A veces maldecimos nuestros problemas, una vida complicada, dificultades constantes... Todos deseamos no tener problemas, ¿verdad? Añoramos el bienestar, el equilibrio, la estabilidad, la tranquilidad. Pero es gracias a los problemas que crecemos, que avanzamos, que nos superamos. Una vida sin crecimiento es aburrida. Una persona estancada necesita progresar, hacer cosas nuevas. A todos mis clientes de coaching les digo: ¿qué tal si cambias el enfoque y empiezas a ver tus problemas como oportunidades para crecer? Un problema es un reto. Un problema es un regalo. ¿Que tengo un problema nuevo? ¡Bien! Ya tengo un nuevo regalo que me da la vida. Voy a crecer gracias a este problema, voy a sacar esos recursos dormidos dentro de mí.
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