Autor Invitado
Testimonio revelador y 10 claves para que encuentres tu propósito. Un post invitado de la mano de Cintia Castelló, viajera, bloggera y aventurera espiritual. Decidió tomarse un año sabático que le ha cambiado la vida y ahora nos comparte de primera mano su increíble experiencia personal. Eso sí, te advierto que este post tiene peligro, pues mientras edito este artículo siento unas ganas locas de dejarlo todo e irme a lugares mágicos para encontrarme conmigo misma...
Encontrar tu propósito de vida debería ser, sin duda, tu prioridad nº1. Tu máxima obsesión. El motivo por el cual deberías levantarte cada mañana.
Levantarte cada mañana con este cometido, claridad en tus ideas y dirección te llevará a mil bendiciones, a que ocurran verdaderos milagros en tu vida y a un estado de suprema felicidad.
¡Doy fe de ello!
Estoy segura que esto que te cuento ya lo sabes tú. Ya intuyes por donde voy. Pero lo que seguramente te estarás preguntando es ¿y cómo lo hago? ¿cómo encuentro yo mi propósito de vida?
Pues bien, eso es a lo que intentaré explicarte hoy.
Puedo recomendarte que leas a grandes expertos en el tema tales como Wayne Dyer, Eckhart Tolle, Laín García o Tony Robbins. Ellos mejor que nadie podrán inspirarte con su gran sabiduría y experiencia.
Pero lo que hoy te traigo es mi propia experiencia, lo que yo he vivido en mi propia piel, el camino que yo misma he seguido para encontrar mi propósito de vida.
Un camino que nadie me mostró, nadie me explicó, a través del cual nadie me guió, pero hoy, con suma felicidad y gratitud comparto contigo.
Hoy me desnudo ante ti, bella alma, bello ser, con la intención de inspirarte y ayudarte en tu camino.
Pues venga, ¡allí voy!
La pasión no es suficiente para encontrar tu propósito de vida
Desde que tengo uso de razón, yo siempre tuve claro que quería ser maestra. Recuerdo que con 4 o 5 añitos lo tenía clarísimo, por ello, siempre que jugaba con mi hermano pequeño, yo era “la profe” y él era “mi alumno”.
Educar fue siempre mi pasión, lo que me movía internamente, el legado que yo quería dejar en este planeta. Transmitir mis valores, mi filosofía de vida, mi amor. Dejar “semillas” de libertad, luz y consciencia a esos locos bajitos (como diría Juan Manel Serrat), los futuros ciudadanos y líderes de nuestra sociedad.
Por ello, elegí mis estudios con la precisión de un rayo láser. Estudié magisterio, luego hice una licenciatura de Psicopedagogía y no me fue nada difícil trabajar de lo que siempre había soñado: maestra de Educación Primaria.
Además, “tuve la suerte” (en aquél momento lo consideraba así, ¡pero no ahora!) de conseguir una plaza de funcionaria, con lo cual supuestamente encontré el chollo de mi vida: tener una plaza fija de maestra “para toda la vida” (como el Nescafé ;-) )
Cobraba un buen sueldo. Tenía mi pisito. Mis amigos. Mi familia. Mi coche. Trabajaba de lo que me gustaba. Los fines de semana que podía me escapaba a la casa que tienen mis padres en la montaña… ¿qué más podía pedir?
No lo voy a negar, he sido muy muy muy feliz trabajando en la escuela durante casi 10 años.
Cada día me levantaba llena de ilusión, inspiración y motivación. Me formaba como una posesa. Dedicaba burradas de horas a formación en horas fuera de mi jornada laboral.
Quería ser una gran maestra, ¡una excelente maestra! Y lo logré. Allí por donde pasé dejé huellas en las vidas de mis alumnos y sus familias, y tengo la suerte de poder decir que marqué bastantes vidas y salí de la escuela “por la puerta grande”.
Como veis, adoraba mi profesión. Era feliz entre aquellos niños-ángeles sedientos de aprendizajes ¡apenas tenían 6 o 7 añitos!
Sinceramente pensaba que sería maestra toda mi vida, ¡hubiera puesto la mano en el fuego!
