos que hacer es venderle a nuestro cerebro el futuro próspero y feliz al cual nos va a conducir el cambio que queremos realizar.
La parte instintiva del cerebro (más grande y más antigua) no entiende de calorías, hidratos de carbono, productividad, habilidades, desempeño… entiende de emociones: ‘me gusta’, ‘no me gusta’. Si le gusta compra, si no le gusta se aleja.
Si el objetivo que aspiramos conseguir con nuestro cambio es de su agrado, se involucra y lo facilita. Si no lo entiende, si le resulta demasiado abstracto, lo rechaza.
Debido a ello, cuando deseamos adoptar un nuevo hábito o nos involucramos en un gran proyecto que demanda mucho de nosotros, debemos crear, visualizar en nuestra mente una imagen nítida y atractiva de lo que esperamos conseguir, de esta manera convertiremos a nuestro cerebro en un aliado.
Todo intento por mejorar no tiene porque ser una agonía, a veces también puede ser fácil y divertido.
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