miércoles, 27 de abril de 2016

Entrenamiento de la memoria

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Edison dijo que “el genio es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración”. Esta frase se conecta con otra de Sarmiento: “La letra con sangre entra”. Según los avances de las neurociencias los cerebros se parecen cualquiera sea el país donde se nace, y su rendimiento varía según la educación que se recibe. Hay un tipo de memoria semántica basada en el conocimiento adquirido y otra episódica basada en la experiencia.
Según esta hipótesis se podría descartar la existencia del genio de nacimiento porque los resultados dependerían del contexto ¿Qué es entonces lo que produce la diferencia? En el marco de la teoría de las inteligencias múltiples se supone que todas las personas poseen en diferente medida un tipo de inteligencia especial. Por eso es muy importante investigar esa inteligencia porque es la que genera todas las demás. Es la inteligencia vocacional que se descubre a través del autoconocimiento de la misión personal que es la que cada persona puede aportar en su paso por el mundo. Confirmando la hipótesis que lo genial requiere entrenamiento es obvio que, al descubrir la pasión, dedicaremos más tiempo a la actividad, a transpirar como decía Edison o a hacerlo casi sin despeinarnos, porque trabajando en lo que nos gusta las horas vuelan casi sin darnos cuenta.
Estado de Flujo. Ser un genio o un hombre común depende del grado de inteligencia emocional. Es la que surge cada mañana al despertar entusiasmados o angustiados por nuestro trabajo. Las emociones  positivas construyen la aptitud para vivir y le dan inteligencia a la pasión.
Mientras que el animal se mueve por instintos, el hombre es un animal de costumbres. El hábito es su patrón. Sus malos hábitos son vivir en un pasado sin retorno, esperar lo que nunca llegará, lamentar lo que no tiene remedio, desear algo y no hacer nada para obtenerlo. Para cambiar hay que advertir y superar la costumbre: “el feedback con la realidad impide que el error  se convierta en hábito”. Prestar atención, es la condición.
Cómo se logra la pasión. Tener una visión clara y magnética del futuro deseado, es la forma que tiene el porvenir de ayudar en los cambios. El pasado aporta el saber, el método suma el “cómo”, la habilidad de hacer y la actitud  aporta la inteligencia emocional como motivación, ganas e iniciativa. Es en el presente donde debemos colocar el ideal en la mente, en el corazón, y perseverar. Se cosecha lo que se siembra y relacionando el objetivo con otras metas valiosas se genera la sinergia.  Creer que algo es posible hace que la fe mueva las montañas (Yo creo de creer). La idea  (Yo creo de crear) es el faro que ilumina y debe estar impregnada de afectos. La voluntad es el timón y el motor es la emoción. Para conquistar el estado de flujo hay que estimularlo en la memoria y darle prioridad, comprar la idea, quererla, planearla, ejecutarla  y controlarla.
Planeamiento y control. El plan es el vehículo que lleva los sueños a la realidad, la hoja de ruta que indica  qué hacer, para qué, por qué, dónde, con quién, con qué, cómo y cuándo. Es el modo de cambiar con estrategia: ¿Dónde estaba, dónde estoy, dónde quiero estar, cómo lo haré?
El primer acto marca la disposición, el entrenamiento hace al hábito y lo perfecciona. La ventaja del hábito es que no pide  permiso a la voluntad. La desventaja es que es neutral: los hay buenos y malos. De chicos formamos los hábitos y luego ellos  nos forman.
El hábito del estado de flujo. Por eso hay que formar los buenos hábitos en los aspectos claves: decisión, justicia, concentración, memoria e inteligencia. La relación entre memoria y hábito es evidente, lo que se hace hábito demuestra una memoria perfecta que se repite sin esfuerzo. El hábito facilita obrar con facilidad, el recuerdo navega mientras busca, el hábito actúa en el presente sin que nos demos cuenta de su presencia.
El hábito multiplica y simplifica el contacto con la realidad, acelera. Sin hábitos tendríamos que pensar hasta para respirar, caminar, leer o hablar.