Pero esos “años dorados en la escuela” empezaron a decaer. Empecé a sentirme extremadamente cansada física y mentalmente. Empecé a enfermar. Empecé a sentir “que me vaciaba por momentos”.
Pero no podía ser de otra manera, pues durante aquellos años hacía verdaderas burradas. Trabajaba miles de horas “por amor al arte”. Muchos fines de semana no desconectaba y seguía formándome, haciendo cursos, planificando actividades, corrigiendo ejercicios… todo para empezar el lunes de nuevo y llegar arrastrándome al viernes.
Aquello era la muerte anunciada de una maestra a los 30 y pocos. Muchos de mi entorno preveían mi “burnout” pero yo seguía dándolo todo sin guardarme nada para mí.
Lo que era mi pasión, empezó a convertirse en casi una tortura china. ¿Cómo? ¿Por qué? Me cuestionaba yo.
¿Si me gusta tanto mi trabajo, por qué se me está haciendo tan cuesta arriba? ¿Por qué siento que he perdido la ilusión? ¿Por qué vivo para el fin de semana? ¿Por qué quiero quedarme en casa y no ir a trabajar?
¡No entendía absolutamente nada! (Me hubiera encantado poder hablar con Dios, tener línea directa con el Universo y que me contara qué estaban tramando… pero me tocaba descubrirlo por mí misma. Osease, escuchar la voz de mi alma)
Mis niños me hacían terriblemente feliz, ¡sin duda alguna! Pero eso NO ERA SUFICIENTE.
La clave está en que: pasión no es sinónimo de propósito de vida.
Mi propósito en esta vida era alcanzar la total y verdadera libertad, vivir una vida abundante en tiempo y en dinero, crear un gran impacto de cambio en la vida de muchas personas, expandir mi mensaje por todo el mundo. Traer amor, luz, consciencia y sabiduría.
La importancia de escuchar las señales de tu cuerpo
Ese sentimiento de “vacío”, “desaprovechamiento de mi talento” y “desgaste emocional” fue cada vez a más y empecé a enfermar.
Era la voz de mi alma que me gritaba que la escuchara, que no fuera terca… que había “algo más” para mí en el Universo.
Yo había venido a la Tierra a hacer algo mucho mayor de lo que estaba haciendo en la escuela. Había venido a expandirme mucho más, a impactar en la vida de muchas más personas (tal vez no solo niños), pero yo en aquellos momentos todavía no lo podía ver.
Yo también llegué a creer que vivir con estrés y síntomas físicos de enfermedad era “lo normal” (¡ignorante de mí!) Todavía no sabía que eso era señales “de que algo no iba bien”.
Mi mente, mi cuerpo y mi alma no estaban alineados. Y eso, a la larga, tiene fatales consecuencias. Todos, tarde o temprano, acabamos pagando por ello.
Así que mi cuerpo empezó a expresarse primero con síntomas “leves” tales como dolores de espalda, de cabeza, cansancio… pero yo no pillé aquellas señales.
Como no, los síntomas fueron a más, “in crescendo”. Entonces empecé a tener vértigos, mareos, alteración de la tiroides y problemas de cervicales. Empecé a notar que algo estaba pasando en mi vida, pero yo todavía no podía comprender el por qué.
Yo seguía estando programada con el chip de “hacer”, de “cumplir con mi trabajo”. Y como yo seguía sin escuchar a mi alma, pasó lo inevitable: entré en un profundo estado de depresión, una fuerte crisis existencial y espiritual.
Aquél fue el momento en el cuál ya no pude seguir escondiéndome más de mi misma. Ya no puede seguir ejerciendo mi papel de “maestra super guai”, y tuve que morir ante mí.
Abandonar el ego, el quid de la cuestión
¿Cómo vas a escuchar los mensajes de tu alma y cómo vas a encontrar el propósito de vida si tu ego sigue siendo el dueño de tu vida, ¿y no tú?
Entendí perfectamente como el ego me había arrebatado el control sobre mi vida, y porquédebía rendirme y dejar de oponer resistencia.
Aun así seguía cuestionándome muchos “porqués” y seguía luchando internamente por ser la que había sido siempre… mientras algo moría dentro de mí.
Por una parte, mi ego se justificaba a sí mismo y se negaba a cambiar diciéndome “Pero si ser maestra había sido siempre tu pasión!”. “Cúrate pronto para volver a la escuela”.
