Para convencer a los padawans que trabajaban en el proyecto Macintosh, el maestro Jobs tiraba de un carisma único que a los trabajadores de Apple de la época les parecía cosa de magia. No eran esos trucos mentales de jedisque tan de moda están ahora que la Fuerza ha despertado en la gran pantalla, sino algo más sacado de Star Trek: un «campo de distorsión de la realidad» (RDF por sus siglas en inglés) como el que usaban los extraterrestres de la saga para construir un mundo a su medida. Así lo describió el desarrollador Bud Tribble, autor del término que pasaría a la posteridad.
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