El hábito en cada repetición mejora y se relaciona con el cuerpo que entonces se acomoda. El buen hábito da placer y alegría porque permite acceder al deseo. Al hábito hay que motivarlo para romper las resistencias, sin motivación el hábito no se consolida, y sólo queda como una puerta abierta: motivación y repetición son los agentes del hábito. Para adquirir el hábito de hacer las cosas bien  hay que lanzarse de lleno y sin admitir excepciones, empezar de inmediato, y realizar una gimnasia diaria. La efectividad se alcanza cuando se logra el estado de flujo de productividad máxima, que no implica sacrificio, sino un rendimiento óptimo que potencia las aptitudes naturales. Es una sensación de control mental de las emociones al servicio del objetivo, donde desaparece la conciencia de uno mismo y se abandonan las preocupaciones. Entonces la conciencia se funde con el hacer que se vive como recompensa, se deja de lado la reflexión, se siente una sensación de plenitud, las respuestas se ajustan a las exigencias y las emociones se activan y se alinean. Es un entrenamiento de la atención y de la energía psíquica. Una vez reconocido puede ser usado  a voluntad, mediante un anclaje psicofísico,  para poder así transferirlo y aplicarlo progresivamente en todo lo que hacemos.
Mnemotecnia: la técnica de la memoria. Memoria es la capacidad de ingresar, retener, recuperar y utilizar la información adquirida. La mnemotecnia es una técnica para recordar mejor.  Su origen se remonta a épocas anterirores a que se crearan otras formas de archivo. Se desarrolló la mnemotecnia para vencer al olvido y floreció hasta el invento de la escritura. Los antiguos distinguían la memoria natural de la artificial. Esta última se usaba en los discursos. El golpe final a la mnemotecnia fue dado por  la invención de la imprenta. Desde entonces se convirtió en un artificio sin utilidad práctica.  Las culturas se conservaron a través de la palabra escrita, y la memoria perdió su rol principal. La memoria que fue al principio la defensa contra el olvido; no pudo defenderse de la escritura.  Hoy existe una prótesis artificial llamada google, la gente no cree necesario memorizar algo porque todo lo puede encontrar fácilmente colocando lo que desea recordar en el buscador.
Simónides que vivió en el año 477 a.C fue invitado a un banquete. Le avisaron que había dos jóvenes esperándole fuera. El poeta se ausentó y salvó su vida ya que el techo del lugar se cayó aplastando a los asistentes. Simónides, tras el desastre, logró identificar a todos los irreconocibles cadáveres del banquete porque recordaba exactamente donde estaba sentado cada uno.  Mediante  un recorrido visual, había memorizado la ubicación de todos. A Simónides se le considera creador de la mnemotécnica visual, en concreto de los famosos Palacios de la Memoria, lo que se conoce también como la técnica de los lugares.
El método consiste en tener “in mente” un lugar que se conozca con todo en detalle y visualizarlo. Podría ser una casa o un recorrido que se hace habitualmente y sintetizar los puntos principales, de manera que se pueda numerar a cada uno. Por ejemplo adjudicar el 1 a la puerta de entrada,  2 al living, 3 al balcón, 4 a la cocina, 5 al baño, 6 al dormitorio principal, 7 al dormitorio más pequeño, 7 al guarda ropa, 8  a la ventana. La técnica consiste en tener memorizado ese recorrido y  asociar luego cada cosa que se quiera recordar. Suponga que las palabras a recordar son: cocinero, lámpara, invitados, elefante, reloj,  auto, pelota, remera y martillo. Ahora aplique la técnica: Imagine al cocinero en la puerta de entrada, una lámpara gigante en el living, vea a varios invitados conversando en el balcón, un elefante en la cocina, un enorme reloj de pared ubicado en el baño, un auto rojo en el dormitorio principal,  una enorme pelota en el dormitorio más pequeño, la remera colgada en el guarda ropa, y el martillo golpeando la ventana. Ahora intente recordar las 8 asociaciones sin leer el texto. A Simónides se le ocurrió la técnica porque identificó los cadáveres recordando el lugar en el que se habían sentado. Razonó que se podía recordar cualquier grupo de objetos (o de personas) agregando imágenes a una ubicación específica y ordenada.
Los palacios mentales pueden crearse en cualquier lugar bien conocido. Hay muchos lugares que cualquier persona conoce muy bien y podría utilizarlos como palacios mentales específicos para las cosas que quiere recordar a corto plazo y dejar otros para cosas que quiere recordar para siempre, o  bien para temas específicos. No hay que tener ningún don especial: cualquiera puede aprender a hacerlo.
La curva del olvido. Olvido y memoria no son tan enemigos como se supone,  son funciones complementarias y a la vez competitivas que ocurren en un territorio común. El olvido es funcional  para evitar la sobrecarga del sistema, pero también suele impedir recuperar un recuerdo clave.
La mayor pérdida de memoria  se produce dentro de las ocho  horas del suceso. En los 30  días siguientes la disminución es proporcionalmente más leve. Para contrarrestar el efecto caída es necesario que la revisión se efectúe dentro de las ocho horas. Conviene diferenciar el repaso mecánico basado en la  repetición, de la reconstrucción activa. Las huellas en la memoria se profundizan con un enfoque activo. El test de Einstein para comprobar su propio conocimiento y capacidad expresiva era explicarle a su abuelita y si ella lo entendía era la prueba de que él sabía.
