miércoles, 12 de octubre de 2016

ECONOMÍA La verdad está en el proceso, no en el resultado

http://www.sintetia.com/la-verdad-esta-en-el-proceso-no-en-el-resultado/  
No recuerdo dónde leí esta frase, pero supuso para mí un disparador de otras reflexiones/divagaciones en torno a la importancia que tiene el proceso para la innovación. Recuerdo una conversación y más de un artículo donde se habla de la importancia que para las empresas tiene que los proyectos de innovación tengan resultados concretos, impactos concretos en las ventas, en los costes, en los beneficios… Impactos concretos y tangibles en el acto, inmediatamente. Si no lo vemos no lo creemos. Y la verdad es que yo siempre he apostado por un modelo de innovación que cale, no que inunde ni desborde. Para mí, y ya lo he dicho otras veceslas verdaderas empresas innovadoras no son las que sacan alguna vez un producto innovador, para mí lo son las que están en permanente disponibilidad de innovar y han sido capaces de construir un modelo de gestión y organización que tiene en la innovación un objetivo fundamental de su día a día.
Innovar es un proceso
Es por todo esto por lo que creo que es una debilidad que las empresas se centren tanto en los resultados de la innovación y no en el camino de la misma, en los procesos, en el día a día que implica la innovación. ¿Por qué digo esto? Porque muchas de las empresas que ven la innovación sólo como una forma de conseguir resultados más o menos inmediatos:
1.-Desarrollan la innovación como proyectos puntuales, por lo que no son capaces de sacar conocimiento transformador para sus empresas.
2.-No suele haber una participación activa de la dirección, sino que se deja a equipos concretos que se limitan a dar resultados cuantitativos a esa dirección.
3.-No comprenden que la innovación no es un proyecto a corto plazo, sino que para que dé buen resultado ha de planificarse a medio y largo plazo.
4.-No son eficaces en la gestión de recursos, porque cada proyecto requiere de asignación excesiva de los mismos, puesto que son puntuales y de consumo intensivo.
Frente a este enfoque, creo que es más relevante aquel que asume la innovación no como proyectos puntuales con un impacto concreto, sino como un modelo de gestión permanente, que deja constantemente su poso de cambio, de modo que la organización se encuentra en constante adaptación y con una fuerte capacidad de resiliencia.
Empresas resilientes innovacion
Este tipo de empresas dan importancia al proceso, porque ven en él un valor más allá del mero retorno cuantitativo ya que:
1.-Nos ofrece conocimiento, ya que durante el proceso somos capaces de analizar qué funciona y qué no, qué información nos es útil, cómo podemos mejorar en nuestra ejecución… Si nuestro único foco es el resultado final perdemos de vista todo el conocimiento que podemos ir capturando en el camino.
2.-Nos ayuda a mejorar procesos, puesto que la información y conocimiento a la que me refería antes nos permite ir mejorando en todo aquello que ejecutamos y estamos constantemente analizando.
3.-Mejora nuestra cultura de la innovación, puesto que una organización que da valor al proceso puede compartirlo con todos los departamentos. Una organización que sólo busca el resultado final únicamente compartirá números y estadísticas. Ser consciente de lo que hacemos y hacer partícipe a toda la organización de ello es una de las mejores formas de cambiar la cultura de una empresa.
4.-Genera cohesión, ya que al poner foco también en el día a día se cuida la eficiencia y eficacia del mismo, trabajando  por la creación de equipos coherentes y que no van enfocados sólo a conseguir un impacto inmediato, sino a permanecer y mantenerse en el tiempo.
5.-Se diversifica el foco, puesto que no sólo se busca un objetivo final, que sigue siendo importante, sino que se sabe que aunque ese objetivo no se consiga, la organización mejora por todo el proceso desarrollado, lo que supone prestar atención a otros impactos que pueden generarse en la organización.
Trabajar desde esta perspectiva no supone olvidar, como he dicho, el objetivo final, sino que se da valor a todo el proceso y se ofrece una mejora del impacto de la innovación en la empresa. De este modo, una organización que trabaja la innovación como algo permanente y que cala día a día tiene tres niveles de impacto:
1.-Proyecto, ya que es fundamental que la innovación se trabaje con proyectos que permitan aterrizar ideas y gestionar entornos inestables buscando objetivos concretos. En este caso se trabaja el foco, la mejora de la dirección de la innovación, dando impulso a la organización y avanzando en la dirección correcta o corrigiendo si es necesario.
2.-Equipo, trabajando con grupos más o menos grandes y centrándonos en la cohesión y definición de roles y relaciones. Si queremos organizaciones permanentes y sostenibles, esto es fundamental.
3.-Organización, trabajando la cultura y la asunción de todos los departamentos de una manera de hacer las cosas que permita aumentar las fuentes de conocimiento y los recursos humanos a la hora de desarrollar proyectos de innovación.
Una organización enfocada sólo a objetivos finales cuantitativos se centrará en los proyectos, tal vez de manera parcial en los equipos, pero nunca en la organización. Sólo las empresas para las que la innovación no implica sólo un impacto económico a corto plazo, sino una cultura, una manera de hacer y de organizarse, sólo esas serán capaces de ser resilientes y hacer de la innovación parte de su día a día.

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