jueves, 4 de agosto de 2016

“El beneficio a cualquier precio no tiene futuro: el sistema se colapsará”

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20160805/403698952859/el-beneficio-a-cualquier-precio-no-tiene-futuro-el-sistema-se-colapsara.html 
Raphael Nagel, especialista en reestructuración y refinanciación de la deuda
Tengo 45 años. Nací en Heilbronn (Alemania) y, tras vivir en Londres unos años, vine a Barcelona. Licenciado en Económicas. Casado, 4 hijos. Liberal humanista: ese 1% de la población que se ha aprovechado de las diferentes situaciones económicas debe devolver algo. Soy judío y creyente
“El beneficio a cualquier precio no tiene futuro: el sistema se colapsará”

El bien común

Ha vivido las finanzas internacionales desde dentro, durante 17 años trabajó para varios bancos y fondos de inversión, incluido el Deutsche Bank, hasta que un infarto dio un giro a su vida. Actualmente es socio de Exante Merchant Bankers, una asesora financiera para empresarios e instituciones, y se ha propuesto explicar de manera clara qué salida hay al endeudamiento de las personas, decepcionado de la desmedida ambición de los grandes capitales que persiguen dinero sin esfuerzo y sin ética, perjudicando con su ava­ricia a la gente. Considera que la educación financiera debería formar parte del currículo escolar. Publica Turbocapitalismo: los maestros de la quiebra (Kant Ed.), que dedica a sus hijos.
Diecisiete años trabajando con bancos y fondos de inversión.
Sí, entre ellos el Deutsche Bank, y principalmente en la reestructuración empresarial y la refinanciación de deuda.
Vivió la crisis desde dentro.
Sí, durante, antes y después. Ya veíamos que algo iba mal, sobre todo en España, donde los costes de financiación eran más baratos que en Alemania.
¿Qué le llevó al infarto?
La presión laboral. Nueve días antes de cumplir los 40 años, en Berlín, y mi visión de la vida cambió.
¿Decidió tomarse un tiempo sabático?
Sí, y me instalé en España, pero aquí vi muchas instituciones y empresas fallidas y decidí asesorarlas en la reestructuración y refinanciación de la deuda.
También creó usted la fundación Help.
Mi mujer es ecuatoriana, y supe de muchas familias de emigrantes totalmente desahuciadas en las que los hombres decidían volver a sus países de origen.
Cuarenta mil ecuatorianas se quedaron con los hijos en la calle.
Sus maridos llegaron a España atraídos por el boom de la construcción y se endeudaron para comprarse el pisito. Cuando las cosas se pusieron difíciles, se volvieron a Ecuador, donde no podían reclamarles la deuda.
Pero la mujer y los niños se quedaron con el subsidio de 426 euros.
El gobierno de Ecuador consiguió eliminarles la deuda de la hipoteca, pero tenían créditos al consumo y nadie les alquilaba un piso.
Hay quien argumenta que ellos se lo buscaron.
Conocemos la falta de responsabilidad de la banca al conceder esos créditos. Y la estafa no fue solo al afectado que no podía asumir esos créditos, sino también a los accionistas del banco a los que les causaron pérdidas.
Ahora tenemos las primeras demandas por la mala gestión de esos créditos.
Todo lo que ocurrió aquí es único. El abuso de poder de la banca no se da en ningún otro país europeo y se debe a que aquí sólo hay quince entidades bancarias, y de ellas cuatro tienen una cuota de mercado de casi el 80%.
En Italia tienen 650 entidades.
Y en Alemania 1850. Es muy obvio que aquí hay demasiadas pocas fuentes de financiación, lo que atribuye a la banca un poder desproporcionado e insano para el mercado a la vez que le otorga un inadecuado poder sobre la política, porque en el fondo es la que coloca en los mercados financieros la deuda estatal.
¿Hay vida después del endeudamiento?
Hoy puedes declararte en concurso de acreedores de persona física y que el juez te libere de la deuda. Es injusto que la banca pueda perder dinero y ser rescatada, pero la deuda de la persona física sea a perpetuidad. Aquí el sistema es demasiado duro con el pequeño empresario y muy generoso con los grandes.
¿Qué propone?
Si ayudamos a las personas que han fracasado a volver a entrar en el sistema, será beneficioso para el país. Hay que liberar las deudas de Seguridad Social y Hacienda como han hecho en otros países.
Los bancos tampoco son muy flexibles.
Si permiten que las personas se recuperen, volverán a contratar créditos. Para la banca es mucho más positivo tener un cliente vivo que muerto. En Alemania los bancos buscan soluciones productivas a los créditos impagados, en lugar de vender la deuda a fondos buitre, porque existe la competencia, pero como aquí el mercado se lo reparten cuatro...
¿Hemos llevado el capitalismo al ex­tremo?
El beneficio a cualquier precio no tiene futuro, este sistema se va a colapsar. Actualmente a nivel mundial tenemos diez veces más deuda que patrimonio. En los años setenta se elimina el patrón oro, y desde entonces la banca crea dinero de la nada, la economía se ha desmadrado. El dinero debe tener un contravalor.
¿Cómo acabar con la deuda de los países?
En algún momento llegaremos a una situación de reestructuración. Muy pocas personas se están beneficiando de manera increíble de este capitalismo tan feroz, y esto nos llevará al colapso total. Volveremos a tener un crac como el de Lehman Brothers, seguro, y de un tamaño mucho mayor.
¡...!
Los propios gobiernos han perdido la capacidad de controlar el sobreendeudamiento y la exposición al riesgo de la gran banca. El Deutsche Bank tiene una exposición de riesgo que es mucho mayor que todo el PIB europeo. Si quebrase, llevaría a Europa a un auténtico desastre, lo de Lehman Brothers sería una broma.
¿Qué le enseñó su propia historia?
Mi bisabuela perdió nueve hijos durante la Segunda Guerra Mundial. Era gente con estudios, con patrimonio, muy confiada; algunos habían sido oficiales del ejército durante la Primera Guerra Mundial, así que pensaban que la limpieza étnica a ellos no les afectaría.
¿El dinero no nos protege?
El dinero no nos hace a nosotros, sino que nosotros hacemos el dinero. Dinero y posición es algo que va y viene, lo único que nos queda es la educación. Y es necesario educar a la gente en temas económicos.

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