Por Cintia Vanesa Días
Un buen emprendedor es, ante todo, un ser creativo, paciente, constante y socble; porque difícilmente se pueda avanzar solo, siguiendo los esquemas del pasado y erráticamente.
Ser emprendedor es todo un reto para la autosuperación. Emprender no es sólo tener un negocio, es aprender a mirar al mundo desde otro lugar.Tener la valentía de seguir un sueño, aprender, relacionarse, crecer y evitar la mediocridad de las cosas dadas. Un emprendedor es un ser que gusta de los desafíos, en el fondo es un idealista.
Se puede ser emprendedor y trabajar con relación de dependencia en un espacio que no nos representa en lo absoluto. Muchas veces preferimos navegar en estos dos barcos hasta que ya los ríos se alejan demasiado, entonces nos toca elegir. Claro está que cuando uno deposita toda su energía en un proyecto, este adquiere más fuerza. Ya lo había comentado antes por acá, cuando algo tiene que ser, todas las puertas comienzan a abrirse de manera sincronizada… pero para eso uno tiene que realizar un salto cualitativo que se transforma, en algunos casos, en un salto de fe.
Los emprendedores intelectuales son los que viven de su cabeza, están vinculados al mundo de las ideas de una forma muy especial: escriben, planifican, orientan sobre diversos asuntos referidos a su profesión o a su expertise. Pasan la mayor parte del tiempo detrás de un escritorio o un monitor, o sumergidos en una biblioteca o un archivo. También los vas a ver dando charlas o cursos e interactuando con otros. Sus pensamientos o sus estrategias intelectivas son su recurso más preciado.
Hoy en día hay varias categorías laborales en las que se valora, ante todo, la capacidad intelectual acompañada de empatía y la destreza socio-afectiva, una de ellas podría ser el Community Manager. Internet es un mundo donde las distancias se acortan y las inteligencias cobran más sentido que las presencias… en cuestiones laborales, claro. Así que emprender intelectualmente teniendo como plataforma la web es una buena manera de hacer crecer tu proyecto.
Aquí te ofrezco 7 consejos, basados en nuestra propia experiencia y en la de nuestros amigos emprendedores. No lo tomes como dogma o cosa cierta, probá… experimentá y generá tu propio mantram porque aquí, como dice el poeta “se hace camino al andar”.
1. Valorá tu trabajo. Si vos no lo haces, nadie lo hará.
Difícilmente tus amigos y parientes entiendan tus ansiedades, esfuerzos, tiempos o concentraciones (a menos que ellos sean del tipo intelectual, claro)… no lo entendieron a Sócrates, menos nos van a entender a nosotros. Lo importante es que no dejes que las opiniones o comentarios ajenos debiliten tu autoestima o disminuyan tu entusiasmo. Es complicado para algunos comprender en qué trabajamos, pareciera que estamos todo el día pegados a la compu jugando o papando moscas, aunque estemos a punto de escribir el próximo premio Nobel de literatura.
Es así, el producto de tu obra no es cuantificable dentro de los parámetros tradicionales (cuántos libros escribió?) y muchas veces el rastro completo de tu trabajo llevaría varias horas de búsqueda, y sólo tendrían acceso a los artículos o ideas que firmaste como propias. Esto no es para que te subas al pedestal, la soberbia no sienta bien, sino para que valores tus ideas y tu trabajo y trates de buscar a personas afines que también lo hagan. Recordá algo muy simple, pero muy cierto: sumar es mejor que restar (y más fácil!)
2. Ponete metas diarias y semanales. Abandoná el realismo mágico.
Dentro del imaginario popular está la idea que el intelectual es un vago, que se la pasa en su mundo de fantasías sin hacer nada productivo. Claro que la historia ha dado pruebas que las mentes más brillantes son las que eventualmente cambian el mundo. Pensamiento sin acción y acción sin pensamiento son terrenos áridos, la complementación crea nuevas realidades. Nunca te olvides de eso.
