miércoles, 2 de diciembre de 2015

Las injusticias y las incoherencias son muy dañinas para los equipos.

Un directivo debe ser, ante todo, justo; y justo significa dar a cada persona lo que se merece sin que esa individualidad sea percibida por el resto como un trato preferencial. Además, lo más importante que tiene un directivo es su credibilidad, y la credibilidad se construye (o desmorona) con el ejemplo (o contraejemplo). Cuando los directivos dicen una cosa y el equipo ver hacer otra, el compromiso se resiente, lo que en entornos altamente competitivos es muy peligroso para la supervivencia de la empresa.

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