Y mi otra parte, mi alma, me decía “Ya estoy harta de hacer tantos esfuerzos”, “¡Quiero ser libre!”
Tal como comprenderéis estaba en un momento de “breakthrough” (rompimiento de patrones) en mi vida. Un momento decisivo donde empezaron a romperse todos mis esquemas, conceptos, creencias e ideas previas formadas en mi mente.
Esa que creí ser durante más de 32 años de mi vida, dejó de tener dónde agarrarse.
Durante esa etapa de profunda depresión estuve 7 meses de baja laboral en cama, en estado vegetativo, en coma existencial. Cuestionándomelo todo, y cuando digo todo, digo todo.
Pero si una pregunta me formulé durante aquellos 7 meses que estuve en cama fue: ¿Quién soy yo?
Aun así, la depresión se me alargó más de un año.
Me pasé aquellos meses refugiándome en mi interior, escuchando esa voz que me susurraba al oído.
Perdiéndome en la montaña horas y horas.
Caminando por la orilla de la playa.
Mojando mis pies en el río.
Escribiendo en mi diario cómo me sentía, qué me estaba sucediendo.
Llorando como una magdalena yo sola horas y horas.
Paseando a mi perra y riéndome con ella, ¡pues Nala me hacía reír!
Pidiéndole a Dios (o quien fuera que estuviera ahí arriba) y a mis guías que por favor me ayudaran y me guiaran.
Dejándome mimar por mis padres y amigos más cercanos.
Rehuyendo de todo lo que supusiera “civilización”.
No quería ruidos. No quería ajetreos. No quería aglomeraciones. No quería conversaciones banales.
Y así fue cómo poco a poco vi claro que necesitaba un cambio de vida.
¡Las respuestas las tiene tu alma!
Descubrí que una parte de mí ya no quería volver a la escuela. No quería ser maestra.
Necesitaba como el agua bendita hacer un cambio de vida. Oxigenarme. Cuidar de mí. Descasar y no hacer nada. Absolutamente nada.
Solo respirar…
Sólo recordar de nuevo quién soy y porqué había venido a la Tierra…
Sólo volverle a encontrar el sentido a mi vida…
En definitiva: SOLO QUERÍA VOLVER A ENCONTRAR CUÁL ERA MI PROPÓSITO.
Desde hacía años yo soñaba “con tomarme un año sabático”. Si soñaba con algo era con verme libre, con viajar (siiii, ¡soy una viajera empedernida!), con volar, con irme lejos y que nada ni nadie interfiriera en mi camino de creación y expansión.
Tengo claro que un año sabático no es para huir de tus problemas. Cogerme un año sabático era simplemente la llamada de mi alma, el tiempo que me daba a mí misma para renacer.
Y fue así, escuchando la voz de mi alma (mis deseos y anhelos más profundos), que tomé la decisión:
¡COGERME UN AÑO SABÁTICO!
Debo aclarar que tan sólo tomar la decisión mi estado mejoró radicalmente. Ahora entiendo mucho mejor porqué tomar decisiones es tan importante.
Tan solo tomar esa decisión sané, recuperé la ilusión, recuperé la energía. Dejé de sentirme cansada. Dejé de vivir apática. RENACÍ.
En el horizonte tenía un objetivo, una meta, un sueño por cumplir. Y tan solo tener la posibilidad de realizar ese sueño, me daba vida.
Tomé la decisión un martes. Ese mismo día se lo dije a mis padres.
El jueves comuniqué al dueño de mi piso de alquiler que me iba.
Hice cálculos y si volvía a casa de mis padres, con mi sueldo (y vendiendo todo lo de mi piso) necesitaba 4 meses para ahorrar el dinero para mi año sabático.
El lunes comuniqué mi decisión a la directora de mi escuela. (Era septiembre y le dije que trabajaría hasta enero).
Durante esos días lo puse todo a la venta y empecé a desamueblar el piso.
Y dicho y hecho: ¡El día 1 de febrero de 2016 empezó mi nueva vida!
Un año sabático para descubrir mi propósito de vida
De hecho, no me cogí un año, me cogí dos. Quería irme un tiempo suficientemente largo como para asegurar que se produciría un gran cambio, y tener tiempo suficiente:
Primero, para disfrutar.
Segundo, para encontrar todas las respuestas que andaba buscando.
No quería irme “cuatro días” y a la nada verme volviendo a la misma rutina de siempre. ¡Me daba alergia solo de pensarlo!
Necesitaba tomar distancia del sistema, soledad, hacer un viaje hacia el interior y vivir mil aventuras, ¡eso también!
Así que decidí irme a viajar sola por el Sureste Asiático (siempre he tenido esa llamada).
¿Y sabéis qué?
Durante estos dos años sabáticos (sin fecha de retorno, porque ya tengo claro que no voy a volver a mi vida de antes), he encontrado la piedra filosofal, el Santo Grial, mi propósito de vida o qué he venido a hacer a la Tierra.
¿Cómo encontré mi propósito de vida?
El primer destino de mi viaje fue Sri Lanka. Ese país me llamaba a gritos desde que el verano anterior había estado en la India viajando sola y varias personas me recomendaron que debía viajar allí (¿señales del Universo?)
Dejadme matizar que las sincronicidades, son otra manera como tu alma se comunica contigo. Por eso, hay que estar muy alerta.
No podéis imaginar con qué estado de felicidad me encontraba cuando inicié mi vida sabática, ya desde el primer momento en que me subí al avión. Me sentía llena. Pletórica. Radiante.
No sé si lo sabes, pero soy una amante de la meditación y el mindfullness. Hace muchos años que practico, por ello, uno de los grandes objetivos de mi año sabático era dedicar más tiempo a la meditación.
Y el destino me llevó hasta el centro de meditación Nilambe, en Kandy (Sri Lanka).
Pasé allí casi un mes y medio, repartido en dos periodos de retiro. Primero estuve 10 días, me fui a viajar, y volví para pasarme un mes allí sola, retirada en las montañas y los campos de té, sola en una casa de campo.
Lo que allí sucedió es digno de escribir un libro, más que un post, pero intentaré condensar al máximo mi experiencia. (En mi blog tengo una trilogía donde cuento más a fondo mi experiencia practicando mindfullness en el centro de meditación Nilambe)
Básicamente deciros que todos aquellos días los pasé entregada a la meditación y a la escucha activa de mi alma.
Para mí, ¿Cuál fue la clave de todo este proceso?
- Meditaba diariamente una media de 6 o 7 horas.
- Seguía los ritmos de la naturaleza: me levantaba cada día a las 4:30 de la mañana y me iba a dormir sobre las 21:30.
- Bebía agua pura de manantial.
- Comía comida vegetariana, sana y orgánica, cocinada a fuego de leña en Nilambe.
- Caminaba descalza.
- Me pasaba el día entero en la naturaleza, comunicándome con ella.
- Abrazaba árboles.
- Vestía de blanco inmaculado (tan solo usaba dos mudas, que iba lavando todo el tiempo).
- Vivía un modo de vida simple y austero (sin grandes lujos, básicamente con lo esencial, que era la conexión conmigo misma, con la naturaleza y con mi alma).
- Hacía una purificación consciente de mis cuerpos físico, emocional y espiritual haciéndome reiki a mí misma.
- Cantaba mantras.
- Visualizaba mis sueños.
- Recitaba en voz alta afirmaciones positivas que revelaban mis objetivos y sueños en la vida.
- Vivía en total y absolutamente en el momento presente.
- Practicaba mindfullness: comía lento, caminaba lento, hablaba lento, me movía lento para no perder la presencia.
- Pasaba largas horas de contemplación en estado de presencia: mirando el atardecer, contando mariposas, sintiendo la brisa acariciándome la cara, escuchando el canto de los grillos y las chicharras cuando todavía no había salido el sol.
- Daba gracias por todo (¡absolutamente por todo!): por el aire que respiraba, por la deliciosa comida, por la belleza del paisaje que contemplaban mis ojos, por sentirme abrazada por Dios.
¡Y se produjo el milagro!
¿Cómo se manifestó mi propósito de vida?
Empecé a tener inspiraciones divinas, que eran frases y pensamientos que bien podían ser de Dios.
Esas inspiraciones (revelaciones o insights) eran constantes, uno detrás de otro, como untsunami de luz y consciencia.
