jueves, 16 de junio de 2016

Debemos desarrollar en nuestros alumnos determinadas habilidades como la capacidad de escucha, la empatía, la negociación, entre otras, para, luego, dar paso a un verdadero trabajo en equipo.

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Consejos para el aula: somos seres sociales

Debemos desarrollar en nuestros alumnos determinadas habilidades como la capacidad de escucha, la empatía, la negociación, entre otras, para, luego, dar paso a un verdadero trabajo en equipo.



Material de uso libre, sólo se pide citar la fuente (Asociación Educar).

Para que podamos aprender en nuestro máximo potencial, necesitamos sentir el aula como un lugar seguro, donde podamos estar tranquilos. Nuestro cerebro se especializa en centrar nuestra atención hacia las situaciones que nos hacen sentir incómodos o en peligro; por ejemplo, al percibir que nuestros compañeros no nos integran o nos molestan. Como especie social, el sentimiento de pertenencia a un grupo es muy importante; por el contrario, las situaciones de aislamiento o peligrosidad, resultan muy perjudiciales para nuestra concentración y dificulta la atención en clase.
El cerebro de los niños y jóvenes se halla en pleno desarrollo, y las áreas del cerebro involucradas en el freno de nuestras reacciones emocionales, ubicadas principalmente en la corteza prefrontal, todavía se encuentran inmaduras. Por esto, muchas veces nuestros alumnos pueden llevar adelante actos que pueden ser considerados muy crueles, ya que generan en sus compañeros miedo o tristeza, por consiguiente, debemos hacer todo lo posible para evitarlas.
Gran parte del desarrollo del cerebro y de nuestros valores como seres humanos suceden en un aula y, para que nuestros alumnos puedan expresarse en su máximo potencial, debemos crear contextos adecuados.
El hecho de que seamos seres sociales nos invita a incorporar a las clases la mayor cantidad posible de actividades grupales que les permitan a los chicos formar equipos y sentirse parte importante de un grupo, dándoles la posibilidad de ser líderes en los temas que se sientan más fuertes, de forma que cada chico pueda sentir que tiene un rol importante en su proceso de aprendizaje y en el de sus compañeros.
Según Gabriela Martin, directora de Estudios del Nivel Medio en el Instituto River Plate, muchas veces, los docentes trabajan en grupos considerando que esta clase de actividad implica, en sí misma, un valor agregado. Sin embargo, es importante que seamos cautelosos.
Un trabajo en grupo que no esté supervisado por el docente puede ser contraproducente. En primera instancia, debemos desarrollar en nuestros alumnos determinadas habilidades como la capacidad de escucha, la empatía, la negociación, entre otras, para, luego, dar paso a un verdadero trabajo en equipo. (Para muchos alumnos trabajar en equipo implica sólo “repartir los temas”, una especie de "organización en paralelo" en la cual cada uno se ocupa de su parte sin tener conciencia de un trabajo en común).
Destaco la idea que cada alumno se sienta parte importante de un grupo y pueda transmitir sus conocimientos y habilidades a sus pares. Los docentes debemos estar atentos sin desatender a aquellos alumnos que sienten que nada tienen para transmitir o enseñar a sus compañeros (sino, como contrapartida, estaremos contribuyendo a la formación de cerebros menos felices).
Además del placer de enseñar y de compartir con sus compañeros lo que el alumno sabe, es importante destacar que se parte de los intereses de los chicos. He escuchado decir que los alumnos se aburren en clase porque los profesores les contestamos preguntas que ellos nunca hicieron, ¡cuánta verdad! Si partimos de sus intereses y del placer que a ellos les provoca compartirlos, habremos, por lo menos, avanzado unos cuantos casilleros en nuestro intento por lograr cerebros más felices (aquí incluyo también el cerebro de los queridos profes).
Y, como frutilla del postre, si a ello le agregamos el trabajo por proyectos, mejor aún. De esta manera, el alumno no sólo sentirá el placer de poder compartir sus intereses; también verá que su interés, en interacción con el de sus compañeros, contribuirá a la construcción de un trabajo en común. El interés de cada uno adquiere un significado especial y distinto a la vez. Tan especial y distinto como lo es cada uno de nuestros alumnos.
Incentivar el trabajo en grupos también es ayudar a nuestros alumnos a crecer en valores. Valores tan necesarios para desempeñarnos en una sociedad que sabe que, para desarrollarse como tal, debe priorizar el bien común, el trabajo mancomunado, el espíritu de solidaridad, el trabajo en equipo.