Una de las cosas más difíciles cuando uno es su propio jefe es la búsqueda de un sano equilibrio laboral. Están los menos superyoicos que se permiten varias licencias e interrupciones, y están los que dudan en levantarse a buscar una taza de café por miedo a que una idea maravillosa se les escape. Entre estos dos extremos, nuestra meta es encontrar un punto intermedio.
La clave para acercarnos a este objetivo es ponernos metas diarias y semanales. Tomarnos unos momentos a última hora del domingo o primeras del lunes para planificar nuestra semana puede ser de mucha ayuda. Un esquema de prioridades siempre ayuda, siempre y cuando podamos ser flexibles al respecto. En vez de trabajar sólo por horario, es más útil y motivador trabajar por objetivos.
Dentro de los objetivos semanales pondremos metas concretas y necesarias, cosas que no pueden demorarse más. Mientras que en nuestras metas diarias podremos agregar algunas ideas que “estaría bueno” profundizar. Si un día no llegamos a cumplir todos los objetivos, nos sentiremos mal, pero sobreviviremos… Si al final de la semana no hemos alcanzado aquellos esenciales, nos sentiremos peor. Es bueno plantearse metas claras y realistas.
Ya sabemos que sos brillante, pero la realidad tiene un timing distinto. Por ejemplo, si tenés hijos chicos sus necesidades siempre están antes que las tuyas… tené esto en cuenta a la hora de trazar tus metas. Dentro de tu escala de valores la familia y los vínculos sanos deben ser tu principal prioridad, si no ponés en primer lugar a los que amás… en qué te convertís? Pensá que estás forjando la forma de vincularse con el trabajo y la creatividad de tu hijo/a, si te ve siempre malhumorado o estresado se formará una idea equivocada de lo que es emprender.
Cuando tenga la edad suficiente trasmitile la pasión que te produce crear productos intelectuales, hacelo participar de algún pequeño proyecto que lo haga sentir valioso. Dedicale calidad de tiempo, “tiempo de jugar que es el mejor“, y tiempo para conocerlo, que es lo más enriquecedor que te puede pasar en la vida, aun más que ganar un premio Nobel!
3. No te pases. Aprendé a decir basta.
Adelantar trabajo sólo es bueno si después te permitis disfrutar o tener una actividad en la que interactues con la realidad. Una de las cosas más comunes en los emprendedores intelectuales es que quieren aprovechar su racha de inspiración para adelantar trabajo. Eso sería muy positivo si luego pudieran frenar, respirar hondo y salir a disfrutar de la vida. Pero por lo general se vuelven más exigentes consigo mismos y, sobre todo, se sienten tremendamente frustrados cuando la inspiración los abandona, motivo por el cual intentan trabajar el doble para recuperarla.
Conclusión: este tipo de conductas es nociva para tu salud física, mental, emocional y atenta directamente contra tu capacidad de socializar o entablar conversaciones al pasar con cualquier habitante de la tierra. Si terminaste antes tu trabajo, salí a dar una vuelta, dormite una siesta, inventá un juego nuevo para tu hijo/a, dale una sorpresa a tu esposa/a, cocinate algo rico… cambiá el ángulo de la información.
4. Salí a ventilarte cuando las ideas no fluyan. El aire aviva el fuego.
Lamentarse, castigarse o quedarse dando vueltas no es la solución. Si no hay musa (dije musa, no muzza! jajaja) no te fastidies, hacé otra cosa, especialmente algo que ponga en juego el cuerpo físico: caminá, corré, aprovechá de hacer limpieza a fondo o seleccionar ropa para donar, hacé las compras, arreglá el balcón… algo que implique darle un respiro a tu mente.
