miércoles, 20 de abril de 2016

EL DILEMA DEL INNOVADOR: DESTRUIR EL VALOR QUE HAS CREADO DURANTE AÑOS

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Seguir las instrucciones no siempre garantiza el éxito y es una de las razones por las cuales muchas empresas pierden su posición de liderazgo.

Seguir las instrucciones no siempre garantiza el éxito y es una de las razones por las cuales muchas empresas pierden su posición de liderazgo.
La llamada de la disrupción
 
La capacidad que tienen las empresas líderes de innovar es más baja comparada con la capacidad de las nuevas firmas y con menos recursos.
 
(Foto: iStock by Gettyimages)

 
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Por: LUIS ARNAL
Este año, se cumplen dos décadas de la publicación del clásico de la innovación organizacional The Innovator’s Dilemma, de Clayton M. Christensen, una obra influyente y del que se publica ahora una reedición actualizada.
El autor lleva mucho tiempo estudiando la evolución de las organizaciones para comprender que la capacidad de innovar que tienen las líderes es baja comparada con la capacidad disruptiva de las firmas nuevas y con menos recursos, a pesar de que las grandes siguen prácticas ortodoxas de buena gestión, como obedecer a lo que te piden tus clientes, invertir principalmente en los negocios más productivos o tomar decisiones de forma racional.
De hecho, seguir las instrucciones no siempre garantiza el éxito y es una de las razones por las cuales muchas empresas pierden su posición de liderazgo (o fracasan totalmente).
El dilema del innovador se presenta cuando irrumpe un competidor no convencional, habitualmente, con una propuesta más básica. 

¿Qué hacer en este caso? ¿Desarrollar una alternativa más elemental, destruyendo el ‘valor’ que has creado durante años o seguir invirtiendo en el negocio que ha funcionado bien? En otras palabras, si fueras una empresa de taxis frente a Uber (aunque Christensen argumenta que no es un competidor disruptivo, creo que sirve para ilustrar el punto), ¿inviertes en mejorar tus taxis o desarrollas un negocio que compita con Uber (y que, al final, canibalice tu negocio principal de taxis)? No es una decisión fácil y muchas empresas fracasan por tomar una decisión racional: invertir en tener los mejores taxis del mercado.
El autor complementa los ejemplos que dieron origen a su teoría con otros más recientes (como la incursión de la industria automotriz en autos eléctricos) y provee evidencia sobre los principios que hay que considerar para resolver el dilema del innovador. Entre ellos, que la gente no siempre define ‘calidad’ de la misma forma. O que muchas empresas posponen invertir en innovaciones en las que el retorno de la inversión es bajo o difícil de predecir, además de que las capacidades que ha desarrollado una organización exitosa no suelen ser las mismas que se requieren cuando se hace innovación.
En una frase: El dilema del innovador surge cuando llega un competidor disruptivo: ¿cuál es la mejor estrategia para competir?
Especial para: Emprendedores, empresarios y cualquiera interesado en los procesos de innovación.

Artículo publicado en la edición 1187 de Expansión

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