Eran ideas acerca de mi misión en la Tierra, de cómo construir un mundo mejor, de la necesitad de traer amor al planeta, de la importancia de ser el ejemplo que quiero ver en el mundo.
Sentía la voz de Dios en mí.
Me susurraba al oído claramente. Era él.
Empecé a sentir que mi cuerpo se convertía en luz. Quedaba atrás la densidad de la materia (de los cuerpos físico, emocional y mental) dando luz a pensamientos, emociones y sensaciones corporales mucho más livianas, de expansión, de conexión total con el Universo.
Sentía como si levitara, como si yo caminara a un palmo del suelo (¡poca broma, es brutal esa sensación!)
Empecé a sentir un Amor infinito por todo y por todos. Sentí un amor arrebatador por cada ser del planeta Tierra, por todos los animales, plantas, personas, mares, montañas… que habitan la Tierra.
Lloraba ríos de lágrimas de gratitud y felicidad.
Sentí la fuerza de la Naturaleza, de la Madre Tierra abrazándome, nutriéndome, sosteniéndome, aportándome todo lo que necesito para vivir. Me fundí con ella plenamente.
Sentí claramente como estaba vibrando en otro nivel de frecuencia. Una frecuencia de Amor incondicional.
Perdí la noción del tiempo y el espacio.
Sentía que vivía atrapada en el momento presente, y no podía salir de él. No podía pensar en nada que tuviera que ver con el pasado o el futuro.
No podía pensar en nada que fuera de baja vibración, de miedo, de confusión, de duda, de incertidumbre.
Todo era luz, claridad de ideas, dirección, propósito.
¡Y siiiiiii entendí cual es mi propósito!
Fragmenos de mi diario de viaje
Pero no os lo voy a contar yo, voy a compartir con vosotros fragmentos de mi diario escritosdurante todos aquellos días de pura magia y despertar.
15 febrero de 2015
Decidí que mi viaje debía ser un regalo para el mundo, no sólo para mí. Decidí que el regalo de mi existencia debía ofrecerlo a la humanidad. Soy un alma al servicio del mundo.
25 de marzo de 2015
(Fragmento de una poesía)
Una nueva verdad me atraviesa en el aquí y ahora,
y dejo que el viento guíe mis días de eternidad.
Hoy tiño mis días con un intenso sabor a autenticidad,
hoy lo impregno todo desde el amor que emana de mi sagrado corazón,
hoy proclamo la libertad que siempre me perteneció
y sueño con traer libertad a aquellos que no saben que no son libres.
Hoy me rindo a la misión de traer amor a la Tierra y verdad a los corazones,
elevando nuestra consciencia,
honrando nuestra alma y nuestro ser, a la par de lo divino.
Hoy despierto a la magia de vivir…
7 de abril de 2016
Quiero vivir una vida sagrada, entregándome al arte del yoga y la meditación, viviendo en completa armonía con los ritmos de la naturaleza, ayudando a las personas y al planeta Tierra a sanar y a vivir mejor. Quiero ser un canal de luz y amor divinos.
(Esto es sólo una pequeña muestra de las cientos y cientos de inspiraciones que bombardeaban mi mente durante esos días…)
¿Cómo he empezado a llevar a cabo yo mi propósito de vida?
La vida no me dio alternativa. Tan sólo tenía que escuchar y seguir la corriente divina.
Aparte de la educación, mis otras grandes pasiones siempre habían sido “escribir” y “ayudar al mundo”.
Desde hacía tiempo, escribía un blog compartiendo ideas y pensamientos. Era un blog “que no lo conocía ni Dios”, así que sentí el impulso de mejorar ese proyecto.
Quería crear un blog profesional donde expandir mi voz a lo largo y ancho del planeta. Además quería que ese blog ayudara a las personas, más allá de compartir con el mundo mis aprendizajes.
Entonces se me planteó el gran dilema ¿escribir un blog sobre qué?
Los bloggers que me estén leyendo, sabrán que a veces dar con el tema ideal no es fácil. Me llevó un tiempo encontrar “mi tema estrella”… ¡pero lo encontré! ¡Se me encendió la luz!
