jueves, 16 de junio de 2016

Discursos que acercan, [infografía]

https://alcorconsultores.wordpress.com/2016/06/16/discursos-que-acercan-discursos-que-alejan/ 
Despreocúpate, no voy a hablar ni de políticos ni de la campaña electoral. Voy a escribir sobre esos discursos que los CEO´s y otros directivos dirigen en ocasiones a grandes grupos de sus colaboradores, puede ser en una Convención, en una reunión anual o con motivo de la “tradicional” copa de fin de año. Y lo voy a hacer en forma de 6 consejos, espero que claros, espero que útiles:
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  1. Es una gran oportunidad, no la desaproveches. Puede que tú, directivo, estés un poco cansado de pronunciar discursos. Puede también que creas que no tienes nada especialmente nuevo o importante que contar; que lo afrontes como una obligación que te viene marcada por la programación de la comunicación interna. Sin embargo, este es uno de los pocos momentos a lo largo del año en los que todo o buena parte de tu equipo te está viendo y escuchando de forma directa, sin intermediarios. La voz que van a escuchar es la que sale de tu garganta; el gesto que van a ver es el que hagas con tu cara y tu cuerpo. ¿Qué quieres que perciban?
  2. El poco interés que muestran es solo aparente. Si antes de empezar a pronunciar tus palabras les ves con poco interés y un cierto aburrimiento, no les creas. Si quieres flagelarte, piensa que esas caras son el resultado de tus intervenciones pasadas. Si quieres tensionarte, piensa que para muchos de ellos es una de las pocas oportunidades que tienen de ver y de escuchar directamente a su “gran jefe”, por lo que hoy no es un día normal para ellos. En tu mano está hacer de este encuentro algo útil. ¿Cómo? Vamos a ello.
  3. No estás ante un acto informativo, sino ante un rito de liderazgo. Es un error muy extendido: creer que los discursos son para informar, para mostrar datos y para que las personas los asimilen. Casi nunca es cierto, solo en algunas excepciones que no nos interesan hoy aquí. Con tu discurso, las personas van a recordar cómo te han visto, cómo te han sentido mientras te escuchaban y, sobre todo, si las sensaciones que has generado en ellos resuenan con sus percepciones y emociones.
    Como no nos cansamos de repetir en Alcor, las personas ya tienen su propio relato sobre lo que pasa y lo que es importante en esta empresa –lo construyen cada día con sus vivencias-; cuando te escuchan, valoran si tu visión, tu relato y tus emociones son cercanos y compatibles con los suyos. Si lo son, te escucharán; si no lo perciben así, confirmarán la distancia que nuestra descreída sociedad actual tiende a sentir hacia todas las referencias de poder.
  4. No hables para contar tu historia, sino para dar sentido a la suya:Prepara tu discurso partiendo de dos preguntas: ¿cómo está mi gente?, ¿cuánto están de convencidos y cuánto de comprometidos con lo que la empresa precisa de ellos? Las respuestas te llevarán a dos nuevas preguntas: ¿por qué se sienten así?, ¿qué ha ocurrido y qué hemos hecho o no hecho desde la Dirección para ello? Ahí tienes ya los ejes de tu discurso: hazles ver que conoces y que comprendes, porque ellos sentirán entonces que tú escuchas y que tú sí sabes estás cerca, que tú sí das valor a tus equipos. Y, desde ahí, desde su relato que tú has demostrado conocer y comprender,explícate, cuenta tu visión. Desde ellos, hacia ti; nunca desde ti para convencer a otros. Las personas se convencen desde su relato y sus razones, no desde las nuestras, por muy jefe que seamos. Quizá cuánto más jefe, más barreras.
  5. Empatizar no es dejarse secuestrar: El punto anterior no significa decirle a la gente lo que quiere escuchar, como si fuéramos un político al uso. Significa mostrar que conocemos y reconocemos sus percepciones y sus emociones, pero que construimos a partir de las mismas. Nuestros equipos ni quieren ni necesitan un directivo que “esté de acuerdo” o que sea “majete”, sino que marque un camino confiable y, a ser posible, atractivo. Ahora bien, confiable y atractivo para ellos y ellas. Por ello es preciso partir de sus percepciones y emociones, para desde ellas construir nuestra respuesta.
    Para ellos, no eres un monologuista divertido; ellos quisieran que mostraras méritos para ser su líder.
    Las personas han incrementado su desconfianza hacia todas las figuras que representan poder –sus directivos entre ellos- porque se ha generalizado la convicción de que “están lejos”, “no quieren enterarse”, “van a la suya”. Tomemos nota de ello y mostremos un liderazgo que conoce y está cerca, como base para que las personas nos escuchen y nos otorguen credibilidad. A partir de ahí, desde el interés compartido por Dirección y profesionales de hacer sostenible la empresa y los empleos que sustenta, expongamos y expliquemos nuestras propuestas y soluciones. Ellos quieren líderes ejecutivos, directos y claros, pero también cercanos.
  6. Esto solo será posible si escuchas: Es posible que hayas leído hasta aquí y también –ojalá- que algo de todo esto haya provocado tu reflexión. Pero quizá te encuentres ante una duda: ¿cómo puedo conocer yo su relato?, ¿cómo puedo estar seguro de que conozco las percepciones y las emociones de mi equipo? Estas preguntas son un buen ejemplo de esa distancia que provoca distanciamiento que queremos evidenciar con estas palabras.
De forma inmediata, puedes preguntar a tus equipos más cercanos, los directivos de línea que lideran de forma directa los equipos. Pregúntales con prudencia y ve contrastando puntos de vista, siendo consciente de que una de las primeras lecciones de supervivencia que aprende todo mando intermedio es a evitar escalar informaciones que desagradan. Recurre también a tu equipo de Comunicación Interna: recuérdales que escuchar a los públicos internos es una de sus funciones, a la que deben dedicar tiempo y recursos para desempeñarla con rigor.
Y, sobre todo, acercarte tú, aprovechando y generando todas las oportunidades necesarias para estar cerca y escuchar. Programa tu visibilidad y tu cercanía interna, porque, también en esto, todo lo que no se planifica y no ocupa tiempo en la agenda no ocurre. Tu tiempo –como cualquier otro recurso- es escaso y finito: ¿cómo lo gestionas?, ¿cuánto tiempo merecen los accionistas, cuánto los clientes, cuánto las instituciones y el entorno social, cuánto tus equipos?
Porque la satisfacción de los clientes, de los accionistas y de la sociedad la vas a lograr (o no) por medio del trabajo que realizan y de las opiniones que expresan tus colaboradores.

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