viernes, 3 de junio de 2016

“La práctica del mindfulness mejora la inteligencia emocional de nuestros hijos”

http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/luis-lopez-la-practica-del-mindfulness-mejora-la-inteligencia-emocional-de-nuestros-hijos/32414.html 

Luis López: “La práctica del mindfulness mejora la inteligencia emocional de nuestros hijos”

Luis López


Aprovechando el lanzamiento de la última obra del doctor en Psicopedagogía Luis López González, Meditación para niños: en paz me levanto, en paz me acuesto, Educación 3.0 ha charlado con él acerca de la meditación y el mindfulness con los más pequeños. Estas dos prácticas les ayudan a concentrarse, a relajarse, a que duerman más tranquilos…

Dr Luis Lopez Meditación para niñosEn los últimos tiempos se está hablando mucho de las ventajas de practicar la meditación y el mindfulness en el ámbito educativo, ¿a qué cree que se debe esta tendencia?

Se trata de un fenómeno multifactorial, pero destacaré cuatro aspectos. En primer lugar, por necesidad. Desde la última década del siglo pasado se habla e investiga sobre el malestar y burnout docente, y de la agitación general que hay en las aulas. Asimismo, el exceso del uso tecnológico y de información genera una mente zapping o multitarea que no permite desarrollar la atención (habilidad cognitiva básica por excelencia), lo cual va en contra de la construcción del pensamiento y de la personalidad. El segundo motivo es la evidencia científica: son múltiples los beneficios de salud (físicos y psicológicos), así como emocionales, de aprendizaje y también sociales. El tercer motivo es que siempre ha existido -de alguna manera- el desarrollo del mundo interior, aunque casi en exclusiva desde las religiones. El cuarto, y último motivo, es que se puede entrenar y medir y, al haber pasado del plano espiritual al psicológico-científico, es posible formar a otros para que lo aprendan.

¿Qué es lo que deben tener en cuenta tanto profesores como padres a la hora de ponerlo en práctica? 

Es imprescindible formase y tener cierta práctica con uno mismo para después aprender qué y cómo pueden hacerlo los pequeños. Habrá que aceptar que a algunos niños les cueste entrar en ello y otros no deberían hacerlo sin supervisión de experto y/o psicólogos. Lo primero es conocer las habilidades básicas de relajación, meditación y mindfulness (a las que llamamos REMIND) y desarrollarlas, pues las vamos a usar constantemente en este ámbito. Igual que los niños que aprenden a escribir usan la ortografía, la caligrafía, la sintaxis, el léxico, la comprensión lectora… los humanos para meditar gozamos de nueve capacidades que son: atención, respiración, visualización, relajación, voz-habla, conciencia sensorial, postura, energía y movimiento. Aconsejo practicar con los pequeños en un lugar tranquilo y sin ruidos, pero sobre todo sabiendo qué estamos haciendo en todo momento. También puede ponerse en práctica haciendo pequeñas pausas en el trabajo, en clase o en casa, buscando maneras de estar en silencio, o disminuyendo el ruido y la televisión, entre otros.

Coberta_meditacion_niños.indd¿Qué beneficios proporciona a los estudiantes?

Mejora la atención y -por ende- la memoria, el cálculo, la abstracción… además de favorecer el clima del aula, y la convivencia y la resolución de conflictos. Lo específico de estas prácticas es que mejora la inteligencia emocional (y espiritual) de nuestros hijos, dotándoles de una mejor autoestima, autoconocimiento, control emocional, empatía y asertividad. Les hace más compasivos consigo mismos y con el resto. Les ayuda (y nos ayuda) a vivir desde el afectividad y no tanto desde la efectividad.

¿Qué ejercicios pueden poner en práctica los docentes con sus alumnos?

Como he dicho, es necesario formarse, leer y practicar, pero para que el lector sepa concretar, diría que padres y docentes debemos silenciarnos y aprender a estar presentes. Para los pequeños, podemos enseñarles la maravilla que supone aprender a cerrar los ojos y ‘pilotar esa nave interior’. Se toman tres o cuatro respiraciones profundas (nariz-boca), después se deja la respiración natural (nariz-nariz), se relaja la lengua y se escanea con atención cómo está el cuerpo de sensaciones y cómo se encuentra nuestra cabecita y corazón; todo ello con una actitud de aceptar lo que haya. En segundo lugar, trabajaría la respiración consciente: estar atentos a la propia respiración aunque fuese un minuto al principio. Lo haríamos contando cada nueva inspiración o recitando interiormente alguna frase bonita. También se puede estar atentos al frescor y al calor del aire cuando entra y sale de la nariz. Un tercer trabajo, además de relajarnos, sería ser conscientes de las propias emociones y dibujarlas, tratarlas con amabilidad como huéspedes de nuestra casa sin moralizarlas ni querer reprimirlas. En mi libro ‘Meditación para niños’ hay más de 120 minutos de audio con ejercicios para realizar.

Su ‘Programa TREVA’ (Técnicas de Relajación Vivencial Aplicadas al Aula) ha llegado ya a muchas aulas de nuestro país. ¿Cómo trabajan con los estudiantes y que feedback han recibido?

La respuesta ha sido excelente. Se trata de un programa del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona que empezamos a validarlo científicamente en 2002, haciéndolo pionero en nuestro país y en el resto del mundo. El Programa TREVA, a diferencia de otros, no enseña directamente al alumnado. Primero se forma a los docentes durante 20 horas para que lo integren en su vida personal y laboral, y luego se invierten otras 20 horas para enseñarles qué, cómo, cuándo y de qué manera se aplica con los estudiantes. La tercera parte, y más determinante, es que se forma una comisión TREVA y se realiza un plan de acción para todo el centro y  curricularmente se concreta quién enseña las competencias TREVA en cada curso. A partir de aquí los timbres se cambian por música, se preparan rincones para la calma, se implantan rutinas, se aprende cómo empezar la mañana en silencio, se dedican cinco minutos de meditación antes de los controles…. Se proponen cambios metodológicos que pasan por una mayor presencia del cuerpo y la sensorialidad en el aprendizaje. Finalmente, se cuenta con los padres a los que también se les forma si el centro o las AMPAS lo desean.

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