¡Un blog que ayudara a las personas a cogerse un año sabático para transformar sus vidas y les ayudara a crecer personal y espiritualmente!
Supe que aquél era mi propósito por la energía que sentí en aquel momento, por el gran “SI” de la vida, por la fuerza y la convicción, por la seguridad y el no-miedo de que eso era justo lo que debía hacer.
A partir de ahí ha sido un no parar hasta el día de hoy, mejorando mi blog, haciéndolo crecer, llevando mi mensaje por todo el mundo, concediendo entrevistas, siendo invitada a conferencias…
… ayudando a las personas a ser libres
… ayudando a transformarse física, mental y emocionalmente
… ayudando a conectar con su ser divino espiritual
… ayudando a elevar la consciencia del planeta
… ayudando a que las personas cambien sus vidas radicalmente y dejen de vivir en la mediocridad
… ayudando a salir del sistema a los que se sienten atrapados
… regalando amor, luz e inspiración…
… en fin…
¡SIRVIENDO A LA HUMANIDAD!
Como dice Laín García, el autor del best-seller, “La voz de tu alma” en esta entrevista que le hizo María: ¡Vuélvete imparable! Y justo así me siento yo.
Me caeré y me levantaré mil veces, pero siento, que ya nada me puede parar.
¡Eso sólo pasa cuando encuentras tu propósito de vida!
Y ahora vamos a ver como puedes hacerlo también tú, ¿te parece? ;-)
¿Cómo puedes encontrar tu propósito de vida?
Hay una cosa que quiero que tengas bien clara: cada proceso es individual e intransferible.
Dependiendo del trabajo personal realizado anteriormente, de la disciplina, de la voluntad, de aspectos karmáticos, de la gestión de tus emociones y de muchas cosas más tu propósito de vida se manifestará antes o después. O en el peor de los casos, no lo encontrarás.
Lo que a continuación comparto contigo nace a partir de mi propia experiencia, pero creo que de esto puedo sacar varias conclusiones acerca de cómo puedes encontrar tú también el propósito de tu vida.
Hay una serie de aspectos que para mí han sido ELEMENTOS CLAVE en este proceso.
Así pues… ¡cha chan!
Aquí te revelo MI FÓRMULA SECRETA:
Mi propuesta:
Sigue los puntos que te cuento a continuación por un mínimo de 4 semanas. Lo ideal serían 6 semanas, o incluso más tiempo si puedes.
Para descubrir tu propósito de vida, se necesita un tiempo para que tu cuerpo, tu mente y tus emociones se alineen. Debe haber básicamente un acoplamiento mente-corazón, y para que eso suceda hay que hacer un trabajo previo.
Vamos, ¡que no sucede por arte de magia!
#1 Tómate un año sabático (o un tiempo donde te alejes de la sociedad)
Necesitas un detox radical de influencias externas.
Como te comentaba, mínimo 6 semanas. Pero cuanto más tiempo te cojas, mucho mejor. Más profundo podrás llegar.
Necesitas tomarte un tiempo para ti, y sólo para ti, alejada de tu entorno habitual, de tu familia y de tus amigos para centrarte en una única cosa: tu desarrollo personal. Sin interferencias externas.
Aunque no seas consciente de ello, estás fuertemente condicionada por tu entorno. Las creencias de tus padres, de tus amigos, de la sociedad en general no te favorecen en nada para crecer, pues ellos, básicamente, están atascados en el sistema, en sus miedos, en sus zonas de confort y en la búsqueda eterna de seguridad.
Con lo cual, estar constantemente a su lado es estar constantemente “respirando aire contaminado”. Sin darte cuenta, esas creencias colectivas se van instalando más y más profundamente en ti y aunque tú quieras salir de esa espiral, estando entre ellos, te va a ser mucho más difícil.
Por ello, necesitas irte un tiempo. En soledad verás más claro quién eres y qué camino quieres seguir.
¡Un año sabático será un excelente momento para dedicarte única y exclusivamente a este propósito!
#2 Regresa a la naturaleza y conecta con ella
La Madre Tierra es el lugar donde más podrás sanar y reconectar contigo misma. Ella te recordará cosas que has olvidado, descorchará tu potencial creativo, te abrazará con su infinito amor, y sentirás un poder enorme.
