¿Quiere ser millonario?’ (¿Quieres ser talentos@?), los 10 mayores obstáculos para detectar, fidelizar, desarrollar y comprometer el talento.
1. El Talento como Inteligencia, tal como lo define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Siguiendo a Marina, y a Robert Sternberg, el talento es “inteligencia triunfante”, el buen uso de la inteligencia. En el 80% de los casos los conocimientos no se convierten en comportamientos, en hábitos, por falta de atrevimiento, de valentía. Son ejemplos de inteligencia fracasada.
2. El Talento como mera capacidad (aptitud + actitud). Se requieren conocimientos, que son imprescindibles (“no hay nada más peligroso que un tonto motivado”, Emilio Duró); la actitud es lo que marca la diferencia.
3. Confundir la actitud con el compromiso. El compromiso es la energía (física, mental, emocional y de valores) que ponemos al servicio del proyecto. El problema de empleabilidad de nuestra juventud (50% de desempleo juvenil) tiene que ver con falta de actitud (por falta de experiencia) aunque demuestre compromiso.
4. Concebir el talento como algo fijo. Es el “tú sí que vales”. Nada más lejos de la realidad, como ha demostrado Carol Dweck (Stanford). El Talento es móvil, y por ello el talento que no se aprecia, se deprecia.
5. El Liderazgo como carisma. El Liderazgo es el talento para influir decisivamente en l@s demás, desde la credibilidad, el ejemplo y la autoridad moral. Se concreta en un estilo propio (estilo de liderazgo) compuesto con siete actividades. Es difícil de desarrollar sin un perfil propio de la empresa (coherente con la cultura y los valores), assessment (valoración), desarrollo más allá de la formación y coaching. El Liderazgo, la Calidad Directiva, supone más de 60% de la productividad y competitividad.
6. La motivación como algo externo (palo o zanahoria). Debemos distinguir la motivación de inicio (ilusión) de la de mantenimiento (perseverancia). Los grandes motivadores, que son intrínsecos, son el propósito, la autonomía y la maestría (Daniel Pink, ‘La sorprendente verdad sobre qué nos motiva’).
7. Las personas con talento encajan en cualquier empresa. No es cierto. El contexto (encaje cultural) es tan importante en el talento (ponernos en valor) como la capacidad y el compromiso. El contexto lo configuran la cultura, el clima, la compensación y el grado de cooperación.
8. No es posible fidelizar al talento. Es completamente falso. Hemos aprendido de John y Laura Gottman, de la terapia de pareja, que depende de los momentos “aparentemente intrascendentes” y del ratio de emociones positivas por cada emoción negativa. El Liderazgo es en más del 90% pura Inteligencia Emocional.
9. El Liderazgo se nace con él o se improvisa. En realidad, el Liderazgo, como todos los talentos, se cultiva, se forja. “Se juega como se entrena”.
10. Los jefes no tienen responsabilidad sobre la felicidad de l@s integrantes del equipo. Todo lo contrario. Como nos ha enseñado maría Graciani, hemos de pasar “de Jefes a GeFes, Gestores de Felicidad”. La Felicidad, “experiencia global de placer y significado”, es en un 10% externa, en un 50% referencial (primeros años de vida) y en un 40% voluntaria, tal como ha demostrado Sonja Lyubomirsky. En palabras de Aristóteles de Estagira, mi coach favorito, la felicidad es el bien supremo, el gran objetivo al que dirigimos nuestra vida. Debemos merecerla.
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