Y no sólo te hablo en tu trabajo, sino también en tu vida personal. Estás vendiendo tu talento, tu cariño, tu capacidad de amante ante la otra persona, tu amistad.. Siempre estamos vendiendo.
Y aunque te creas Brad Pitt, Cristiano Ronaldo, Elsa Pataky o el Ceo de Apple, porque crees que no tienes que vender, que todos vendrán a ti, estas muy equivocado. Hasta ellos venden en todo momento.
Todos vendemos a lo largo del día.
Pero vender, no es imponer la idea de que tú eres la mejor opción para ese proyecto o para esa persona. Eso se llama manipulación. Algunos caerán en tus triquiñuelas, pero el éxito será efímero.
Vender es que la otra persona, elija libremente tu producto, te elija a ti.
Cuando me dijeron que yo también vendía todos los días, rechace la idea. Nunca me imaginaba vendiendo, sentía que no se me daba bien. Que sería un trabajo que no me gustaría. Pero cuando me dijeron que vender, es simplemente:
UNA CONVERSACION BIEN DIRIGIDA, como bien dice Alejandro Fernández en su libro Vender es fácil, si sabe cómo.
Cuando no estas trabajando en lo que te gusta, cuando no te sientes a gusto contigo mismo, ¿Cómo son las conversaciones que mantienes? Sin sentido, sin ganas, nada motivantes. Si la gente no sale corriendo tras hablar contigo, ya vas bien.
Cuando no crees en tu producto, cuando no crees en ti, la imagen con la que se quedará esa persona que te gusta, ese posible inversor, o profesor que tiene que determinar tu nota… no será muy positiva que digamos.
¿Y cómo empezamos a vender?
A través de la conversación. Y una conversación, consta de preguntas y respuestas.
Sin una pregunta no sabremos de verdad que quiere la otra persona. Y si intentamos “venderle” algo que no quiere, ya sabes cómo acabara la relación. MAL.
No es lo mismo responder a una pregunta en la que te sientes a gusto, que intenten obligar a comprar una cosa. NO es lo mismo poder expresarte largo y tendido a través de una pregunta que te han hecho que solamente tengas que responder un SI o un NO, sin argumentar tus respuestas.
Una respuesta afirmativa, es una muestra de una necesidad de la persona. Mientras que digas que escuchas a los demás sus necesidades, pero tu cesta, no esté llena de peces… algo estás haciendo mal.
¿Por qué no escuchamos más a los demás? ¿Por qué no nos enseñan a hablar menos y escuchar de corazón?
Quien domina una conversación siempre es quien escucha y no quien habla. Recuerda.
Descubriremos como satisfacer sus necesidades más satisfactoriamente. Y quizá descubriremos dentro de nosotros, la posibilidad de cubrir las necesidades de esa empresa o persona, de una manera, que no pensábamos y que podemos hacer.
Escuchemos hasta que el “arbitro” diga basta, hasta el último segundo de la conversación, porque nos dirá que necesita de verdad esa persona.
Una conversación de verdad, es entre subconscientes. No entre EGOS ni apariencias algunas. Y el subconsciente habla de emociones. Cuando más hables a la otra persona desde tus emociones, le llegues a sus emociones, más posibilidades tendrás de “venderle” lo que tú quieres.
Si a la chica que te gusta, le hablas de tus Ferraris, de tus Máster, pero no le hablas de ti… Ya sabes que seguramente la próxima vez la vez con otro que no seas tú…
La gente olvida lo que les dices, pero jamás olvidarán cómo les hace sentir.
Todos los productos que compras, todo lo que adquieres, te ha emocionado antes, si no.. has acabado pasando de ello.
Todos queremos aparentar.. Ser como los “cachas” de Hombre y Mujeres, como el “guru” de turno en tu campo profesional, pero si no activas la emoción a tu público, ves dedicándote a otra cosa, majete.
Y aunque hayas escuchado más que hablado, aunque sepas qué quiere de verdad el cliente y cómo dárselo. Nunca presupongas nada.
Pero no todo es tan bonito, cuando la otra persona, solamente piensa en negativo sobre ti o tu producto. No hay pensamiento positivo y sin él, no tendrás venta.
¿Cómo mandar el pensamiento negativo fuera de su cabeza? Con una pregunta, que le haga resurgir su pensamiento positivo. Ocupando su parte consciente lo positivo, la emoción.
En toda conversación, las palabras no tienen que distanciar a unos de otros, sino unir. Recuérdalo.
Tus palabras tienen que ser siempre para expresar, no para impresionar o manipular a la otra persona.
Y así se cierran las ventas, solas. Cuando conectas con la otra persona a través de las palabras , no de los hechos o de los Power Point que te han costado horas terminarlos.
Para cerrar un proyecto, siempre tienes que ser una persona empática. No ir de simpático. ¿Por qué?
Porque un verdadero vendedor, no piensa que la única imagen que rige la realidad es la suya. Sino que siempre, sabe que hay muchas, como personas en el mundo. Y para ello, tiene que conocer “la otra realidad”.
Ofrécele la otra realidad, pero también ofrécele más.
Vivimos en un mundo, que si nos piden un vaso, les damos un vaso. ¿Los vasos no se rellenan de algo? Demos a los clientes, más de lo que se pueden esperar de nosotros.
Dejemos a un lado la ley del mínimo esfuerzo y demos siempre valor a todas personas que estén a nuestro lado.
No queremos clientes que vienen un día y se vayan. Queremos clientes que sean fan aferrimos de nosotros, que nos den la mejor publicidad que nos hayamos podido imaginar .Así que siempre les demos lo mejor, lo impensable, porque como un buen árbol, si no lo riegas, se acaba marchitando.
Vender no es un profesión, como has visto. Todos vendemos. Hasta nos vendemos a nuestras madres, para que nos hagan el postre que tanto nos gusta.
Vender es un estilo de vida.
Si no te vendes, ¿Cómo sabrá la gente lo que sabes hacer?
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