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Hay personas que ven siempre el vaso medio lleno y acostumbran a darle la vuelta a las adversidades siempre con una sonrisa en el rostro. Seguro que en tu entorno habita una de ellas y, aunque parezca una utopía, existe una parte de la humanidad que vive bajo estos preceptos. La ciencia ha descubierto que ver la realidad desde la dicha podría estar grabado en nuestra genética.
Un estudio reciente indica que la felicidad de una persona respecto a su vida puede estar influenciada por cambios en el ADN. Es la primera vez en la historia en la que se han conseguido aislar partes del genoma que podrían explicar las diferencias en cuanto a cómo se experimenta el bienestar.
“Se trata de un hito y un nuevo comienzo. Ahora sabemos que existe un aspecto genético ligado a la felicidad y que las tres variantes que conocemos son solo una pequeña parte de las diferencias entre humanos. Esperamos que sean muchas las que participen”, comentaba Meike Bartels, profesor de la Universidad Vrije de Amsterdam y uno de los directores del estudio.
Los investigadores han encontrado tres variables genéticas para la felicidad, dos que pueden relacionarse con diversos síntomas de depresión y once localizaciones en el genoma que podrían responder a varios niveles de neurosis. Como indican, las relacionadas con ver la vida de color de rosa se manifiestan sobre todo en el sistema nervioso central, las glándulas suprarrenales y en el páncreas.
¿Cómo influye el genoma?
Bartels y su equipo han analizado los fenotipos (resultado de la interacción entre el genotipo de un individuo y el medio) de casi 298.000 personas.
“Las características que se han identificado indican que estas personas tienen un poco más de probabilidad que el resto de la población general para ser felices o, como ellos lo denominan, tener bienestar emocional”, indica el Dr. Ignacio Blanco, vicepresidente de la Asociación Española de Genética Humana.
El matiz subjetivo de la felicidad es uno de los aspectos que limitan este tipo de indagaciones. En este caso, se ha explorado el bienestar subjetivo, o cómo una persona se siente respecto a su vida, los síntomas depresivos y la neurosis.
Las variables encontradas no explican que una persona sea feliz en su totalidad, el entorno también influye”
Para ello se han observado también factores que pueden tener resultados adversos en la salud como el índice de masa corporal, consumo de tabaco, enfermedades coronarias, niveles de glucosa en ayunas y de triglicéridos.
“Han descubierto que existen unas características genéticas que son más comunes en los pacientes que tienen un buen estado emocional. Se han identificado ciertas variables, pero que no explican que una persona sea feliz en su totalidad”, añade el dr. Blanco.
Entonces, ¿qué determina nuestra felicidad?
Según argumenta el experto, estos marcadores interaccionan con otros genes del individuo y, sobre todo, con el ambiente. “Aquí podríamos hablar de alimentación, entorno familiar, entorno laboral…”, aclara.
Los científicos involucrados en el análisis aluden también al entorno como un factor fundamental en el desarrollo de este estado de ánimo. “La genética es solo un factor que influye en estos rasgos psicológicos. El ambiente es, al menos, igual de importante e interacciona con los efectos genéticos”, opina Daniel Benjamin, profesor de la Universidad de Southern California en un comunicado.
Una puerta al conocimiento
Más allá de aliviar a quienes suelen tener una nube negra sobre la cabeza, eximiéndoles en parte de su carácter, el estudio es el punto de arranque para nuevas investigaciones.
“Todos los individuos tenemos los mismos genes y en el mismo número, pero somos diferentes. Cada vez más se exploran las diferencias en nuestros genes que producen distintas manifestaciones. Pero no hemos de confundir estas variaciones individuales con la idea de una característica genética heredable”, asegura el especialista.
Por el momento, sabemos que existen, aunque no esté claro que puedan determinar el carácter emocional de una persona.
No se deben confundir las variaciones genéticas individuales con una característica genética heredable”
“Su importancia radica en que se ha encontrado una base genética a estas características, más aún en las que están ligadas a la depresión e inestabilidad. Por primera vez sabemos que hay una serie de cambios en el material genético que pueden explicarlo”, afirma el especialista.
Pero parece que para alcanzar la felicidad hay que trabajarla. “Hemos de diferenciar entre lo que serían situaciones hereditarias, en las que existe una gran probabilidad de desarrollarla, y la identificación de variantes en la genética del individuo que aumentan discretamente la probabilidad de que surja la manifestación”, concluye Blanco.
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