Decía Winston Churchill que nadie puede llegar a su destino si se pasa el día tirando piedras a cada perro que le ladra. En ocasiones, ignorar es una forma muy acertada de actuar con inteligencia, de dejar a un lado lo que no merece la pena.
Ahora bien… ¿qué es en realidad aquello que “no merece la pena”? Eso es algo que cada uno de nosotros debemos valorar, porque cada situación personal es única.
Para unos serán las críticas, las personas negativas y, para otros, lo que no merecerá la pena serán, sin duda, los miedos personales, los pensamientos limitantes.
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