Pascual Girons, empresario y asesor de empresarios
Tengo 50 años. Nací en Saint-Girons (Francia), he vivido en China y estoy en Badalona. Soy empresario del textil. Vivo en pareja y tengo dos hijos, Àlex (22) y Marc (20). La política es un teatro. Soy agnóstico. “Te amo, pero no te necesito” es buen amor, el malo es apego y dependencia
¿Quién dijo miedo?
Un chico de la calle, del barrio de Sant Roc de Badalona, espabila y alcanza el triunfo del dinero. Y después se arruina. Con las manos vacías, se instala en China. Allí funda empresas, prosperan... y decide volver aquí para contarlo, para contarse. Publica el libro autobiográfico e inspiracional ¿Quién dijo miedo? (Ediciones Obelisco), en cuyas páginas leo frases crudas –“el miedo es una elección, tú eres el único responsable de lo que te ocurre”–, que te sacuden y estimulan a adoptar una actitud responsable: la de actuar en tu propio bien con “creatividad, pasión, compromiso y contribución”, según ha aprendido Girons de su propia experiencia (www.pascualgirons.es).
Llega de China...
He pasado allí unos años con mi mujer e hijos, he fundado empresas textiles, de venta por internet... y ahora hemos decidido volver.
¿Por qué se fueron a China?
Me arruiné aquí con la crisis del 2009. Perdí la casa, el coche, las joyas..., ¡todo!
Peliaguda experiencia.
Pero dentro de mí sabía que era un estadio transitorio.
¿Qué quiere decir?
Desde jovencito emprendía ideas que me entusiasmaban, funcionaban, ganaba dinero... y después perdía interés, decaían, y quebraba. Y volvía a remontar con otra iniciativa... Sabía que volvería a estar arriba.
¿Qué fue lo más duro?
Que todo tu mundo quede en cuatro maletas. Y empezar desde cero, con dos hijos de 13 y 15 años.
¿Y qué tal?
Sin nada, ¡aprendí libertad! Y que nadie me ayudará más que yo mismo. Y descubrí, por contraste, el victimismo español.
¿Somos victimistas?
Los chinos asumen que deben espabilar por su cuenta... y que todo es posible. Nosotros, al revés: esperamos que otros nos ayuden, nos quejamos... y asumimos que todo irá mal –el “ya te lo dije”–, que nada es posible.
Vaya cuadro... ¿Tan mal nos ve?
Somos autocompasivos y compasivos: queremos ayudar al otro, ¡pobrecito!
¿Y eso le parece mal?
Significa que nos conforta que al otro le vaya mal, nos conforta que no haga nada por sí mismo para que su propio talento florezca.
Exagera.
Pregunta a un empresario (o a quién sea) por qué hace lo que hace, y verás.
¿Qué veré?
Que todo son “no quiero”: “no quiero perder”, “no quiero que les pase nada a mis hijos”, “no quiero quedarme sin pareja...”.
Normal.
¡No! ¡Todo es miedo! Manda el miedo. Miedo a que pase algo. O sea, no queremos que pase... nada. Y el universo obedece: nada (bueno) te pasa.
¿Y qué propone?
Pregúntate: “¿Qué quiero que pase?”. Y respóndete asertivo: “Quiero que pase... esto”.
Ser feliz.
No, la felicidad –igual que el dinero– será consecuencia de alcanzar tus objetivos, no puede ser un objetivo.
Defina “objetivos”.
Todo triunfador ha tenido una visión clara y concreta de lo que quería. Y cuando de verdad quieres cruzar un río, ¡aparece la barca!
Visión clara.
Eso es, visualiza lo que quieres, toma conciencia de qué te sienta bien... y te arrastrará tu entusiasmo, ¡serás imparable!
¿Dónde ha aprendido esto?
En la calle. Mi padre, empleado en una imprenta, cayó enfermo. Recuerdo lo que dijo mi madre poco después: “Éramos felices y no lo sabíamos”. Yo no quise esa vida de mi padre y me dediqué a trapicheos callejeros...
Dudoso camino...
Un anticuario confió en mí, me empleó, y llegué a ganar mucho dinero. También fui diseñador de jardines, porque una amiga había muerto y me había dejado un geranio...
¿Y eso le hizo jardinero?
Sí, cuidar ese geranio me sacó de la depresión, y luego decidí plantar otros, y otras especies, y luego árboles... Y lo aprendí todo sobre plantas y jardines, y también gané mucho dinero, hasta que dije “fin”, y vendí.
¿Y ahora qué?
A mis hijos les dije: “¿Qué queréis que pase en vuestra vida?”. Decidido, han actuado en consecuencia y ya tienen lo que quieren: a sus veinte años, empresas en internet.
¿Y cómo...?
Actuando. ¡Mente que no actúa, mente fracasada! Si tus hijos te ven en el sofá, criticando a los ricos, ¡no aprenden a actuar! Estás aquí para ser el director de tu película y ser feliz.
Y no criticar a los ricos.
Tú no eres lo que piensas o dices: tú eres lo que has hecho hoy. ¿Qué has hecho hoy? Y si haces y ganas dinero, ¡bendita consecuencia!: lo has querido tú. Pero en España no queremos: nos avergüenza y lo penalizamos.
¿Sí?
Revisa nuestro lenguaje: “el dinero no da la felicidad”, “soy pobre pero honrado”, “me conformo con poco”... Y el universo, obediente, te da poco. A mis hijos les enseñé al revés: “¡Puedes tener lo que quieras!”.
¿Y cómo sabré que voy bien?
Lo sientes en las tripas, ¡es una certeza! Vive como quieras vivir, ¡date permiso!
¿Cómo quiere vivir usted?
Con el 80% de mi tiempo libre para escribir y comunicar, para inspirar con historias a partir de mis propias vivencias.
Inspíreme.
Tus miedos son una ilusión mental para que no actúes. Sé libre: quiérelo todo pero sin necesitarlo, sin apegarte, sin dependencia.
¿Lo mismo en las relaciones amorosas?
Sí: “Te amo, pero no te necesito” es buen amor. Mal amor es apego y dependencia. Todo aquello a lo que te apegues te hará sufrir. ¡La libertad es no tener miedo a perder nada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario