lunes, 6 de junio de 2016

“Cada vez hay más gente trabajando en cárceles de oro”

http://www.lavanguardia.com/vida/20160504/401554054537/pilar-jerico-entrevista-determinacion.html 
  • Pilar Jericó da claves para despertar la determinación e investigar en lugares poco explorados como la intuición para conocernos mejor
“Cada vez hay más gente trabajando en cárceles de oro”

Pilar Jericó tiene claro que la fuerza interior existe en todos y cada uno de nosotros. Una fuerza, según explica, poderosa, inconformista y que potencia nuestras fortalezas individuales. Es lo que la autora describe como la determinación, una cualidad que, según ella, nace de la fusión de dos elementos: el deseo y la convicción. Jericó considera que la sociedad actual ha dado más protagonismo a la parte racional y, en los últimos años, emocional de nuestro organismo, que a los aspectos más viscerales, informaciones que muchas veces nos transmite nuestro cuerpo, y no nuestra mente. En términos mitológicos, Apolo (convicción) ha difuminado a Dionisio, rey del juego y la intuición, y eso nos ha alejado de nuestros deseos genuinos, por lo que muchas veces fracasamos al abordar nuestros objetivos y acabamos con la fatídica fórmula del “no puedo”. En su nuevo libro, ¿Y si realmente pudieras? , Pilar Jericó, experta en desarrollo personal y profesional, da a conocer su particular metodología para aislarse de los miedos y las comodidades que hacen que, en ocasiones, no nos movamos del mismo sitio a pesar de las adversidades.
-¿Qué suele haber detrás de un “no puedo”?
-Puede esconder muchas cosas: miedo, principalmente, o beneficios ocultos del no poder.
-¿A qué se refiere?
-Decir “no puedo” te da beneficios ocultos como, por ejemplo, no arriesgarte o no equivocarte. Por tanto, detrás de esa negación suele haber un beneficio, una falta de recursos o un miedo.
-Parece que sigue habiendo mucha distancia entre lo que deseamos y lo que realmente hacemos...
-Para que haya determinación tiene que haber deseo genuino que realmente te movilice. Muchos de los deseos que tenemos no se corresponden a cómo somos nosotros mismos, son deseos impuestos por la familia u otros factores sociales.
-Es un deseo impostado.
-Eso es. Aún así, cuando conectas con tú deseo y trabajas tus recursos, puedes ponerte el mundo por montera.
-¿Todos tenemos determinación para afrontar las cosas?
-Todos. ¡Nacemos con ella! Lo que sucede es que la determinación tiene que ver mucho con una fuerza muy visceral, que hace que no te pare nada. Eso lo vemos en los niños, que no paran hasta que consiguen lo que quieren. El problema es que lo que nos ayuda a socializarnos también nos va introduciendo miedos o temas relacionados con la comodidad. Y algo que también es muy, muy importante.
-Usted dirá...
-El cerebro tiende a la comodidad, a la seguridad, porque es supervivencia. El cerebro antepone la comodidad a la felicidad. ¿Qué ocurre? Que hay mecanismos mentales automáticos que nos empujan hacia nuestra zona de confort y desde ahí es mucho más difícil salir adelante. Igual que hay una fuerza que tira hacia tu determinación y deseo genuino, hay otras, como el miedo, la búsqueda de la seguridad o la comodidad, que empujan para atrás.
-¿Cuál de ellas tiene más fuerza hoy en día?
-El miedo y la comodidad. Siempre hablo de “las cárceles de oro”, esto es, trabajar en sitios donde estamos bastante mal, aunque tan siquiera nos planteamos cambios, ya no solo por cómo está el mercado laboral, sino por miedo a plantear una alternativa distinta. Y cada vez hay más gente que piensa así.
-Hay veces en las que la determinación existe, especialmente con el nuevo año y los propósitos, aunque fracasamos en el intento. ¿Qué hacemos mal?
-Me gustaría diferenciar lo que es la decisión de la determinación. La decisión es, por ejemplo, estudiar un idioma, mientras que la determinación es el momento en el que no te para nada; la propia palabra ya implica acción. Fracasamos porque, o bien no estamos conectados con un deseo genuino, o no hemos hecho una buena planificación. También hay un tercer elemento interesante: a veces no nos conocemos suficiente. Es necesario conocer cuáles son tus puntos débiles para poder ponerte en acción.
Nuestro cerebro antepone la comodidad a la felicidad”
PILAR JERICÓ
Experta en desarrollo del talento y el liderazgo
-También podemos hablar de la intuición, aunque no sé si hoy en día está muy bien valorada...
-Creo que no está bien vista y, sin embargo, los grandes empresarios que he tenido la oportunidad de conocer me dicen que la clave de su éxito ha sido la intuición, y son muy fieles a ella. La intuición no tiene por qué ser racional necesariamente y, de hecho, en el intestino tenemos cien millones de neuronas. A veces, la forma de expresar la intuición es desde el estómago y, como parece poco serio, no le prestamos la atención necesaria.
-Dicen que las tripas son nuestro segundo cerebro...
-Es así, y es algo que ya se decía en el Antiguo Egipto. ¡Hay que escuchar a tu tripas! La Universidad de Columbia ha hecho un estudio que concluye que en los ganglios basales reside la sabiduría. No es de extrañar que haya cosas que racionalmente no sepas, pero que tu parte inconsciente sí lo sabe. Por eso hay que acudir a la intuición, porque ahí es donde encontraremos el deseo genuino. Y a veces es el cuerpo quien te lo comunica.
-Interpreto que haciendo caso exclusivo a la intuición tampoco vamos a ninguna parte...
-Por supuesto. Luego viene la convicción, que también es clave.
-¿Cómo podemos saber si esa intuición es buena?
-A priori, es algo que no se puede valorar. Puedes hacer testeos pero, al final, es la realidad lo que te dice si algo va para adelante o no.
La determinación no existe sin honestidad
-¿Cómo tiene que ser la tenacidad bien entendida?
-La buena tenacidad es la que no te lleva a darte cabezazos contra la pared, sino la que te ayuda a buscar la puerta de la pared. Por eso es importante que esa tenacidad esté conectada con tu deseo. Si te estás dando contra un muro, debes conservar la intención, pero incorporando estrategias nuevas y adaptando tu propio guión.
-Hay expertos alemanes que aseguran que el 98% de nuestras decisiones son inconscientes. ¡El 98%! ¿Cómo tenemos que interpretar estos datos?
- Lo que te quieren decir es que si yo no sé si quiero beber agua o zumo, antes de que sea consciente de que quiero beber agua, mi cerebro ya lo ha decidido. Hay un impasse entre mi toma de conciencia y lo que realmente voy a hacer, y de ahí el porcentaje tan alto de decisiones inconscientes. Se le ha dado mucha importancia a la parte racional, y la merece. En las últimas décadas le estamos dando importancia a la faceta más emocional, pero ahora es momento de darle importancia a otros lugares nuestros relacionados con lo corporal o la parte visceral más instintiva.
-¿Qué información nos pueden transmitir las vísceras?
-Todo lo relacionado con la intuición: personas de las que te puedes fiar, negocios que puede ir bien o mal, relaciones, etc. Esa información está en nosotros pero, insisto, como no parece seria, los argumentos racionales acaban por taparla. Se trata de ser muy honesto con lo que te está ocurriendo; la determinación no existe sin honestidad.
-¿La carencia de determinación es sinónimo de frustración?
- O, quizás, de periodos de búsqueda. Hay estadios que son humanos y normales, e incluso pueden llegar a ser buenos.
¡Hay que escuchar a tu tripas!
-Socialmente parece que se castiga a aquellas personas que no saben lo que quieren...
-Estar en un lugar donde no tienes claro lo que quieres, pero en el que te haces preguntas, es muy saludable para luego coger fuerzas. El problema es que ese estado no se alargue en el tiempo.
-¿Qué recomendaría a las personas que puedan estar atravesando un momento similar?
-Primero, que no se estresen y que no se sientan culpables por no tener las cosas claras. Segundo, que se hagan preguntas. Y tercero, y muy importante, es que la información no les va a venir cuando estén encerrados en casa dándole vueltas a la cabeza, sino en la interacción con la realidad. Eso significa hablar con gente, leer libros, pasear, explorar con una apertura mental máxima.
-También sucede que muchas veces no decidimos actuar hasta que nos ponen al límite. ¿Por qué somos tan masoquistas?
- A veces es por situaciones sociales. Conozco gente a la que han despedido y, en el fondo, ha provocado el despido. Eso sucede porque hay una parte de ti que lo está deseando profundamente pero, por miedo, por el qué dirán o por la propia imagen, acabas desistiendo, aunque de forma inconsciente hay una parte nuestra que puede provocarlo. Al final, la felicidad no es una actitud, sino una determinación, la determinación de ser feliz.

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