Echa un ojo al artículo sobre lamodernización tecnológica de la Casa Blanca, una de las cuestiones que la administración Obama espera legar al futuro tras considerar que la tarea de gobernar el país más poderoso del mundo no podía llevarse a cabo de ninguna manera con viejos monitores de tubo, teléfonos de sobremesa que ya prácticamente nadie en la casa sabía programar, redes de conexiones que se caían a cada momento o metodologías y flujos de información basadas en tecnologías del siglo pasado. Sí, cuando hablamos de transformación digital, de cambios metodológicos y de adaptación de las empresas y de sus trabajadores al entorno que les rodea, debemos tener en cuenta que la mismísima Casa Blanca, el sitio donde se toman algunas de las decisiones más importantes del mundo, estaba en ese lamentable estado. ¿Está tu compañía en una situación similar?
Después, lee las noticias sobre la filtración a la red, en abierto, de la base de datos que contiene la información personal (nombre, apellidos, número de documento nacional de identificación, domicilio completo, nombres de los padres, ciudad y fecha de nacimiento… ) de la totalidad de los cincuenta millones de ciudadanos de Turquía. Vaya, parece que la Casa Blanca no era el único gobierno del mundo en no tener sus sistemas puestos al día y en estado de revista. Y no creas lo que te dice el responsable de seguridad: las cosas no se arreglan sermoneando a tus empleados para que pongan contraseñas que contengan signos, mayúsculas, minúsculas y sonidos guturales y que cambian cada quince días… los sistemas que para aspirar a utilizarlos de manera segura nos obligan a hacer cosas rarísimas e infumables no tienen ningún sentido. A lo mejor es una cuestión menos de recetas mágicas, y más de didáctica…
Y ahora, plantéate la posible relación entre una cosa y otra, y cuándo, porque si no haces nada es simplemente una cuestión de tiempo, una cosa así va a ocurrir en tu compañía. Llevamos años posponiendo reformas absolutamente necesarias en nuestras empresas. Cada vez que me encuentro con alguien que entra en mi página con Windows XP, un sistema operativo del año 2001 que ya no recibe ni soporte, me encuentro en la tesitura que, en realidad, pedir a esos usuarios que actualicen su sistema para poder entrar en mi página es chocar con las absurdas e inconscientes políticas corporativas que los mantienen en la edad de piedra tecnológica y completamente vulnerables ante cualquier delincuente digital de medio pelo. No, lo más normal es que no sean los empleados, sino alguna absurda gestión de prioridades sin criterio decidida por algún directivo que aún cree que los ordenadores son simples máquinas de escribir sofisticadas lo que los mantiene en tan lamentable estado. Si apilas la tecnología de tu empresa en un montón… ¿te queda algo como lo de la fotografía, listo para que se lo lleven al Punto Limpio más cercano? ¿Tienen la mayoría de tus empleados mejor tecnología en sus casas y en sus bolsillos de la que tú les das para que hagan su trabajo?
Y no, transformación digital no es simplemente actualizar tus sistemas, tirar los viejos y comprarlos nuevos. Ese error ya lo hemos cometido antes. No es (solo) cuestión dehardware y software. Es repensar completamente tus flujos de información y tus dinámicas de trabajo para tratar de exprimir todo lo posible las ventajas de la digitalización. Es evitar que la información emprenda viajes sin retorno para fosilizarse sobre pedazos de árboles muertos. Es estar dispuestos a cambiar procedimientos seculares, a enfrentarse a actitudes del tipo “es que siempre se ha hecho así”, a dinámicas sociales absurdas de presentismo o a requisitos anacrónicos que nadie ha revisado desde hace décadas, y ser capaz de abrir la mente a posibilidades que, seguramente, ni se te hayan pasado por la imaginación. Es plantearte en qué lugar queda tu compañía cuando alguien con una perspectiva externa la mira desapasionadamente y dice eso de… ¿pero de verdad hacéis aún las cosas así? ¿Cómo plantearte atraer talento, o siquiera retener a los buenos, si en tu compañía os seguís dedicando a mover papeles de un sitio a otro y trabajando igual que hace diez, quince o treinta años? ¿Podrías explicarle a un adolescente cómo se trabaja en tu compañía sin que te diera vergüenza? ¿Podría ese adolescente proponer mejoras en tus metodologías y esquemas de trabajo simplemente basándose en la más pura lógica y sentido común de quien las piensa desde una mentalidad abierta? Transformación digital es replantear tu negocio con una óptica nueva y filtrarlo a través del tamiz de las posibilidades que ofrece la tecnología actual.
No es tarea sencilla, no es para explicarlo en dos tardes, y no está al alcance de cualquiera. Pero hay que ponerse con ello. Ya. No mañana, ni al otro. Ya. La brecha entre tu compañía y la realidad crece cada día. Si desoyes las señales de alarma, hazlo a tu propio riesgo…
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