Yo me pasaba horas y horas en ella, caminando descalza, contemplando el paisaje, mirando las mariposas volar, contemplando una preciosa puesta de sol.
La clave está en salir de casa, de los edificios, de las ciudades, los ruidos y la contaminación para volver al lugar de donde vienes: la naturaleza.
Báñate en el mar, pasea por la montaña, medita debajo de un árbol, planta tus pies en la tierra, báñate en el río, mójate bajo la lluvia… y verás como tu cuerpo poco a poco se irá reconectando solo.
#3 Purificación física, mental y emocional
Para mí este punto es esencial. Para encontrar tu propósito de vida debes elevar tu nivel de consciencia, pero eso es casi totalmente imposible si tu cuerpo, tu mente y tus emociones están totalmente “contaminadas”. Es decir, son negativas o están impuras.
Debes intentar ser lo más puro posible y recuperar tu inocencia, como cuando eras un niño.
Si habitualmente sientes miedo, celos, envidia, pesimismo, estrés, odio, resentimiento, avaricia, rigidez o muchos otros tipos de manifestaciones emocionales y psico-corporales negativas, te va a ser difícil avanzar porque estarás “atascado” en emociones y sentimientos de baja vibración.
Para poder evolucionar, debes ascender a dimensiones de frecuencia más elevada y para ello debes trabajar a estos tres niveles de los cuáles te estoy hablando.
A nivel físico: Lleva una dieta sana y equilibrada, vegetariana si es posible, come lo justo y necesario y sin avaricia. Evita azúcares y productos procesados.
No consumas intoxicantes ni drogas. No fumes y no bebas alcohol.
Si puedes (sólo si puedes) haz un ayuno o semi-ayuno. Sino, come con las pautas que te marcaba ahora.
Duerme las horas necesarias. Descansa bien. Desconecta internet y todo tipo de ondas electromagnéticas a tu alrededor. Busca un lugar lo más natural posible.
Haz algo de ejercicio, ¡yoga sería ideal!
A nivel mental: Observa tus pensamientos y controla que éstos no se te vayan constantemente al pasado o al futuro. Intenta mantenerte en el aquí y ahora.
No juzgues, no critiques, no te burles de nadie. Intenta ser lo más positivo posible y alejar todo tipo de pensamientos negativos hacia ti mismo o hacia los demás.
Medita, limpia tu mente de impurezas. Deja que salga todo “lo estancado” hacia el exterior.
A nivel emocional: No dejes que sentimientos negativos de odio, celos, envidia, miedo o rencor puedan más que tú.
Intenta abrir tu corazón, y vive desde el amor. ¡Esto es importantísimo!
Mira al mundo y a las personas con amor. Intenta sentir compasión por todos los seres vivos que te rodean, ¡hasta de un pequeño ratón que quiera entrar en tu casa!
Todo lo que des, te será devuelvo. Sé amor y recibirás amor.
Sé tolerante y comprensivo con los demás, y los demás lo serán contigo.
El Universo te recompensará con ello, seguro.
#4 Medita
Es importante que medites lo más frecuentemente posible. Dependiendo de tu práctica en la meditación podrás marcarte una rutina u otra.
Si nunca has meditado, empieza meditando diariamente mínimo 10 minutos. Luego ves aumentando hasta que puedas meditar 30 min o incluso 1 hora.
Meditando en el aquí y ahora, volviendo a la respiración y las sensaciones de tu cuerpo una y otra vez, sin engancharte, sin juzgarte, sin etiquetarte como “mejor” o “peor”, simplemente dejando que sean las cosas tal como son, notaras muchos cambios en tu vida.
La mente irá bajando el nivel de revoluciones. Aprenderás a controlar tus pensamientos, a detectarlos y a volverte menos reactivo cuando algo no es como a ti te gustaría.
Esta capacidad de auto-observación y control del pensamiento es muy importante para poder transformar tu vida… ¡sino serás eternamente preso de tu mente y de tu ego!
#5 Aléjate de ostentaciones y lujos
Se trata de vivir durante un tiempo una vida lo más sencilla posible. Tal como te comentaba, en mi estancia durante el retiro de meditación, vivía una vida muy sencilla, básicamente meditando y conectada con la naturaleza.