5. Elaborá un método. La mente necesita de algunos esquemas a los que aferrarse.
Tratá de elaborar una estrategia de trabajo que puedas llevar a la práctica. No tiene que ser algo rígido e inamovible, sino algo así como un esquema de acción que funcione para ser más productivo. En principio acondicioná un lugar de tu casa que te recuerde que estás trabajando, en medio de platos sucios o ropa para planchar es muy difícil concienciar que se está trabajando.
A algunos les sirve organizarse una especie de agenda en la que dejan huella de sus acciones pasadas y futuras. A otros les sirve reunirse con amigos o colegas e intercambiar opiniones sobre diversos temas en común y de allí sacar inspiración. Otros salen a caminar, a la biblioteca o se quedan sentados en un banco de plaza o recurren a lugares virtuales como Linkbait , donde le tiran un “hueso pa roer”. Lo que te sea útil para encontrar tema o profundidad para tus pensamientos.
Otros métodos se relacionan más con la cotidianidad, en especial si trabajas en casa: como siempre dice mi mamá: primero la obligación y después el placer. Y en el caso del emprendedorismo: primero las cosas de la casa y luego el trabajo. Eliminá todas las distracciones que puedas, mientras mas concentrado estés más rápido vas a poder llegar a tu objetivo. No andes en ojotas, o te la pases tomando mate en la cocina, tomate en serio tu trabajo y tu emprendimiento. Tratá de armarte una pequeña rutina que incluya:
- trabajo fuerte y constante entre 45 minutos y 2 horas (depende del sujeto y su realidad) tras este lapso es recomendable un breve receso.
- relacionamiento; las redes sociales virtuales están buenas, pero también hacen falta un cables a tierra de carne y hueso.
- necesidades básicas satisfechas (comida, sueño y otras cuestiones)
- tiempo para proyectar, investigar, evaluar, resignificar.
La bajada al mundo real es fundamental. Si tu labor incluye a varios clientes, organizate el día o la semana para cumplir con todos, no hay nada peor para la autoestima propia que un cliente desilusionado por tu falta de creatividad (si no te entienden del todo tus amigos o parientes, menos te van a entender tus clientes! jajaja)
6. Utilizá las redes sociales: para inspiración o sinergias. Es cosa buena el conversar.
Las redes sociales son el semillero de emprendedores más grande que existe, sólo hay que saber buscar. Tampoco es cuestión de meterse en cuanta red social salga al mercado virtual. Hay que poder elegir y concentrarse en elaborar una identidad digital similar a la real… no se valen las dobles personalidades. ¿Qué recomiendo? Twitter, Facebook y LinkedIn. Y la actitud de generar empatías intelectuales y buscar complementaciones. Otra cosa que recomiendo es tener un blog relacionado con tu expertise, ya que de esta forma vas a relacionarte con gente que busca lo que ofreces. Eso sí, hay que poder ocuparse de cada una de estas herramientas, si vas a twittear o postear cada muerte de obispo… esperá un mejor momento para empezar.
7. Aprovechá cuando la inspiración llega:
En una de las presentaciones de TED Elizabeth Gilbert la autora de “Eat, Pray, Love” nos cuenta cómo la inspiración suele llegar en momentos insólitos, tené a mano siempre una libretita o cualquier cosa en donde transcribir sus ideas, yo por ejemplo estoy escribiendo el esbozo de este post en el bondi con mi Blackberry, gran invento…. y concluyo de darle forma con mi mac (porque la BB me fue tristemente sustraída en otro bondi, curiosidades de vivir en grandes ciudades.) Muchas veces las grandes ideas vienen de forma súbita, permitite atraparlas, luego con tiempo se desarrollan. No hay nada más estresante que una pantalla o un papel en blanco, si de movida lo llenas con algunas ideas, todo lo demás cobra sentido eventualmente.
Aquí una breve síntesis del derrotero de una idea:
- Confianza en sí mismo, capacidad de sinergias
- Capacidad de sinergia, grandes ideas
- Grandes ideas, grandes oportunidades
- Grandes oportunidades, grandes esperanzas.
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