Hablar de industria 4.0 es hablar de una nueva revolución industrial impulsada por la implantación de tecnologías digitales. ¿En qué estado se encuentra este proceso y cuáles son las principales tendencias? Nombramos al naturalista Charles Darwin CEO de tu empresa para analizar con él las claves de la evolución digital dentro del ecosistema empresarial español.
Leo en el informe “Las soluciones digitales en la empresa española 2015”, elaborado por Telefónica Movilforum, que las tecnologías digitales son ya un elemento clave en la estrategia de un 49% de las empresas españolas. Para otro 36% están en camino de serlo. Si Charles Darwin fuera el CEO de tu empresa, seguro que tu compañía formaría parte de ese porcentaje que ha sabido ver en la evolución digital la vía hacia la supervivencia.
Quizá tu empresa sea una gran multinacional. Quizá sea pequeña o mediana. Da igual. Si Darwin fuera el CEO, no deberías preocuparte. Tu compañía no sobreviviría por ser la más grande o la más fuerte, sino por adaptarse mejor a las nuevas condiciones que impone la naturaleza empresarial.
“No es la especie más fuerte la que sobrevive, sino la que responde mejor al cambio”
Si Darwin fuera el CEO de tu empresa haría una rápida analogía entre la selección natural que predicaba en su teoría de la evolución de las especies con lo que ocurre hoy en día en el mundo empresarial y económico. Vería un escenario plagado de organizaciones diferentes que compiten en un mercado común y cambiante, y cuya permanencia depende de transformaciones graduales e innovadoras. Vería, además, que si estas innovaciones resultan exitosas, la empresa será naturalmente seleccionada y su ejemplo se propagará y replicará en el resto de empresas de su entorno.
Tu empresa seguro formará parte de ese 27% de compañías que, según este mismo informe, dicen estar por encima de la media de su sector en cuanto a avance digital. Probablemente sea cierto. Lo que sí es seguro es que al formar parte de este grupo puntero, tu empresa será referente y fuente de motivación para el resto de organizaciones que, tarde o temprano, “heredarán” o incorporarán esos rasgos convertidos en ventajas competitivas.
Pero, ¿de verdad tiene sentido aplicar principios de la biología al mundo empresarial? Tu nuevo CEO te diría que sí. Salvando la diferencia de tiempos -las empresas no gozan de un periodo evolutivo de miles de años-, tiene mucho sentido hablar de evolución del mercado, de evolución empresarial y, por supuesto, de evolución digital. La digitalización es, por encima de otros factores, el principal mecanismo de adaptación con el que cuentan las empresas en el ecosistema de mercado.
Quedan asignaturas pendientes
Si Darwin fuera el CEO de tu empresa, seguro que lideraría esta transformación digital, involucrando además al resto de la directiva y encargándose de que el cambio de mentalidad calase a todos los niveles dentro de la organización. He aquí una de las claves del éxito que debería darse en todas las compañías, como defienden en la “Séptima Encuesta Mundial del Coeficiente Digital de las Empresas”, elaborada por PwC. Aunque las conclusiones de este estudio son optimistas (España supera la media mundial en cuanto a compromiso de la alta dirección), el I Estudio de Transformación Digital de la Empresa Española, elaborado por Territorio creativo en colaboración con The London School of Economics Enterprise, advierte que un 50% de empresas y directores no están preparados para abordar el proceso de digitalización. Su dificultad, la inexistencia de hojas de ruta o el desconocimiento del impacto que supone para el negocio, son las razones que alegan. Debemos sumar además, como señala Telefónica Movilforum, que las empresas ven con miedo factores como la seguridad de la información, la rápida transformación y obsolescencia de la tecnología, la interoperabilidad entre plataformas o la capacidad de integración con otros sistemas.
Para conseguir la plena integración digital no basta con ser conscientes de su necesidad. Hay que adaptar y adoptar las nuevas tecnologías, y esto solo es posible diseñando una estrategia transversal a toda la compañía, cambiando las formas de trabajar y las herramientas y contando con el apoyo de personal preparado. Un estudio de William M. Klepper, profesor de Columbia Business School, apunta que las empresas deben practicar el “amor exigente” o, lo que es lo mismo, analizar la situación actual que lleva implícita la digitalización de la compañía y “prescindir” de aquellos que no sean capaces “de adaptarse al ciclo de negocio cambiante”.
Si Darwin fuera el CEO de tu empresa sabría además que para poner en marcha cualquier proceso de digitalización hay que estar dispuesto a invertir. Según el informe de Telefónica Movilforum, los presupuestos asignados a soluciones digitales han experimentado un significativo crecimiento, duplicando su peso en los presupuestos globales de TI (4% de media registrado en 2013 a 8% en 2015). En ciertos sectores como banca, retail o turismo, estos incrementos duplicaron la media. ¿Por qué estas cifras? Los resultados de la implantación de soluciones digitales son positivos para un 78% de las empresas y esto anima a la inversión. Las tecnologías digitales están acelerando la productividad para un 72% de ellas, y un 58% asegura que estas soluciones han mejorado la relación con sus clientes.
El cliente en el centro de la estrategia
Con Darwin al frente de tu empresa, seguro que ya sabes que el entorno digital no sólo cambia a las compañías, también transforma a los clientes. Acercarse a este nuevo cliente, más saturado, exigente y menos fiel, está tras la estrategia de la mayoría de los negocios, y explica muchas de las tendencias que ya están marcando el proceso de evolución digital, y que, según Telefónica MovilForum, son capitales en el corto plazo:
– Omnicanalidad: compra un artículo online con recogida en tienda. Solicita vía twitter que finalmente prefiere recibirlo en casa. Finalmente no es su talla y quiere ir al establecimiento a cambiarlo. Mira a través de una app en qué tienda hay la talla que necesita. Este es el nuevo cliente y esto es la omnicanalidad, que requiere una visión estratégica y un desarrollo tecnológico por parte de las empresas para garantizar una comunicación eficaz y una experiencia de usuario única.
– Seguridad e identidad digital: a través de los canales digitales se expone cada vez mayor volumen de información sensible sobre los clientes y sobre el propio negocio. Las empresas exploran nuevas formas de proteger estos datos y, también, de controlar las ciber-amenazas.
– El usuario en el centro: las compañías deben construir sus estrategias y soluciones digitales partiendo de los hábitos y demandas del cliente en lugar de hacerlo desde las posibilidades tecnológicas.
– Big Data: la recopilación, procesamiento e interpretación de grandes cantidades de datos permite a las empresas personalizar propuestas de valor en tiempo real e incluso adelantarse a las demandas de sus clientes.
– Internet de las cosas: la creciente conexión e interacción entre máquinas y personas, apoyada en wereables y otros tipos de sensores avanzados, genera nuevos modelos de negocio.
–Contexto y proximidad: las posibilidades que aportan las tecnologías móviles en cuanto a cercanía al usuario serán cruciales a la hora de generar propuestas con mayor conversión y fidelización.
Charles Darwin no es el CEO de tu empresa y, a simple vista, tu organización en poco se parece a una tortuga adaptada al entorno de las Islas Galápagos. Si el naturalista inglés revolucionó el pensamiento, la ciencia y la sociedad en 1859, ahora eres tú el protagonista de una nueva revolución industrial y digital que está llamada a transformar el mercado y a nosotros mismos.
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