sábado, 19 de diciembre de 2015

Organizaciones para un mundo VUCA: ‘knowledge-creating companies’

http://www.cateconomica.com/Articulo/Organizaciones-para-un-mundo-VUCA-knowledge-creating-companies 
En una economía donde la única certeza es la incerteza, la única fuente de competitividad duradera es el conocimiento.
Por 
Ilustración: ejecutivo desbrochándose la camisa a la manera de Supermán, y del pecho sale una explosión de diferentes colores.
Cuando los mercados cambian, las tecnologías proliferan, los competidores se multiplican y los productos se tornan obsoletos de la noche a la mañana, las compañías que tienen éxito son aquellas que en modo consistente y continuado crean nuevo conocimiento, lo diseminan ampliamente por toda la organización y rápidamente son capaces de transformarlo en nuevas tecnologías o productos.
Las actividades referidas definen lo que son las knowledge-creating companies, cuyo negocio principal es la innovación continua.

¿Qué es el conocimiento y qué deben hacer las compañías para explotarlo?

Las compañías occidentales entienden el conocimiento de modo muy distinto que las orientales.

Para las compañías occidentales el único conocimiento útil es aquél que es formal y que está sistematizado. Y un conocimiento que da resultados medibles en forma de mejora de la eficiencia, reducción de costes o mejora del ROI.

Pero existe otro modo de pensar acerca del conocimiento y su rol en las organizaciones. Este otro modo lo encontramos mayoritariamente en las compañías que se sitúan en el ranking más alto en cuanto a competitividad como Honda, Canon, Matsushita, NEC, Sharp y Kao. Estas compañías se han vuelto famosas por su habilidad de responder muy rápidamente a las nuevas demandas de los consumidores, por crear nuevos mercados, por crear uno tras otro nuevos productos y por dominar las tecnologías emergentes.

El secreto de su éxito está en pensar que el conocimiento es algo vivo y que, como tal, tiene fases en las cuales éste no es palpable ni objetivamente medible. En estas compañías es habitual trabajar con metáforas y analogías y usarlas como sacacorchos para extraer el conocimiento subjetivo que yace dentro de cada persona de la compañía; también para conectar el conocimiento formal de cada individuo con el conocimiento tácito y explícito del resto de individuos, y con el conocimiento formal y sistematizado compartido por todos.

Por poner un ejemplo, la revolucionaria minicopiadora de Canon nació cuando en una sesión de ideación para conseguir fabricar un tambor fotosensitivo recambiable a precios aceptados por los clientes de la futura minicopiadora, el equipo estableció una analogía con el aluminio del que estaban hechas las latas de las cervezas que estaban tomando.

Los managers de las knowledge-creating companies reconocen la parte de serendipia presente en la innovación; si no lo hiciesen, la creación de nuevo conocimiento no sería tan fluida ni tan rápida como lo es en las compañías citadas.

Este modo de entender el conocimiento solamente puede darse en una organización que sea percibida por todos sus miembros como algo vivo, algo que no ocurre en occidente donde las organizaciones se perciben como meros instrumentos para procesar información. Esta visión de las organizaciones como instrumentos lleva a sus managers a centrarse solamente en el mejor modo de sacar el máximo provecho de ellas sin reparar en la necesidad de dar tiempo y espacio a la generación de nuevo conocimiento.

Las knowledge-creating companies tienen un sentido colectivo de identidad y de propósito: todos los empleados se sienten parte de su éxito o de su fracaso más allá del cheque que puedan ganar o del puesto que puedan perder. Están comprometidos cada uno consigo mismo y todos para con todos, para conseguir que su organización sea la mejor. En este sentido, las knowledge-creating companies tienen más que ver con ideales que con ideas. Y ahí es donde se encuentra su capacidad diferencial de innovación: porque la esencia de la innovación es re-crear el mundo de acuerdo a una particular visión o ideal.

Actuar llevados por ideales va más allá de actuar. Cuando actuamos llevados por ideales, el mero actuar, que podría ser errático y carente de propósito, y por lo tanto carente también de la motivación interna para continuar actuando, se transforma en vivir en mayúsculas. Vivir en mayúsculas es vivir conectados con una fuente permanente de coraje y amor por el descubrimiento y la creación continuos. Esta conexión vital constituye las bases psicológicas de la innovación sin las cuales, por más dominio que tengamos de la última tecnología y de los últimos avances científicos, la innovación no estará nunca a nuestro alcance.

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