Para activar las neuronas es muy importante cómo se sembró, “no hay una segunda oportunidad para la primera impresión”. Por eso es importante dejar pistas potentes para facilitar la evocación, regar el camino de la memoria con miguitas de pan como las que  arrojaron Hansel y Gretel para asegurarse el camino de regreso. Otra clave es armar bien el almacén de la memoria con un mapa jerárquico de los conceptos.
A veces al ” tener algo en la  punta de la lengua”, esforzarse puede ser contraproducente. Por el contrario, si se emite una buena señal y se deja actuar al inconsciente, el recuerdo retorna sin darnos cuenta, como  en la resolución creativa de problemas. La curva del olvido se puede manejar.  La memoria es un sistema que se construye. En ese contexto el método de los repasos cumple con este principio: “lo que no se usa  se pierde”.
¿Sabemos usar el cerebro? Para mejorar la memoria tener el hardware en buen estado no alcanza, si no usamos un buen software, porque no aprendimos a usar el cerebro, lo dejamos operar en piloto automático, al 10% de su capacidad potencial. El Funes el Memorioso, el del cuento de Borges, no podía olvidar y el peso de sus recuerdos lo llevan al suicidio porque no pudo soportar el peso de la memoria. A la persona común lo afecta la tendencia contraria, la que mide  la curva del olvido.  Cada 8 horas se borra la información que no se pudo guardar. La memoria de Funes no puede aplicar el principio de selección, todo le da igual, es una memoria que acumula sin inteligencia. Aprender es justamente modificar la memoria. La neuroplasticidad es una de las características del cerebro humano. Con la memoria aprendemos y al aprender la modificamos.
Hay que tener cuidado con la mala praxis de la mnemotecnia, la principal es no acumular basura, porque si basura entra basura sale de nuestro cerebro al pensar, al comunicar y al actuar. La técnica de los lugares también tiene sus peligros y defectos. Si se asocia cada recuerdo a conservar y es colocado en el mismo lugar que otro existente, uno de los dos va a desaparecer. Por otro lado la técnica de buscar lugares es engorrosa porque habría que tener muchos “in mente” como para usarla en gran escala. Pero de cualquier modo, usarla a pequeña escala sirve para detectar las ventajas de potenciar la memoria utilizando técnicas muy antiguas sin tener una memoria natural excepcional.  Que la tecnología sube por el ascensor y el hombre por la escalera da cuenta la siguiente noticia:
Un olvido de los pilotos españoles del avión de Air Algérie, originó el accidente de julio de 2014 en Mali, que costó la vida a 116 personas. El análisis indicó que la tripulación no activó el sistema de descongelación de las sondas de presión, situadas en la parte delantera del avión. El avión iba con destino a Argel, cuando alcanzó los 9.500 metros los tripulantes activaron el piloto automático. Pero como se habían olvidado de activar el sistema de descongelación, el piloto automático recibió información errónea, lo que lo llevó a disminuir la velocidad del aparato, que dejara de planear y descendiera bruscamente. La falla fue doble: no hubo tampoco una maniobra de recuperación de la caída libre por parte de la tripulación y el avión se estrelló contra el suelo a una gran velocidad.
Las fallas de la memoria. Cuando alguien siente fallas en su memoria no sabe a quién recurrir. Suele comenzar con el médico o el neurólogo y se impresiona cuando le dicen que está todo bien, pero sus problemas persisten. Entonces recurre al psicólogo pero cuando le recomienda el psicoanálisis, la persona sabe que no es un método rápido ni fácil. En muchos casos se obtienen buenos resultados con el enfoque cognitivo, aprendiendo a usar el cerebro como si se tratara de una computadora. Si una persona no sabe cómo funciona lo suele usar en forma muy primitiva. La principal computadora que tiene un ser humano es su cerebro y es su responsabilidad aprender a usarlo para estar mejor y para aumentar su productividad. Es interesarte saber que no se han registrado casos de Alzheimer en ajedrecistas famosos. Como somos lo que recordamos la mnemotecnia, el entrenamiento neuronal, la meditación, el control mental, y otras aplicaciones de la neurociencias a la educación del cerebro, deben combinarse para lograr del entrenamiento de la memoria que es la clave del progreso de las personas y de la sociedad.
Dr. Horacio Krell.  CEO de Ilvcm, mail de contacto horaciokrell@ilvem.com

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