Por JESÚS A. MÁRMOL
Por todos es conocido, o intuido, los beneficios de los pensamientos positivos en nuestras vidas. De hecho, muchos son los que hablan de los pensamientos positivos, pero pocos saben cómo producirlos más allá de la ineficaz y extendida técnica de reducirlo a la repetición de un mantra positivo durante varias veces a lo largo de diversos días.
Antes de ver la fórmula y desglosarla entre los factores que la componen, cabe apuntar que pensamiento y sentimiento son dos caras indivisibles de una misma moneda, y mientras el pensamiento es una estructura neurolingüística, el sentimiento es la carga emocional de esta. No obstante, el pensamiento –un tamiz de enjuiciamiento de la realidad profundamente cultural–, es quien crea el sentimiento –que al ser producto del pensamiento, es así mismo cultural y no universal–. Si bien, para modificar un pensamiento, hay que comenzar primero por modificar el sentimiento.
Dicho esto, vamos a ver a continuación, de manera sintetizada y práctica, los factores claves de la formulación del Pensamiento Positivo. Veamos:
P+=(P+/S+.CD)LLC
El Pensamiento Positivo (P+) es igual a los factores del Pensamiento Positivo (P+) dividido por el Sentimiento Positivo (S+), multiplicados por el producto de la Conciencia Despierta (CD), elevados al valor de la Llave de Cambio (LLC).
1. Pensamiento Positivo (P+)
Todo pensamiento es una estructura neurolingüística que traducimos en una relación de palabras que conforman una frase. Así pues, esas frases que podemos denominar positivas o negativas no son más que un reflejo directo de nuestro pensamiento positivo o negativo.
Cabe destacar que cuando tenemos un pensamiento negativo no podemos eliminarlo, porque ya ha sido creado en nuestra mente, pero sí que podemos substituirlo por otro pensamiento positivo, para que su recorrido y efecto en nuestra mente (y por extensión en nuestra vida) sea corto y efímero.
Substituir un pensamiento negativo por otro positivo es tarea fácil, tan solo debemos estar alerta (Conciencia Despierta) cuándo producimos un pensamiento negativo y, automáticamente, pronunciar (en silencio o voz alta) un pensamiento positivo. A esa reacción, frente a un pensamiento negativo invocar otro de carácter positivo, le llamamos substitución. Para que dicho proceso se convierta en un hábito, y finalmente nuestra mente deje de producir pensamientos negativos a favor de solo producir pensamientos positivos, nuestra estructura mental necesita de una práctica diaria y continua de cerca de un mes (21 días).
2. Sentimiento Positivo (S+)
No obstante, muchos “positivistas” tan solo se quedan en el paso anterior, y por tanto su frustración es máxima cuando observan, al paso de un tiempo, que la repetición como un mantra de un pensamiento positivo no les ha llevado a ningún cambio en su vida. ¿El por qué? Sencilla y llanamente porque no se lo creían. Actuaban solo sobre la estructura neurolingüística del pensamiento, pero no así sobre su carga emocional, el sentimiento. Por mucho que repitamos una frase positiva, si no nos la creemos (que es igual a sentirla), no hay nada que hacer.
Es por ello que en materia de gestión de pensamientos positivos, el sentimiento positivo es un factor clave. Ahora bien, veamos, ya que los sentimientos negativos –que provocan que no nos creamos lo que nos decimos–, no pueden ni eliminarse ni substituirse como en el caso de los pensamientos. Así pues, ¿cómo convertimos un sentimiento negativo en un sentimiento positivo? La respuesta está en transmutarlo.
No obstante, antes de mostrar cómo transmutar un sentimiento negativo en otro positivo, primero debemos conocer que todos nuestros sentimientos son idénticos en naturaleza pero diferentes en grado en un mundo dual. Es decir, al igual que variando el grado de intensidad de la temperatura podemos sentir frío o calor, lo mismo sucede con la dualidad de todos sentimientos conocidos y por conocer como: amor-odio, valor-miedo, culpable-inocente, bueno-malo, éxito-fracaso, etc.
El conocimiento de esta característica nos permite cambiar aquello que sentimos frente a las circunstancias de nuestra vida no transmutando su naturaleza sino cambiando el grado, una acción a la que llamamos transmutar. Una acción muy práctica ya que no hay que ir en contra de nada, sólo buscamos la polaridad opuesta del sentimiento negativo que se nos presenta y la aumentamos.