Apaga la tele, desconecta de las redes sociales, prescinde de tu plancha de pelo o de pintarte las uñas, viste con 2 o 3 mudas de ropa, deja de preocuparte por tu imagen o aspecto físico. No necesitas super coches, mega gafas de sol, zapatos de charol ni bolsos de piel para encontrarte a ti mismo. Todo lo contrario: necesitas quitarte necesidades. Vivir con menos, es más.
Tan solo necesitas silencio y escucha. ¡Poco más! (¡Ni que sea por sólo un tiempo!) Siempre tendrás tiempo de volver a tu vida llena de comodidades y donde “no te falte de nada”.
Al alma le gusta la sencillez, lo auténtico y natural ¡Recuerda esto!
#6 Vive en el momento presente
Practica minfullness. Esto significa hacer las cosas con presencia, con consciencia del momento presente.
Habitualmente acostumbramos a hacer varias cosas al mismo tiempo y llevamos al cuerpo y la mente como locos. Estamos en el “aquí” pensando en lo que haremos luego, mañana, en verano, cuando me jubile. De ese modo, la mente no encuentra nunca la paz.
Intenta hacer una cosa a cada vez. Come lento. Camina lento. Vigila cuando cierres la puerta. Sé consciente de cuando coges el cepillo de dientes o cuando subes las escaleras.
El poder del Ahora es pura magia, ¡sino que te lo diga Eckhart Tolle!
#7 Expresa gratitud
Sólo un corazón agradecido se llena de bendiciones. Una persona que siempre se queja de todo, que nunca está contento con nada, que todo le sabe a poco, que no se conforma con lo que tiene… es por naturaleza una persona infeliz.
La gratitud tiene un poder enorme para transformarnos, pues nace del amor y la aceptación. Cuando nos alineamos con esta frecuencia, es mucho más fácil escuchar la voz de nuestra alma.
#8 Haz visualizaciones
Visualiza la vida que sueñas o que sucede eso que tú quieres que suceda.
Por ejemplo, si lo que quieres es encontrar tu propósito de vida, visualízate como estás meditando y de repente, te llega la plena inspiración sobre tu propósito. O imagina que vas caminando por la calle, y ves un símbolo o te cruzas con una persona, o te encuentras un papel en el suelo que “te da la clave”.
Visualizar es imaginar. ¡Echa mano de tu imaginación!
Lo que creas en tu mente, lo estás creando en la realidad.
¡Es una ley metafísica del universo!
#9 Trabaja con afirmaciones positivas
Coge una hoja y un bolígrafo y anota en ella lo que quieras que suceda en tu vida.
Por ejemplo:
“Encuentro mi propósito de vida durante este viaje a la India”
“Recibo las señales necesarias del universo que me guían para encontrar mi propósito”
“La abundancia se manifiesta en mi vida”.
Luego, guarda esta lista en un lugar cercano y que esté a mano.
Léela cada día lo primero al levantarte, lo último antes de acostarte y más veces durante el día si te acuerdas”.
Si tienes 5 min. libres que sea para trabajar con estas afirmaciones. El inconsciente trabaja en piloto automático, funciona (pero solo funciona si te lo crees de verdad)
Puedo decirte que yo he hecho este ejercicio a lo largo de toda mi vida… ¡y han acontecido verdaderos milagros!
No es por casualidad que yo esté aquí ahora escribiendo esto para ti :)
#10 Cree ciegamente en que te llegaran todas las respuestas
Ahora solo te falta tener FE. CONFIANZA en ti mismo y en que todo te llegará.
La clave está en no desanimarse mientras las señales no llegan cuando tú lo esperas.
Las señales (o las respuestas), llegan cuando el Universo así lo considera, o cuando tú has completado una serie de aprendizajes que tenías pendientes y estás listo para pasar al siguiente nivel.
Así pues, se paciente. Y vive cada uno de tus días con entrega, con pasión y con ilusión de saberte que ya estás en el camino adecuado.
Amig@, deseo de todo corazón que tengas el coraje y la determinación de salir en busca de tu propósito de vida sin dejar de posponerlo ni un solo día más.
¡Mil bendiciones, sorpresas y momentos increíbles te estan esperando!
Un fuerte abrazo de todo corazón... ¡Te quiero!
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