En definitiva, por sí mismo, el trabajo por grupos no garantiza la felicidad. Para que verdaderamente contribuya a la causa de cerebros más felices, deberá ir acompañado por acciones concretas, cuidadas y pensadas como espacios de interacción donde todos puedan sentirse partícipes de un proyecto en común. Si no tenemos en cuenta algunos detalles, quizás y sólo quizás, Dios, La Patria y nuestro cerebro nos demanden… un poco más de felicidad.
Retomando al artículo: desde nuestro nacimiento, una de las acciones que tenemos innatas es la capacidad de enseñar. Sentimos un gran placer al compartir lo que sabemos, los seres humanos disfrutamos cuando podemos comunicar nuestras experiencias. Por esta razón, brindarles la posibilidad a los chicos de ser docentes de sus compañeros o que compartan lo que les gusta y que todos puedan aprender, es una excelente forma de que los chicos consideren el aula como un lugar donde pueden ser felices.
Por un lado, el aprendizaje hace más impacto cuando el cuerpo es parte del aprendizaje. Es muy interesante la posibilidad sumar actividades para que los chicos puedan expresarse con sus palabras y, también, con movimientos y juegos. Por otro, debemos intentar que las aulas sean lugares coloridos y que los alumnos puedan colaborar en su decoración. Además, la iluminación y la circulación del aire deben de ser lo mejor posible.
Bibliografía:
  • Caballero A, Granberg R, Tseng KY. Mechanisms contributing to prefrontal cortex maturation during adolescence. Neurosci Biobehav Rev. 2016 May 24. pii: S0149-7634(16)30087-2. doi: 10.1016/j.neubiorev.2016.05.013. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27235076
  • Vijayakumar N, Whittle S, Dennison M, Yücel M, Simmons J, Allen NB. Development of temperamental effortful control mediates the relationship between maturation of the prefrontal cortex and psychopathology during adolescence: a 4-year longitudinal study. Dev Cogn Neurosci. 2014 Jul;9:30-43. doi: 10.1016/j.dcn.2013.12.002. Epub 2014 Jan 8.http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24486655
  • Maria Vlachou, Kafenia Botsoglou, Eleni Andreou. Assessing Bully/Victim Problems in Preschool Children: A Multimethod Approach. Journal of Criminology, Volume 2013 (2013), Article ID 301658, 8 pages. http://www.hindawi.com/journals/jcrim/2013/301658/
  • Tom Dickinson. Cooperation in the Classroom. Middle School Journal, Volume 24, Issue 3, 1993. DOI:10.1080/00940771.1993.11495886
  • Johnson, David W. Circles of Learning. Cooperation in the Classroom. Association for Supervision and Curriculum Development. ISBN: ISBN-0-87120-123-2
  • Stacy R. Johnson, Adina M. Seidenfeld, Carroll E. Izard, Roger Kobak. Can classroom emotional support enhance prosocial development among children with depressed caregivers? Early Childhood Research Quarterly, Volume 28, Issue 2, 2nd Quarter 2013, Pages 282–290.http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0885200612000713
Colaboradores y revisores:
Prof. Gabriela Martin
  • Directora de Estudios del Nivel Medio en el Instituto River Plate.
  • Docente, desde hace 30 años, de Educación Cívica, Instrucción Cívica, Derecho y Administración de Personal y Legislación Social.
  • Diplomada Superior en Gestión de Instituciones Educativas, Universidad Nacional de San Martin.
  • Impulsó proyectos institucionales entre los que se encuentran el Modelo de Naciones Unidas, el Modelo Legislativo y el de Neurosicoeducación.
Lic. Valeria D'Almeida
  • Licenciada en Psicopedagogía, Universidad Nacional de Catamarca.
  • Directora de Nivel Secundario del Colegio Magnus.
  • Carrera docente: Jardín de Infantes Pequeño Nido; Colegio Codesa; Colegio Dante Alighieri; Colegio Divina Misericordia.
Dr. Roberto Rosler
  • Médico Neurocirujano egresado con Diploma de Honor, Universidad de Buenos Aires.
  • Docente Adscrito a la Cátedra del Departamento de Neurocirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
  • Profesor de Neurofisiología de la Carrera de Médico Especialista en Neurología de la Universidad de Buenos Aires.
  • Profesor de Neurología y Neurocirugía I de la Facultad de Ciencias Médicas de la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires (UCA).
  • Coordinador y Profesor de Neuroanatomía de la Maestría en Neuropsicología de la Escuela de Medicina del Instituto de Medicina del Hospital Italiano de Buenos Aires (IUHI).
  • Profesor de Bases biológicas y neurológicas de la conducta de la Facultad de Psicología de la Universidad de Belgrano (UB).

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