La clave para conseguir la transmutación en la polaridad de un sentimiento la veremos seguidamente en el factor la “Llave de Cambio” de la fórmula. No obstante, cabe remarcar que para crear y gestionar los pensamientos positivos hay que comenzar primero por transmutar los sentimientos negativos derivados del pensamiento que deseamos cambiar en nuestra vida. Y, posteriormente, ya entramos en la substitución de pensamientos negativos por positivos. Ese es el orden a proceder. Si en este artículo lo hemos expuesto en orden contrario es simplemente para facilitar la comprensión del funcionamiento pensamiento-sentimiento.
3. Consciencia Despierta (CD)
Como hemos visto hasta ahora, tanto para poder substituir los pensamientos, como para poder transmutar los sentimientos, hay que estar en un estado de vigía activa de lo que pensamos y sentimos en cada momento, para así poder actuar sobre ellos, y con la práctica convertirlo en un hábito en nuestras vidas (no hay hábito sin práctica, ni práctica sin disciplina: regla número uno de todo proceso de cambio).
Ese estado de vigía activa es lo que denominamos Consciencia Despierta. De hecho, si paramos en aquello que hacemos por un instante, y observamos lo que estamos pensando en este momento, vemos que hay algo por encima de nuestros pensamientos que puede observarlos. Ese observador es lo que llamamos Conciencia. Pero esa Consciencia (que es mía e intransferible) solo puede observar en un solo tiempo: el momento actual y presente. Por eso se dice que Presencia es Consciencia, y Consciencia es Presencia.
Como la Consciencia forma parte de nosotros, de hecho es nuestro Yo más auténtico y verdadero (aunque este es otro tema), solo con que nos propongamos la intencionalidad de que nos avise cada vez que tenemos un pensamiento/sentimiento negativo concreto, de manera fácil y sin esfuerzo nos lo indicará tantas veces como sea necesario a lo largo del día, por muy abstraídos que estemos en el mundanal ruido. Esa actitud de alarma permanente interior es lo que denominamos Consciencia Despierta. Y, como todo, cuanto más se practique, más integrada la tendremos de manera natural en nuestra vida cotidiana.
4. Llave de Cambio (LLC)
Pero por mucho que tengamos Consciencia Despierta en nuestras vidas, así como la habilidad para substituir unos pensamientos por otros que nos hagan mejores, si no somos capaces de transmutar los sentimientos negativos (yo no puedo, yo no valgo, yo no me lo merezco) que nos lastran e imposibilitan avanzar, por otros de naturaleza positiva (yo puedo, yo valgo, yo me lo merezco) que nos permitan reinventarnos en una mejor y renovada versión de nosotros mismos, no iremos muy lejos en nuestra práctica sobre gestión de pensamientos positivos. Es por ello que la transmutación de los sentimientos es clave en este proceso. Una transmutación que logramos a través de lo que denominamos aquí la “Llave de Cambio”.
Hay varias técnicas para descubrir la Llave de Cambio de cada persona, pues esta es personal, íntima e intransferible, aunque puede ir cambiando a lo largo de la vida de una persona. La Llave de Cambio es aquel secreto personal que tiene la motivación suficiente para ayudarnos a cambiar la polaridad de un sentimiento, y que es capaz de cambiarlo de manera prácticamente ipso facto: recordar un ser querido, recrear una canción, evocar una imagen, focalizarnos en nuestro sueño vital, hacer uso de un amuleto, invocar una espiritualidad, evocar a nuestro avatar o animal de poder, etc. Sabemos cuándo hemos encontrado nuestra Llave de Cambio, cuando la invocación de ésta es capaz de hacernos cambiar la vibración de un sentimiento, pudiéndolo transmutar de negativo a positivo con fuerza, sin concesiones y de manera inmediata. Una facultad que cada persona debe redescubrir en su propio caminar. No hay que decir que la ayuda de una tercera persona experta ayuda en el proceso y acorta los tiempos.
Y sin más intención que el de sintetizar los elementos clave para la gestión de los pensamientos positivos (consciente que la brevedad de tiempo y palabras siempre limita), que siempre son beneficiosos tanto a nivel personal como colectivo, espero que la exposición de dicha formulación ayuden a quienes lo requieren y se dejen ayudar, pues nadie puede vivir la vida por otro. Fiat Lux!
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